Revista de filosofía

La pandemia tiene una estructura de ficción

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Coronavirus y Amorrorismo

FOTOGRAFIA TOMADA POR FLOR HERNANDEZ

 

Resumen

Antes de la irrupción que hace el coronavirus en la vida, se vivía en apariencia del buen vivir: en la promesa de transformación y reducción de las desigualdades, dando prioridad a los pobres, a un desarrollo de leyes y justicia que reduzcan la corrupción y violencia contra las niñas y mujeres. El coronavirus —sars cov 2— a visibilizar todas las realidades socioeconómicas que rayan en la vulnerabilidad, la pobreza e injusticias laborales. ¿Qué es lo que pone sobre la escena de vida el covid-19?

Palabras clave: covid-19, horrorismo, verdad, deshumanización, violencia contra las mujeres, comunialidad.

 

Abstract

Before the emergence of the coronavirus into life, it was lived in the appearance of good living, in the promise of transformation and reduction of inequalities. Prioritizing the poor, to a development of laws and justice that reduce corruption and violence against girls and women.   The coronavirus sars cov 2 came to make visible all socioeconomic realities that border on vulnerability, poverty and injustices. What does covid-19 put on the scene of life?

Keywords: covid-19, horror, truth, dehumanization, violence against women, community.

 

En pleno festejo de año 2020, la vida tomó un giro en silencio. De la cercanía que la fiesta requiere, pasamos al distanciamiento y encierro para tratar de salvar la vida. El covid-19 irrumpe en nuestra cotidianidad violentamente y muestra desigualdades, racismo, exclusión y deshumanización.

El virus, con una estructura de ficción, llegó a ser comprendido como una nueva tecnología de poder de las economías o una biopolítica de control poblacional. Como una nueva bomba biológica, una invención discursiva de información para crear terror o un estado de excepción. Incluso, una excepción por el virus. (Zizek, Agamben, Esposito, Nancy, 2020).

El coronavirus (sars cov 2) ha mostrado ser más fuerte que las potencias económicas, que su neoliberalismo, su postcapitalismo y globalización. Muestra la debilidad de industrias, tecnologías y ciencias. Visibiliza quién tiene el verdadero poder global-mundial, sin distinción de raza, género, edad y preferencia sexual.

Aunque cruel, vino a evidenciar desigualdades sociales, económicas, educativas, culturales y la violencia sistémica-estructurante contra las mujeres; también pobreza, en la mayoría de la población; carencias de infraestructura, sanidad y recursos humanos en los servicios de salud. Visibiliza el racismo, la xenofobia, la exclusión y la miseria salarial, la falta de solidaridad de empresas y sectores laborales para con sus trabajadores.

Muestra a un sistema educativo carente de modelo pedagógico flexible, transformador, innovador, integral y con facultad de brindar calidad para todas y todos los sujetos educativos. Un modelo carente de reales plataformas educativas y recursos tecnológicos para todo nivel en el siglo XXI y, desde luego, para todas las poblaciones. Con todo lo anterior, también exhibe la carente formación docente, preparada para responder a problemáticas que se presentan violentamente como es el caso de la pandemia. Desde luego, es innegable la carencia de formación en las y los estudiantes de educación a distancia, que demanda otra lógica de enseñanza y aprendizaje.

Por si fuera poco, visibiliza sociedades y poblaciones deshumanizadas, violentas, racistas, insensibles ante las muertes, el enfermo, la insensibilidad y falta de responsabilidad, tanto de gobiernos como de ciudadanos. Vemos ficción que muestran complejas verdades en rubros socioculturales, gubernamentales, económicos, políticos, derechos humanos, educación y de subjetividad.   Ficción que muestra decadencia, injusticias, violencias, racismo.

El covid-19 (sars cov 2) es virus causante de una infección respiratoria potencial, llevando al enfermo a la muerte. Es virus nuevo. No hay vacuna, ni medicamento específico para controlar con rapidez la enfermedad que, además, es altamente contagiosa. Es como ese actual “amor” que afecta al cuerpo, a la palabra, al tiempo y les mata lentamente. Un “amor” primer virus del siglo XXI que asfixia a sujetos en el exceso de su mercado y en la decadencia de lazos amorosos. El covid-19 asfixiará de pobreza a casi dos millones de personas.

 

Virus AMOrrorismo

El coronavirus, en tanto pandemia, despierta a la agresión, xenofobia, deshumanización, la amenaza y la crueldad. “Todas-todos somos víctimas del covid-19”, una consigna que podría hacer una comprensión sobre un nadie se salva; y, que podría hacer un lazo social, queda desdibujado. La esperanza al parecer también agoniza.

Un nuevo amo se nos presenta a flor de piel: el horrorismo. Ser nombrado sitúa dos cuestiones: primero, como una diferencia a términos políticos que insisten en adoptar la violencia exclusivamente a lo bélico y al terror; en lo social como una falta de valores y derechos. Segundo, enfatiza los sujetos violentados y la vulnerabilidad de condición humana. Así pues, el horrorismo es no tener escrúpulos para la condición humana, para el semejante, para el extraño, para el que enferma, para el que sufre, para el que vive en situaciones de extrema pobreza y, por tanto, está expuesto a la miseria. No hay escrúpulos para quienes cuidan de sujetos que viven estas situaciones. La deshumanización es el efecto de ese horrorismo “[…] y lo que se pone en juego es la condición humana misma en cuanto encarnada en la singularidad de los cuerpos vulnerables […]”.[1]

Chinos golpeados en Inglaterra; en Ecuador cuerpos arrojados en las calles. México, enfermeras bañadas con cloro… Gobiernos que emiten a la población un complot conservador-neoliberal, como en México. En Brasil, es una gripita. En muchos lugares abandono de posibles sujetos contagiados y también de enfermos. Persiste la negación de atender y trasladar a los enfermos hacia hospitales, a falta de un previo proyecto institucional sobre cuidados en tiempos de pandemia. Han surgido grupos de comunidades amenazantes con quemar el hospital si internan pacientes con coronavirus; vecinos pateando puertas de quienes se hallan en sus casas pasando la cuarentena. Con esta crisis, hombres golpeando a mujeres en le hogar y dañando emocionalmente a las hijas e hijos. Parece todo un cuento de Quiroga, donde la ficción muestra realidad. La pandemia, el animal que está en el “lujoso” almohadón y en la vida común, tiene estructura de ficción-verdad que muestra el horrorismo deambulando a sus anchas. El amorrorismo es entonces un afecto de racismo, xenofobia, exclusión, humillación, indiferencia ante la vida y ante la muerte de las y los otros.

 

La verdad tiene una estructura de ficción

Lacan, en la clase del 26 de Febrero de 1969, señaló que la ficción recubre la verdad, porque es donde se produce la palabra “la verdad tiene estructura de ficción”. En la ficción se acomodan todas las imágenes del mundo, las textualidades, los hechos cotidianos, las bromas, las aseveraciones. Se acomodan las diversidades y adversidades de las relaciones sociales, económicas, políticas, educativas y culturales. Las verdades están aquí, en el más acá; esto lleva a la problematización de la ética y el cuidado. Para Lacan el problema de la ética se plantea desde la verdad-ficción. Lacan, siguiendo a Freud y al principio del placer, determina que el descubrimiento de Freud es que la alucinación posibilita el principio de placer. En este acontecimiento teórico de las histéricas, lo que se pone en juego es el asunto de la verdad.

Febrero y Marzo de 2020, México ha experimentado meses violentos en su historia, violencia contra niñas y mujeres; violencia generada por el narcotráfico y guerras por las plazas. Una red de violencia que estructura inconscientemente a las poblaciones. Hace una marca simbólica porque resultan ser significantes las palabras-imagen, tejiendo cruces en la red simbólica-imaginaria-real, tanto del campo subjetivo como del macrosocio-cultural.   De esto que la violencia deje su lugar a una actividad de horrorismo,

Luego entonces, el horrorismo, como un significante en los campos sociocultural y subjetivo, se muestra como si fuese una ficción. En este tiempo la pandemia muestra esa ficción puesta en escena de lo sociocultural, tanto de las grandes ciudades, como de las poblaciones marginadas o semimodernas. Los demonios subjetivos hablan. “[…]En cada uno de los cruces se inscribe una palabra, la palabra que designa tal recuerdo, tal palabra, articulada como respuesta, tal palabra que fija relaciones, tal palabra sorprendente, que marca, engramatizando, si me permiten decirlo así, el síntoma”.[2]

El amorrorismo es el síntoma de la crisis mundial, en la que el covid-19 (sars cov 2) nos enreda para quitarle el velo al sistema-mundo-capitalista con el que se cubría y, tristemente, quitar la máscara a los conjuntos y sujetos mostrando el principio del placer en acto: destrucción, racismo, crueldad.

Nos muestra el “propio” goce del sujeto, que se articula al goce del Capitalismo y Postcapitalismo. Al parecer, el capitalismo está en crisis. Se creía que iba a caer; sin embargo, todo apunta a que la lucha por el mercado, plazas y dominio será más fuerte. Se manifiesta desigualdad entre mujeres y hombres, entre ciudades y pueblos, entre sectores sociales. Serán más las poblaciones de pobreza. Se desarrollarán nuevas formas de financiamiento para la educación y para el consumo. Las territorialidades estarán mayormente controladas y sometidas al sistema-mundo-capitalista de mercado. ¿Por qué? El síntoma de crisis mundial comprueba que hizo bien su trabajo en los sujetos sociales: inyectó el amorrorismo.

Todo apunta que la pandemia no fue del covid-19 (sars cov 2) sino del amorrorismo. Una vuelta del reverso será necesaria. El amorrorismo es la verdad que alguien sabía se necesitaba para mostrar el horrorismo del goce de la humanidad: la deshumanidad. Una humanidad que está muy distante a comprender-se en la sumisión del goce del capitalismo y postcapitalismo; por tanto, a renunciar a ese goce, porque es lo único que le hace imaginar que tiene el poder, el control, la potencia. Por eso asesina, agrede, amenaza.

Como dijo Lacan, si algo se quiere aprehender, habrá que atravesar toda la estupidez que nos han inyectado. Aprehender es saber. Lo que falta era la verdad en su función radical.   Solo así se podrá recrear la comunialidad y darle lugar a la Ley del amor y del lazo social.

… Al menos esto nos permita estar advertidos.

 

Bibliografía

  1. Cavarero, Adriana, Horrorismo Nombrando la violencia contemporánea, Anthropos-UAM, México, 2009.
  2. Lacan, Jacques, “De un Otro al otro”, Seminario 16, 1968-1969, Paidós, Buenos Aires, 2008.

 

Notas

[1] Cavarero, Horrorismo Nombrando la violencia contemporánea, ed. cit., p, 25.
[2] Lacan, “De otro al otro”, Seminario 16, 1968-1969, ed. cit., p. 180.