Revista de filosofía

Carnap: En búsqueda del lenguaje perfecto

5.28K

Resumen  

El presente trabajo pretende exponer y discutir el proyecto de construir un lenguaje perfecto por parte del positivismo de Carnap. La discusión gira en torno al concepto de verdad en la ciencia: ¿Es el método, creado por el lenguaje lógico-empírico, el único medio con el cual podemos verificar todos los enunciados que se refieren a la verdad o ésta pretensión no solo impide le experiencia total con lo real, sino que pervierte la esencia misma de la ciencia?

Palabras clave: ciencia, método, metafísica, positivismo, cientificismo, Dios.

 

Abstract

The present work intends to expose and discuss the project to build a perfect language on the part of Carnap’s positivism. The discussion revolves around the concept of truth in science: Is the method, created by the logical-empirical language, the only means by which we can verify all the statements that refer to the truth or this pretension not only prevents total experience with the real, but perverts the very essence of science?

Keywords: science, method, metaphysics, positivism, scientism, God.

 

Ciencia y positivismo científico: dos discursos que se han confundido

Debemos diferenciar entre el concepto original de ciencia y el de la nueva ciencia que está dominada bajo el positivismo. Originalmente la ciencia era entender los elementos que configuraban la naturaleza humana, del cosmos y del todo, o como diría Voegelin, el estudio de la realidad o la búsqueda de la verdad respecto de la naturaleza de las distintas regiones de la existencia.[1] No se limitaba a un discurso univocista, sino que permitía que lo real se manifestara a la razón humana. La razón humana y su lenguaje se subordinaban a lo que experimentaba en la realidad.

El positivismo o cientificismo se manifiesta de otra manera. No busca que el lenguaje se adapta a lo real y lo racional, sino que lo real y lo racional se adapten al lenguaje. El lenguaje con el que se desenvuelve el positivismo científico es el lógico-empírico, porque este lenguaje permite tener un dominio sobre lo real. Podemos tener certeza de lo que se verifica bajo el método de la ciencia positiva, y desecha todo lo que no pueda ser verificado por ella. Es univocista.

Se hace esta especificación para entender la problemática de éste ensayo: el mito del lenguaje univocista del positivismo científico como fundamento de lo racional y lo real. Entendido la diferencia entre el concepto original de ciencia y la ciencia del positivismo lógico, podemos iniciar la discusión en torno al proyecto de la sintaxis lógica del lenguaje propuesta por Carnap. Mi tesis consiste en que, bajo el lenguaje del positivismo lógico, la ciencia pierde su esencia.

RUDOLF CARNAP

 

El sueño de la construcción lógica del mundo

La sociedad de Ernst Mach fue fundada en 1928 en una época donde el conocimiento científico comenzó a tener un auge entre las comunidades intelectuales. Esta sociedad se inclinaba por las ideas ilustradas y el cientificismo. No eran una comunidad que se dedicaba solamente al ocio intelectual, sino que tenía una misión que buscaría llevar a la práctica en la sociedad. Los filósofos, científicos y pensadores que formaban parte del círculo de Ernst Mach tenían la intención de promover los avances científicos entre la sociedad europea para mejorar la capacidad crítica e intelectual entre sus ciudadanos, y así acabar con la ignorancia y la superstición que acongojaban al hombre europeo. Los integrantes de esta sociedad se hacían llamar: positivistas-lógicos.

Para los filósofos “lógico-positivistas”, el problema de que los hombres hayan perdido el tiempo con pseudo-discusiones se debía a que el lenguaje natural carecía de una estructura lógica pertinente que evitara la superstición.[2] Carnap, uno de los máximos representantes de la sociedad de Ernst March y del Círculo de Viena, llevaría a cabo la misión de construir un lenguaje perfecto y univoco, que no permitiera la realización de pseudo-problemas. El proyecto de la sociedad de Ernst Mach era crear un lenguaje totalmente racional para llevarlo al pueblo, y pudiese ser libre de la superstición.[3] Los pseudo-problemas, para los positivistas-lógicos, son aquellos que propone la metafísica.

El proyecto del lenguaje perfecto tenía como fin erradicar toda posibilidad de formular preguntas metafísicas, para que la búsqueda del conocimiento avanzara seguro en conceptos verificados por la experiencia empírica. El lenguaje lógicamente articulado tiende a hacerse univoco, no permite que los discursos que pretenden dar conocimientos verdaderos sin que puedan ser verificados empíricamente sean tomados enserio para un valor de verdad. Sin embargo, Carnap no va a rechazar los discursos que llama “irracionales” (como el arte, la metafísica, la religión, etcétera), simplemente busca quitarles el valor de veracidad en sus discursos, pues los conceptos metafísicos no pueden ser verificados empíricamente. Los discursos irracionales se deben limitar a ser “formas de vida” que no pretendan tener valor de verdad. La tesis de Carnap se puede resumir en lo siguiente: Si la sintaxis gramática tuviera una exacta correspondencia con la sintaxis lógica no podría formarse pseudo-proposiciones.

ERNST MARCH

 

La metafísica de la certeza

Para lograr el proyecto de la racionalidad del discurso científico, el lenguaje de la ciencia debe reducirse a la experiencia empírica y al lenguaje lógico-matemático. El fin del lenguaje empírico-lógico de Carnap es el de hacer una “purificación” del discurso científico, es decir, que los discursos “irracionales” no se mezclen con el discurso “racional” de la ciencia. La metafísica, la teología y otros discursos que pretendan tener un valor de verdad, pero no puedan ser verificados por el método del discurso lógico-empírico de las ciencias positivas, no deben tenerse ni como verdaderas ni falsas y, por lo tanto, quedan fuera de poder tener el valor de verdad o falsedad.[4] El lenguaje científico tendrá dos medios por el cual purificarse de los pseudo-problemas: la filosofía, que para Carnap es entendida como análisis lógico del discurso y la verificación empírica del discurso. Ahora bien, ¿cómo se verifica un discurso o una proposición, según Carnap? y ¿en qué consiste el análisis lógico de la filosofía a los discursos?

Para Carnap hay dos formas de verificación: la directa o la indirecta. La directa consiste en enunciados que se pueden verificar en el momento en que se proponen, por ejemplo, el decir que “observo un auto rojo”, ese enunciado se puede verificar en el momento. La segunda forma consiste en la verificación a partir de enunciados deducidos junto con enunciados ya verificados.[5] Por ejemplo, “Esta llave está hecha de hierro” y E2: “si un objeto de hierro es colocado cerca de un imán, es atraído”, E3: “este objeto es un imán”, entonces con el siguiente enunciado experimental E4: “la llave es colocada cerca de la barra” tendremos la predicción E5: “la llave será atraída por el imán”. Por lo tanto si E5 se da, entonces E1 ha sido comprobado.[6]

Bajo estas dos formas de verificación se dice si el enunciado tiene sentido de verdad o falsedad. Si no se tiene alguno de estos dos modos de verificación, el enunciado no tiene sentido de veracidad, por lo cual no tiene sentido y, por ende, no puede entrar en el discurso científico racional. En tanto a la filosofía, el análisis lógico de la proposición, “[…] consiste en el análisis de todo conocimiento, de toda aseveración de la ciencia o de la vida cotidiana, a efecto de clarificar el sentido de tal aseveración y las conexiones entre ellas”.[7]

El análisis lógico tiene dos aplicaciones: una positiva y otra negativa. La positiva analiza las proposiciones actuales (verificación directa) y a los enunciados ya comprobados (verificación indirecta). Mientras que la negativa analiza los enunciados que refieren a entes más allá de la realidad material, por lo cual es la que usa la metafísica.[8] Con estos principios de veracidad del enunciado, Carnap aísla a la metafísica del discurso científico. Debido a que con la definición de Carnap de verificación y sentido de la proposición, la metafísica no puede afirmar la veracidad o la falsedad de un enunciado. Las preguntas de la metafísica no son más que enunciados que no refieren a una realidad o un problema empíricamente comprobable, por lo que hablar de Dios, del alma, del Ser, de la Nada, del Uno, etcétera, son proposiciones que carecen de sentido.[9] Por lo que el lenguaje de la ciencia tiene que purificarse de estas proposiciones que no puede verificar bajo su método empírico.

El segundo problema de las palabras que usa la metafísica es su uso impreciso. La palabra Dios, por ejemplo, tiene un distinto sentido en occidente, que en oriente. Su concepto rebasa toda posibilidad de un análisis tanto lógico, como empírico. Por lo que no tiene sentido plantear el problema de Dios u otros conceptos metafísicos en el lenguaje de la ciencia.[10] El lenguaje científico se torna ahora muy reduccionista, pero más preciso en cuanto a verificar proposiciones. Sin embargo, rechazar a la metafísica del discurso científico no anula a la metafísica, ya que incluso el método científico-positivista se torna un nuevo fundamento “metafísico”.

Carnap ha elaborado una “metafísica de la certeza”. Teniéndolo que admitir, su método como base de lo real y racional no dista mucho de la forma en que procede el realista, o del idealista, del fenomenólogo, etcétera, en tanto que presupone algo sin poder demostrarlo su concepción empíricamente. Incluso, llega a aceptar esta semejanza con los metafísicos clásicos en su obra La construcción lógica del mundo.[11] Carnap cree que el método empírico matemático es la única forma de referir perfectamente a la realidad. La realidad queda captada perfectamente con el lenguaje de las ciencias positivas.

Los problemas metafísicos, por no poder ser verificados bajo los principios del método positivo, quedan fuera del discurso racional y se limitan a ser expresiones emocionales que no dan conocimiento alguno. El método ha controlado lo que se puede decir y aprender de la realidad bajo la sintaxis lógica de la intersubjetividad humana. El método racional nos ayuda a tener el control de la realidad. El método es el fundamento metafísico de lo real, lo que no apruebe las exigencias del método, deja de ser un conocimiento racional e incluso es eliminado del lenguaje.

 

Infertilidad intelectual del positivismo: un entendimiento castrado por el método

Pretender decir que por ser una metafísica se refuta todo el método de Carnap es un error. No podemos negar sus alcances, como el prevenir aceptar como verdad algo que no podamos estar seguros de su existencia. Los conceptos de la metafísica, su lenguaje, puede llevar a errores para comprender el mundo, inclusive ha llevado a la humanidad a conflictos violentos por conceptos vacíos y carentes de sentido de verificación. Librar al hombre de la superstición era el fin social que se proponía Carnap al armar su lenguaje con sintaxis lógica. Sin embargo, el proyecto tiene un grave problema. El gran error es partir que el método constituye el criterio de verdad en la ciencia llevando a la ciencia a la “univocidad metódica”.

Beuchot, subraya que el positivismo lógico de Carnap y los otros miembros de la sociedad de Ernst Mach, buscó el “ideal de pureza epistemológica, ya que se buscaba, mediante la lógica y la matemática, el método perfecto, la mejor interpretación de la realidad. Pero no convivía con otras, tenía que ser única […] El univocismo, según puede verse (en los positivistas lógicos), alcanzaba grados muy altos, con la pretensión de un lenguaje lógico perfecto y una ciencia unificada”.[12]

MAURICIO BEUCHOT

 

La univocidad del lenguaje lógico de Carnap ocasiona que el método sea lo que determine qué es racional o irracional, impidiendo la manifestación del ser múltiples maneras. Los resultados de este desarrollo se encuentran hoy frente a nosotros en la forma de la ideología positivista, que sigue impregnando fuerte en lo que consideramos racional o no. Por el lenguaje de sintaxis lógica que se ha buscado imponer, el lenguaje científico se ha reducido solamente a la matematización de los fenómenos naturales, siendo un lenguaje al cual deben conformarse todas las otras ciencias y disciplinas para poder entrar en ser catalogada como racional.

El método también cae en el error al creer que todas las áreas del ser son accesibles a los métodos de las ciencias de los fenómenos empíricos; y que toda realidad que no es accesible a las ciencias de los fenómenos es o irrelevante o, en la forma más radical del dogma, ilusionaría. El dogma impide que la estructura lógica del lenguaje científico-positivo se abra a problematizar cuestiones que la totalidad de lo real exige a la razón humana. La ciencia, bajo el lenguaje lógico-empírico de Carnap.

Negar la racionalidad a la metafísica por no sujetarse a las exigencias del método es un dogmatismo irracional. El lenguaje metafísico es racional en tanto que estudian un aspecto de la realidad que se manifiesta en la razón y existencia humana. El lenguaje univocista del positivismo lógico se torna ideología, pues cancela lo que no puede captar bajo su método. Por lo que el positivismo lógico termina por hacer infecundo el entendimiento humano, pues su lenguaje no permite que las diversas manifestaciones de lo real, como lo que va más allá de los fenómenos, sea tomado en cuenta para los problemas del lenguaje “racional”. El método positivista, su lenguaje, destruyen a la misma ciencia. Eric Voegelin también apunta al mismo error de los positivistas cuando señala que el método no puede ser el criterio de verdad:

La subordinación de la relevancia teórica al método pervierte el que es por principio el sentido de la ciencia. La perversión estará presente cualquiera sea el método que se elija modelo. De ahí que el principio deba distinguirse cuidadosamente de su manifestación especial. Sin esa distinción, es muy difícil que puedan entenderse la naturaleza y el alcance del fenómeno histórico del positivismo; y es probable que, al no hacerse la distinción, el estudio adecuado de esa importante etapa de la historia intelectual occidental siga siendo sólo una expresión de deseos. […] una transferencia, en el sentido estricto del término, de métodos de la física matemática a las ciencias sociales es algo que no se intentó prácticamente nunca por la buena razón de que el intento estaría destinado al fracaso. La idea de hallar una ‘ley’ de los fenómenos sociales que correspondiera de forma funcional a la ley de la gravedad de la física newtoniana nunca fue más allá del plano de conversaciones audaces en la era napoleónica. Para la época de Comte, la idea ya se había reducido a la ‘ley’ de las tres fases, a saber, una especulación falaz sobre el sentido de la historia que se interpretaba como el descubrimiento de una ley empírica.[13]

Esto quiere decir que, si alguien subordina el principio de la ciencia de ser la búsqueda de la verdad y realidad a los requisitos a priori del método positivo, el resultado es la perversión del significado de la ciencia. El lenguaje de los positivistas, como el de Carnap, destruye a la ciencia misma. Si uno opera sobre la base de las dos suposiciones positivistas y erige un método particular, cualquiera que sea, como criterio de la ciencia, entonces, es destruido el significado de la ciencia.

 

Bibliografía

  1. Beuchot, Mauricio, Perfiles esenciales de la hermenéutica, FCE., D.F., México, 2013.
  2. Carnap, Rudolf, “De Dios y el alma. Pseudopreguntas en metafísica y teología” en Signos filosóficos, año/vol. VI, número 11, suplemento, Universidad Autónoma de Iztapalapa, D.F., México, pp. 147-161.
  3. _____________, Filosofía y Sintaxis Lógica, UNAM, D.F., México, 1963.
  4. _____________, La construcción lógica del mundo, UNAM, D.F., México, 1988.
  5. _____________, La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje, FCE, D.F., México, 1993.
  6. Voegelin, Eric, Nueva ciencia de la política, Editorial Katz, Buenos Aires, Argentina, 2014.

 

Notas

[1] Voegelin, Eric, Nueva ciencia de la política, ed. cit., p. 27.
[2] Carnap, Rudolf, La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje, ed. cit., p. 7.
[3] Idem.
[4] Carnap, Rudolf, La construcción lógica del mundo, ed. cit., p. 388.
[5] Carnap, Rudolf, Filosofía y Sintaxis Lógica, ed. cit., p. 7.
[6] Ibid., p. 8.
[7] Idem.
[8] Idem.
[9] Carnap, Rudolf, “De Dios y el alma. Pseudo-preguntas” en Metafísica y teología, Signos filosóficos, ed. cit., p. 151.
[10] Ibid., p. 152.
[11] Ibid., p. 401.
[12] Beuchot, Mauricio, Perfiles esenciales de la hermenéutica, ed. cit., p. 23.
[13] Idem.