COLLAGE “OGNAS DREMA” POR KAMILA DUARTE, FLICKR: KAMILA2ARTE
Resumen:
El texto es una reflexión sobre la situación pandémica originada por el Covid-19. Primero se analizan las reflexiones de Agamben, Zizek y Butler y se intenta dar una crítica de sus posturas. En dicho análisis se hacen consideraciones en torno a la crisis económica y la crisis del sistema de salud. En segundo lugar, se plantea una reflexión sobre el papel del ámbito virtual (internet y redes sociales) en medio de la situación pandémica. Ahí se revisan tres consideraciones: el impacto psicológico en los usuarios por la abundancia de información, la posibilidad del control político a través de los dispositivos móviles y el problema de la educación online. Finalmente, se hace una reflexión sobre un posible papel de la filosofía ante la situación pandémica.
Palabras clave: Covid-19, reflexión filosófica, crisis, virtualidad, control, serenidad.
Abstract:
The following text reflects on the pandemic situation caused by Covid-19. First it analyses the thoughts of Agamben, Zizek and Butler and it tries to criticize their philosophical postures. In this analysis, we take in account the considerations about the economical and health crisis. In second place, it reflects on the role of digital environment (internet and social media) during the pandemic situation. We take in account three considerations: the psychological impact of overwhelming information on users, the possibility of political control over citizens by mobile devices and the problem of online education. Finally, we reflect on the possible role that philosophy can do during the pandemic situation.
Keywords: Covid-19, philosophical reflection, crisis, virtuality, control, serenity.
I. La irrupción del virus y la premura por buscar sentido
Desde finales del mes de febrero de 2020, hasta lo que va del mes de abril, diversas voces filosóficas se han pronunciado en relación con la situación pandémica producida por el Covid-19. Es llamativo el hecho de que, si bien el virus hizo su aparición hacia finales del 2019, no fue sino hasta prácticamente finales del segundo mes del año 2020 que la reflexión filosófica comenzó a pensar en torno a la irrupción de dicha entidad microscópica. Este dato, en apariencia anodino, en realidad pretende expresar un hecho incontrovertible: la presencia del Covid-19 devino situación crítica de escala global, ante la cual, el pensar ha quedado impelido a procurar el encuentro de un mínimo de sentido.
Por tal motivo, mucho se ha escrito sobre cómo la presencia de este nuevo virus ha alterado la cotidianidad de millones de personas; no sólo de cuantos —lamentablemente— han sido contagiados al punto de encontrarse en estado crítico o de haber fallecido, sino también de aquellos que, por intentar detener la propagación del virus, han tenido que modificar sus hábitos diarios. La ruptura de la cotidianidad ha impactado fuertemente en mucha gente (principalmente en el estado de ánimo y en el plano económico) y, naturalmente, ello ha incrementado el sentimiento de temor ante el hecho de encontrarse en lo que Josu Landa ha denominado estado de peste.[1]
Durante los primeros dos meses del presente año, la propagación del virus fue notoria a través de Estados asiáticos y europeos. Esto orilló a asumir medidas de urgentes de contención y, por lo mismo, a emprender acciones de control social como los confinamientos para disminuir la transmisión del virus. Sin embargo, ello suscitó la suspicacia de algunos pensadores ante las acciones políticas de los Estados. El más destacado de los escépticos fue el pensador italiano Giorgio Agamben, quien consideró que las medidas adoptadas en su país eran excesivas y que, en realidad, lo que se procuraba era el establecimiento de lo que ha denominado estado de excepción. Una característica de dicho estado —y que Agamben señalaba para fundamentar su crítica— es el hecho de que se coartan las libertades de los ciudadanos, logrando con ello un control total por parte del Estado.[2]
Desafortunadamente, el diagnóstico del pensador italiano se vio rebasado por la evidencia de los hechos. Ya en la propia Italia, días después del parecer del filósofo, la situación se tornó imposible: la cifra de contagiados aumentaba y, lamentablemente, la insuficiencia de la atención médica era cada vez más notoria. La epidemia dejó de ser una invención de un ejercicio político para dar paso a la presencia de una fuerza que mostraba los límites de la organización política. La furia del virus comenzó a ostentar la fragilidad de la condición social en la que habitan millones de personas y, por lo tanto, que el Estado no tiene los elementos para realizar un control total.
A nivel global, ningún país se encuentra a la altura suficiente para hacer frente a un número exponencialmente veloz de infectados por el Covid-19. Lo cual demuestra, además, que los Estados se han construido bajo el supuesto de que una enfermedad masiva sólo es pensable en historias ficticias. Sin embargo, el nuevo Coronavirus ha mostrado lo contrario: la vulnerabilidad es un hecho ineludible que, por si fuera poco, no sólo erosiona la salud física de los individuos, sino también la vitalidad de las múltiples dinámicas sociales que soportan a los Estados. Se ha hecho palpable, por ejemplo, que la economía se encuentra en crisis a lo largo y ancho del planeta, por la presencia del virus. La pandemia, por lo tanto, no sólo permite ver la fragilidad de la condición humana en el plano de la salud, sino también la fragilidad de los grandes sistemas económicos de las sociedades contemporáneas. Por ello, la crisis no se puede reducir ni limitar a la cuestión sanitaria, sino que exige comprender y pensar a fondo sobre la situación económica que, invariablemente, ya repercute en millones de personas ahora mismo. Sobre la cuestión económica (o político-económica) algunos pensadores como Slavoj Zyzek, han planteado que la situación pandémica constituye una suerte de golpe letal al capitalismo. De manera que la pandemia puede ser el punto, a partir del cual, podría imaginarse un nuevo sistema comunista, es decir, una forma de organización política, social y económica, que no se base en la competencia ni en el libre mercado, sino en una organización más cooperativa.[3] El optimismo de esta idea, sin embargo, se encuentra lejos de las posibilidades reales de millones de individuos. Aunque sea deseable la instauración de un sistema menos competitivo, no debe perderse de vista que los grandes poderes políticos del planeta (China, la Unión Europea, Estados Unidos) han comenzado a recurrir al Fondo Monetario Internacional con el fin de establecer estrategias que permitan una reactivación económica tras la situación pandémica. Sin embargo, con el avance de los meses, se ha podido observar que la actual pandemia es, en definitiva, difícilmente controlable y, por lo mismo, la atrofia económica se encuentra en aumento. Todo lo cual deja en claro que, de hecho, no se está pensando en abandonar el sistema capitalista, sino que los Estados se encuentran ideando estrategias que les permitan reactivar sus dinámicas económicas, reduciendo en lo posible el tremendo impacto que ello representa ya para los individuos.
COLLAGE “FRATMA 73”, POR KAMILA DUARTE, FLICKR KAMILA2ARTE
Las noticias que se tienen actualmente sobre la crisis económica global apuntan, pues, a la intención de las grandes empresas y de los Estados de reorganizar el modelo económico imperante, no sólo en términos ideológicos, sino en sus efectos concretos: los individuos difícilmente estarían dispuestos a perder sus propias posesiones y sus ingresos dependientes del mercado. En este sentido, no es una cuestión sólo de voluntad lo que haría viable la renuncia al sistema capitalista a partir de esta situación pandémica, sino que se requeriría de nuevas formas políticas de organización y de nuevas estructuras que, de facto, deberían estarse configurando. No obstante, todo indica lo contrario. Al parecer, los Estados y los grandes capitales no piensan modificar el sistema económico, sino procurar reforzarlo para sortear la crisis que se está viviendo. Así, el pronóstico de Zizek, desafortunadamente, no parece viable, al menos, en lo inmediato.
La crisis económica impacta directamente en todos los sectores de la sociedad. Pero, sin duda, el sector que se ve más afectado por la situación económica es el de la salud. En el contexto de los Estados Unidos —hoy, lamentablemente, la nación más afectada por el Covid-19—, Judith Butler ha enfocado su análisis en las evidentes desigualdades económicas que el sistema capitalista ha generado en dicho país. En efecto, la filósofa señala que la desigualdad se hace patente en el hecho de que no todos los ciudadanos norteamericanos pueden contar con un acceso a los servicios de salud. Esta lamentable realidad, por desgracia, no es exclusiva de la circunstancia estadounidense. Si bien el virus no discrimina e infecta a cualquier humano por igual, las posibilidades de atención médica sí son discriminatorias por el contexto socioeconómico en el que se encuentren los individuos.[4] De manera que la crisis económica incrementa las desigualdades sociales, al punto de condenar a los que poseen menos recursos a una mayor dificultad —si no imposibilidad— de tener acceso a servicios médicos de calidad en caso de ser víctimas del virus. Además, los sectores con mayores necesidades económicas, también son los más vulnerables al contagio, pues no es factible para ellos la posibilidad de dejar de salir a laborar.
La reflexión de Butler enfatiza el hecho de que es en esta terrible situación pandémica donde las naciones abiertamente neoliberales muestran los límites de sus ambiciones: la producción de riqueza, claramente, no logra llegar a todos los estratos de la sociedad y, por lo mismo, no se puede tener acceso a los servicios elementales. Esta revelación, desde luego, no es novedad. Pero se torna urgencia y apremiante angustia cuando, ante la vulnerabilidad que ocasiona la presencia de una enfermedad como la ocasionada por el Covid-19, se hace patente la imposibilidad de garantizarse los medios para preservar la salud y la vida.
El actual gobierno estadounidense es el reflejo más claro de las ambiciones económicas y los límites efectivos del sistema capitalista. En este sentido, la ingenuidad de que mediante negociaciones comerciales es factible obtener ventajas para controlar los efectos de la infección que ha sometido a miles de ciudadanos norteamericanos es escandalosa. Para ejemplificar esto basta con recordar que, en medio de la terrible crisis y del creciente número de muertos por el contagio, Trump intentó privatizar los resultados de las pruebas de una posible vacuna que se llevan a cabo en Alemania, mediante la compañía CureVac. Asimismo, el presidente norteamericano ha optado por dejar de financiar a la OMS, bajo el argumento de que dicho organismo no ha asesorado de modo riguroso a su país, como lo hizo —según el mandatario— con el gobierno chino. Trump es la personificación de los límites del capitalismo, donde se hace patente que los recursos económicos, no sólo son insuficientes, sino que son estériles ante la presencia del virus.
La reflexión de Butler, pues, es una de las más atinadas ante la situación pandémica por la que se está atravesando. Es claro que, no sólo en los Estados Unidos, sino prácticamente en todos los rincones del mundo, la atención hacia la salud pública ha sido dejada de lado. Los recursos son, sencillamente, insuficientes y, por lo mismo, la pandemia no cede en su propagación ni es posible controlarla y atender masivamente a cuantos han sido infectados. Será necesario, dada esta experiencia, reconocer que los sistemas de salud pública deben ser prioritarios en los hechos, no sólo en las palabras, de los políticos. Y, sin duda, la vigilancia al respecto debería ser un imperativo ético de las sociedades a partir de este fenómeno mundial.
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II. La virtualidad en medio de la pandemia
Una de las peculiaridades de la actual situación pandémica es la presencia de la virtualidad. El uso de la web y, concretamente, de las redes social ha permitido, pese a los confinamientos que se han implementado en prácticamente todas las urbes del planeta, que los individuos se encuentren vinculados. Acaso este fenómeno sea novedoso respecto a pandemias por las que ha atravesado la humanidad en el pasado; pero no sólo por la posibilidad de que los usuarios logren establecer contacto entre sí, sino que también por el hecho de poder contar con información actualizada constantemente, en tiempo real, sobre la expansión misma del virus. En este sentido, la presencia de la virtualidad ha permitido llevar el seguimiento de los efectos que el Covid-19 ha tenido sobre el planeta entero. Sin embargo, existen por lo menos tres modos en los que la virtualidad se ha hecho presente en medio de la situación pandémica.
- En primer lugar, el poder de las redes sociales ha permitido observar, por un lado, los efectos ocasionados por el paso del virus a lo largo del planeta. Con base en ello, se ha podido ver, no sólo el comportamiento de la pandemia, sino también la capacidad de reacción ante la misma que tienen los diferentes países. Pero, por otro lado, la proliferación de información en torno al Covid-19 ha saturado de manera abrumadora el flujo de las redes sociales y, por supuesto, ha dado lugar a la proliferación de información equivocada sobre la situación. Tal tsunami informático ocasiona sensaciones de continua alerta y, por lo mismo, repercute directamente en el ánimo de los usuarios de la web. De manera que, si bien es verdad que la presencia de las redes sociales ha contribuido enormemente a que los individuos se encuentren informados sobre la situación, también ha propiciado que miles de personas se encuentren desconcertadas y temerosas, incrementando con ello el miedo asociado a la propagación del virus.
La sobreabundancia de información en torno a la situación pandémica que circula por las redes sociales también ha permitido el desafortunado auge de las llamadas fake news. Desde luego, la presencia de información errónea o deliberadamente falsa en las redes no es una novedad, pero, en el marco de la pandemia, tales informaciones no sólo confunden, sino que infunden temores extremos que pueden derivar en prácticas perjudiciales para todos. Ejemplo de lo anterior lo han sido las compras de pánico que impiden acceder a productos básicos a personas con pocos recursos o la compra y consumo de medicamentos que, promovidos por supuestos estudios, se jacten de ser efectivos contra el Covid-19.[5] Es claro, por lo anterior, que la presencia de las redes sociales, al tiempo que logran vincular a los usuarios entre sí para sortear los efectos de los confinamientos, también han sido el detonante de una creciente ansiedad entre los cibernautas.[6]
Pese a este doble efecto de las redes sociales —i. e. ser vinculante a la vez que detonantes de la ansiedad por el mare magnum de información—, lo cierto es que han sido decisivas en el despliegue de la pandemia misma. Las redes han dado cuenta de cómo aparece el virus, lo cual ha hecho que varios sectores de las sociedades procuren atender las disposiciones de confinamiento. Pero, por otro lado, también han sido contempladas, por parte de los Estados, como un recurso para contener la propagación del virus. Este aspecto abre la siguiente consideración.
- Más allá del impacto de la información en los usuarios de las redes sociales sobre el comportamiento del virus, hay otra arista a considerar sobre el plano de la virtualidad en esta situación pandémica. El pasado 10 de abril se dio a conocer la noticia de que las empresas Apple y Google se aliarían para desarrollar una app para todos los usuarios de algún Smartphone o Tablet, con el fin de lograr un mayor control de la propagación del virus.[7] El funcionamiento de dicha aplicación no se ha dado a conocer con detalle, pero, en lo general, se indica que operará mediante dos códigos, uno que será enviado por el usuario a través de su dispositivo donde reporte su localización y, por supuesto, la cercanía con otros usuarios. El otro código será una respuesta que recibirán los usuarios en sus móviles, donde se indique si se han encontrado con alguien infectado o no y, de ser el primer caso, se les indicará que debe permanecer en su hogar y se le irá dando seguimiento a su caso, a través de su dispositivo móvil.
El anuncio que han hecho Google y Apple, no sólo promueve la creación de una aplicación útil para la pandemia, sino que abre la posibilidad de un control prácticamente personalizado y total por parte de dichas empresas en coalición con los Estados. En principio, la iniciativa está motivada por la convicción de que es urgente comprender en amplitud y profundidad, la propagación del Covid-19 dentro de la población. Por tal razón, la medida parece pertinente y, para algunos, incluso deseable. Además, esta estrategia ha sido implementada por algunas regiones de China, Corea del sur y Japón. Sobre esto ha escrito recientemente el pensador Byung-Chul Han, destacando que el control de los gobiernos asiáticos ha sido clave para el manejo y control de la epidemia.[8]
La posibilidad de que haya un control total de vigilancia virtual es algo sumamente cuestionable. El propio Han ha reconocido que, por lo menos en Europa, una medida como la asumida por los orientales no tiene una aceptación total. Cabe afirmar que, en rigor, no parece haber dicha aceptación en otras regiones del mundo, como en América. Sin embargo, en una situación tan excepcional como la que se está viviendo, motivados por el temor a que continúe la propagación, los propios usuarios pueden llegar a considerar como un acierto el hecho de que todos los individuos sean controlados mediante sus dispositivos móviles. Si bien es cierto que varios recursos de la web son muy útiles para dar seguimiento al desarrollo de la pandemia, también es verdad que no es deseable, sin más, que haya una intromisión total en la dinámica de los individuos, como parte de una estrategia estatal. Por tanto, habrá que seguir atentos al curso de las estrategias de control virtual, pues ello podría afincarse y mantenerse más allá de la situación pandémica.
COLLAGE “SOLO EL CIRCULO SALVA” POR KAMILA DUARTE FLIRCK KAMILA2ARTE
- Una última consideración en torno a la presencia de la virtualidad en la situación pandémica es la que concierne al ámbito educativo. Evidentemente, la implementación de los confinamientos en prácticamente todas las urbes del mundo ha orillado a los sectores educativos a transitar de los modelos presenciales de enseñanza a modelos de educación en línea.[9] Lo anterior ha hecho evidente las profundas desigualdades entre los países y las regiones del mundo que han invertido pocos recursos para generar una infraestructura sólida en lo que a educación en línea respecta. Aunado a ello, también se ha destacado el problema de que, en muchas naciones con profundas desigualdades socioeconómicas (el caso mexicano es un ejemplo de esto), un número considerable de niños y jóvenes no pueden acceder a una educación en línea. Estas cuestiones, por supuesto, repercuten en la posibilidad de que los niños y jóvenes puedan acceder a propuestas educativas vía internet, pero asimismo dejan ver que la situación pandémica hace manifiesto las limitaciones reales de los sistemas educativos de muchos Estados. De modo que, claramente, los sectores de salud y educación —que debieran ser pilares en la organización política— se muestran insuficientes y poco preparados para una situación de crisis como la actual.
Volviendo a la cuestión educativa en específico es importante considerar otro reto por el que se está atravesando: la emergencia (o urgencia) de asumir el paradigma de la educación en línea. La educación a través de internet no es algo nuevo. Es más, conforme los recursos de la web se han ampliado y mejorado, muchos docentes de todo el mundo han sabido aprovecharlos para enriquecer con contenidos educativos al ciberespacio. Sin embargo, la gran mayoría de recursos de la educación en línea parte de un supuesto fundamental: el estudiante, del nivel que sea, está motivado a aprender a través de los recursos de internet. En cierto sentido, la educación en línea es muy semejante a los procesos de educación autodidacta. Pero, debido a la situación pandémica, estudiantes y docentes se han visto en la necesidad de navegar a través del océano infinito de la web, lo cual ha exigido repensar, con apremio, sobre los mecanismos adecuados para lograr una educación significativa a través de la virtualidad.
De manera que la situación pandémica afecta el ámbito educativo mundial, al menos en dos sentidos: por un lado, debido a que no en todos lados se cuenta con los recursos ni con la infraestructura necesaria para poder lograr que todos los estudiantes puedan transitar al mundo digital. Por otro lado, muchos docentes no cuentan con la preparación suficiente para poder modificar sus estrategias de enseñanza al ámbito virtual y, por lo mismo, se ven rebasados por la urgencia de resolver ese reto en lo inmediato, al tiempo que van aprendiendo cómo aprovechar los recursos que la web les proporciona. La situación impone, entonces, la necesidad de pensar a fondo el sentido de la educación ante esta situación pandémica, pues aunque se tiene la esperanza de que, eventualmente, será posible volver a las aulas, el comportamiento del virus no permite asumir la idea de que se trata de algo pasajero. No es posible, por tanto, dejar de profundizar en los modos necesarios para que la educación pueda ejercerse adecuadamente a través de la web.
III. Apertura a la incertidumbre del porvenir
Hay voces que consideran que, tras la pandemia, podría abrirse la oportunidad de que se configuren unas sociedades mejores que las que se han tenido hasta ahora. Hay quienes, por el contrario, consideran que las circunstancias posteriores a la situación pandémica no mejorarán y que, incluso, podrían ser peores que antes de la misma. Acaso lo más sensato, frente a estas dos posturas, sea la asunción de que es imposible pronosticar cuál será el futuro de las sociedades en un hipotético momento posterior al Covid-19. Quizá sea mejor, desde el pensar filosófico, asumir el modo en que se encuentra aconteciendo el mundo. El hecho es que toda la humanidad se halla enfrentando a un virus que no se detiene y que afecta, no sólo la salud, sino la economía y la educación de mujeres, hombres, niñas y niños.
En un texto conjunto, las filósofas Rosaura Martínez y María Antonia González Valerio han afirmado, atinadamente, que un deber de los filósofos contemporáneos es el de pensar con humildad, reconociendo los propios límites y la complejidad y amplitud de la situación por la que se está atravesando.[10] Para pensar esta situación pandémica es menester aproximarse a múltiples áreas del saber, como el trabajo de científicos y médicos, así como el de ciencias sociales. La pluralidad es la clave para procurar una comprensión suficiente del virus, así como de las problemáticas a las que, de hecho, ya se tiene que hacer frente por la situación pandémica que se está atravesando.
Por ello es que las pretensiones de una visión general e individual de ciertos filósofos no logran dar una justa dimensión de las circunstancias por las que se está pasando. Acaso, la filosofía se encuentra comprendiendo la situación y, por lo mismo, es menester que se halle continuamente en diálogo y aprendizaje con otros saberes. Hoy, con urgencia, le es más importante a la filosofía escuchar que decir, pues si sus palabras descuidan la pluralidad de aproximaciones sobre el fenómeno, muy probablemente serán poco atinadas. Desde luego, escuchar no implica no decir nada. Se trata, más bien, del intento por no apresurarse en la expresión y procurar, con ello, mostrar templanza en medio de la tormenta. La consecución de la serenidad —cosa difícil— es, acaso, una contribución fundamental del quehacer filosófico en estos tiempos tan convulsos.
Será fundamental, para seguir pensando sobre lo que acontece, mantenerse abierto a los sucesos, procurar el cuidado de uno mismo y promover el cuidado de los demás. También será conveniente la estimulación al diálogo y, sobretodo, el acompañamiento a todos cuantos sea posible. Será la unidad, en la medida de lo posible, lo que permita resistir el embate de la situación pandémica.
Bibliografía
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- Agamben, Giorgio. “La invención de una epidemia” en Página 12, 5 de marzo de 2020. Disponible en línea en: https://www.pagina12.com.ar/250990-la-invencion-de-una-epidemia.
- Butler, Judith. “Capitalism has its limits” en Versobooks.com, publicado el 30 de marzo de 2020. Disponible en línea en: https://www.versobooks.com/blogs/4603-capitalism-has-its-limits.
- Butler, Judith. “El capitalismo tiene sus límites” en org, publicado el 4 de abril de 2020. Disponible en línea en: https://www.lahaine.org/mundo.php/el-capitalismo-tiene-sus-limites.
- Cahún, Antonio. “Coronavirus se cura con medicamentos hechos en México”: la cadena de Whatsapp que es tan falsa como peligrosa” en Xataca México, publicado el 4 de marzo de 2020. Disponible en línea en: https://www.xataka.com.mx/medicina-y-salud/coronavirus-se-cura-medicamentos-hechos-mexico-cadena-whatsapp-que-falsa-como-peligrosa
- Han, Byung Chul. “La emergencia viral y el mundo del mañana” en El País, publicado el 22 de marzo de 2020. Disponible en línea en: https://elpais.com/tecnologia/2020-04-10/apple-y-google-se-alian-para-crear-un-sistema-de-rastreo-del-coronavirus-que-no-necesite-descargar-una-app.html?fbclid=IwAR07GN75KXgDhhVglhmxvFGaa9y_QaymlVdSKji_wRXAUlg-dDs0twkjdAw
- https://www.filco.es/covid-19-critica-en-tiempos-enfermos/?fbclid=IwAR1CHXCNivQh-5u8S6qrkSUutBCCQLEoyYCQAQZNCDovFceeW57RMRd-icI
- Landa, Josu. “Estado de peste” en El Economista, publicado el 25 de marzo de 2020. Disponible en línea en: https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Estado-de-peste-20200325-0087.html
- Martínez Ruiz, Rosaura y González Valerio, Ma. Antonia. “Covid-19: crítica en tiempos enfermos” en Filosofía & Co., publicado el 13 de abril de 2020. Disponible en línea en:
- Pérez Colomé, Jordi. “Apple y Google se alían para facilitar que las apps para rastrear el coronavirus estén en todos los móviles” en El País, publicado el 10 de abril de 2020. Disponible en línea en: https://elpais.com/tecnologia/2020-04-10/apple-y-google-se-alian-para-crear-un-sistema-de-rastreo-del-coronavirus-que-no-necesite-descargar-una-app.html?fbclid=IwAR07GN75KXgDhhVglhmxvFGaa9y_QaymlVdSKji_wRXAUlg-dDs0twkjdAw
- Redacción de Educaweb. “Propuesta de la UNESCO para garantizar la educación online durante la pandemia” en com, publicado el 1 de abril de 2020. Disponible en línea en: https://www.educaweb.com/noticia/2020/04/01/propuestas-unesco-garantizar-educacion-online-pandemia-19132/
- Sánchez, J. M. “La primera pandemia de la era virtual: cómo ayudan las redes sociales en la crisis del coronavirus” en ABC, publicado el 16 de marzo de 2020. Disponible en línea en: https://www.abc.es/tecnologia/redes/abci-primera-pandemia-virtual-como-ayudan-redes-sociales-crisis-coronavirus-202003140218_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F.
- Zizek, Slavoj. “Coronavirus is ‘Kill Bill’-esque blow to capitalism and could lead to reinvention of communism” en Russia Today, publicado el 27 de febrero de 2020. Disponible en línea en: https://www.rt.com/op-ed/481831-coronavirus-kill-bill-capitalism-communism/
Notas
[1] Véase Josu Landa. “Estado de peste” en https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Estado-de-peste-20200325-0087.html. Consultado en línea el 26 de marzo de 2020.
[2] Véase Giorgio Agamben “L’invenzione di un’epidemia” en: https://www.quodlibet.it/giorgio-agamben-l-invenzione-di-un-epidemia. Consultado en línea el 14 de abril de 2020.
Traducción al español en: https://www.pagina12.com.ar/250990-la-invencion-de-una-epidemia. Consultado en línea el 14 de abril de 2020.
[3] Cf. Slavoj Zizek. “Coronavirus is ‘Kill Bill’-esque blow to capitalism and could lead to reinvention of communism” en: https://www.rt.com/op-ed/481831-coronavirus-kill-bill-capitalism-communism/. Consultado en línea el 10 de abril de 2020.
[4] Cf. Judith Butler. “Capitalism has its limits” en: https://www.versobooks.com/blogs/4603-capitalism-has-its-limits. Consultado en línea el 6 de abril de 2020. Se puede consultar la versión en español en https://www.lahaine.org/mundo.php/el-capitalismo-tiene-sus-limites
[5] Una noticia que ilustra lo anterior se puede encontrar en https://www.xataka.com.mx/medicina-y-salud/coronavirus-se-cura-medicamentos-hechos-mexico-cadena-whatsapp-que-falsa-como-peligrosa. Consultado en línea el 15 de marzo de 2020.
[6] Sin embargo, las principales redes sociales que emplean millones de usuarios en el mundo, Facebook y Twitter, han generado filtros en sus motores de búsqueda de información. Al respecto, véase J. M. Sánchez, “La primera pandemia de la era virtual: cómo ayudan las redes sociales en la crisis del coronavirus” en https://www.abc.es/tecnologia/redes/abci-primera-pandemia-virtual-como-ayudan-redes-sociales-crisis-coronavirus-202003140218_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F. Consultado en línea el 16 de abril de 2020.
[7] Cf. Jordi Pérez Colomé. “Apple y Google se alían para facilitar que las apps para rastrear el coronavirus estén en todos los móviles” en: https://elpais.com/tecnologia/2020-04-10/apple-y-google-se-alian-para-crear-un-sistema-de-rastreo-del-coronavirus-que-no-necesite-descargar-una-app.html?fbclid=IwAR07GN75KXgDhhVglhmxvFGaa9y_QaymlVdSKji_wRXAUlg-dDs0twkjdAw. Consultado en línea el 16 de abril de 2020.
[8] Byung-Chul Han, “La emergencia viral y el mundo del mañana” en: https://elpais.com/ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chul-han-el-filosofo-surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html?fbclid=IwAR1DzjovbihXHUF81F36dHq_FneMkBZR_17Rci1mjnc_uNK7Pi_dIVjQC5w. Consultado en línea el 28 de marzo de 2020.
[9] La UNESCO indica que, aproximadamente, 1,500 millones de niños y jóvenes han tenido que dejar de asistir a las aulas a causa del Covid-19. Para mayor información, se puede consultar el siguiente enlace: https://www.educaweb.com/noticia/2020/04/01/propuestas-unesco-garantizar-educacion-online-pandemia-19132/. Consultado en línea el 15 de abril de 2020.
[10]Cf. María Antonia González Valerio y Rosaura Martínez, “Covid-19: crítica en tiempos enfermos” en:
https://www.filco.es/covid-19-critica-en-tiempos-enfermos/?fbclid=IwAR1CHXCNivQh-5u8S6qrkSUutBCCQLEoyYCQAQZNCDovFceeW57RMRd-icI. Consultado en línea el 16 de abril de 2020.