Resumen
El exilio argentino en México, durante los años 70 y 80 del siglo XX, se enfrentó a la difícil tarea de revisar su pasado reciente para comprender lo que muchos de sus integrantes consideraban una derrota generacional. En esta tarea, resultó imprescindible el trabajo de Sergio Bufano en la revista “Controversia”, pues indaga los orígenes de las formaciones guerrilleras, desde los sesentas hasta el golpe de Estado de 1976, además aborda el cambio de percepción que se dio en la sociedad argentina respecto al uso de la violencia armada como una vía legítima para la toma del poder. Este análisis fue un esfuerzo de reflexión con miras al futuro y uno de los primeros intentos por hacer una historia de la violencia guerrillera en Argentina.
Palabras clave: exilio, Argentina, violencia armada, guerrilla, revista, Controversia.
Abstract
The Argentine exile in Mexico, during the 70s and 80s of the 20th century, faced the difficult task of reviewing its recent past to understand what many of its members considered a generational defeat. In this task, the work of Sergio Bufano in “Controversia” magazine was essential, since it investigates the origins of the guerrilla formations, from the sixties until the coup d’état of 1976, and also deals with the change of perception that occurred in Argentine society regarding to the use of armed violence as a legitimate way to take power. This analysis was an effort of reflection with a view to the future and one of the first attempts to make a history of guerrilla violence in Argentina.
Keywords: exile, Argentina, armed violence, guerrilla, magazine, Controversia.
La presencia del exilio argentino en el ámbito editorial mexicano fue muy importante durante los años 70 y 80 del siglo pasado. Baste destacar el papel de Jorge Tula en la editorial Siglo XXI, tanto de Argentina como de su homóloga en nuestro país, o la labor de Jorge Luis Bernetti en El Universal y las columnas de Mempo Giardinelli en el Excélsior, el diario Unomásuno y en las revistas Expansión, Forum, Revista de América e incluso en Playboy México. Esto sólo por mencionar a tres de los participantes de la revista que nos ocupa en este trabajo: Controversia, para el examen de la realidad argentina.
La prensa, y en general el mundo cultural, fue un bastión muy importante para los exiliados, pues cualquier oportunidad de injerencia en los medios era también una oportunidad de denunciar la creciente escalada de violencia que causó el éxodo del pueblo argentino desde principios de 1974. Al no poder hacer política directamente en su país, la labor más apremiante era la denuncia internacional: decir desde afuera lo que no podían decir los de adentro.
El papel que desempeñaron las revistas durante el exilio fue fundamental, pues cumplían la función de mantener cohesionadas a las distintas corrientes políticas que llegaron a México, de entre ellas las más numerosas fueron el movimiento obrero peronista y los grupos guerrilleros Montoneros y Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Por medio de publicaciones periódicas, difundieron las líneas de acción y la tendencia ideológica a seguir, además de fungir como medidores políticos de lo que ocurría dentro de Argentina (la guerrilla daba a conocer sus acciones armadas, mientras que el peronismo obrero informaba sobre el avance o retroceso en materia de derechos laborales).
Así, las dos principales revistas de las milicias guerrilleras fueron: Evita Montonera y El combatiente (ERP). Mientras que entre las publicaciones peronistas encontramos Convocatoria, perteneciente al movimiento sindical peronista, Volveremos, Mensaje Peronista y Revolución Peronista, todas ellas con algunas variantes ideológicas. Por otro lado, las únicas dos revistas que estrictamente no formaron parte de una de las líneas ideológicas obreras o guerrilleras fueron La República y Controversia, siendo esta última la que agrupó a un mayor número de escritores de diversas vertientes políticas y en la que se reformularon muchas de las teorías que hasta entonces habían sido parte de la vanguardia argentina.
Controversia fue editada en México entre octubre de 1979 y agosto de 1981, por lo que podemos ubicarla históricamente después de la primera huelga general argentina hecha en dictadura (abril de 1979) y antes de la Guerra de las Malvinas (abril de 1982), dos sucesos fundamentales para el posterior derrumbe del gobierno militar. Mientras tanto, en México, José López Portillo ocupaba la presidencia y pronunciaba su célebre frase “defenderé el peso como un perro” frente a otro derrumbe inminente, esta vez el de la economía mexicana.
La revista surge por iniciativa de Miguel Ángel Piccato, quien curiosamente, tras conjuntar al consejo editorial decide no participar en el proyecto. Por ello, Jorge Tula asume la dirección a partir del segundo número y hasta el último. El consejo finalmente queda integrado por: José Aricó, Sergio Bufano, Nicolás Casullo, Sergio Caletti, Juan Carlos Portantiero y Héctor Schmucler, entre otros. La gran mayoría de ellos adscritos a la Comisión Argentina de Solidaridad (CAS), uno de los dos organismos exiliares más importantes de la época, pero no por ello puede considerarse a Controversia una publicación de la CAS, pues la comisión tenía su propio boletín interno.
Controversia contó con trece números, aunque curiosamente el último de ellos se imprimió con el número catorce en portada, lo cual ha dado pie a distintas interpretaciones. Una de ellas considera que se trató de una grave errata editorial, mientras que otra sostiene que se evitó imprimir el número trece, a manera de cábala, para alejar a la mala suerte. Sea como fuere, esta cifra quedó signada en la revista: catorce números que en realidad son trece.
Su periodicidad nunca fue del todo clara, pues en ocasiones se publicaba de forma mensual, otras veces bimestral e inclusive trimestralmente con algunos números dobles y/o algún suplemento. Es el caso de los números 2-3 editados conjuntamente en diciembre de 1979 o los números 9-10 que salieron en diciembre de 1980 y 11-12 en abril de 1981.
Entre sus colaboradores habituales podemos mencionar a Emilio de Ípola, Oscar del Barco, Alcira Argumedo, Ernesto López, Jorge Luis Bernetti y Mempo Giardinelli, además de los ya mencionados integrantes del consejo editorial. Y entre los colaboradores eventuales encontramos a Julio Cortázar, Ángel Rama, David Viñas, Aldo Ferrer y Roberto Fontanarrosa, este último como caricaturista.
En líneas generales, el objetivo de la revista iba encaminado a reflexionar sobre las causas que llevaron a la izquierda argentina a perder la lucha frente al Estado y a denunciar tanto el encarcelamiento, como el asesinato de miles de compañeros (nótese que no hacemos uso del concepto de “desaparecidos”, pues era una categoría que recién se estaba discutiendo a principios de los 80). Acerca de Controversia, Magali Chiocchetti nos dice lo siguiente: “llevaron a cabo una revisión de su pasado intelectual en pleno exilio con el objeto de abordar un presente signado por la violencia del gobierno autoritario y a partir de allí, construir un proyecto futuro focalizado, en términos generales, en la revalorización de la democracia”.[1] Mientras que Verónica Gago resume el quehacer de la revista en tres puntos principales: “Primero: la declaración y evaluación colectiva de la derrota de la década del 70, que implica la crítica sobre sus métodos, premisas y formas organizativas. Segundo: la teorización y verificación práctica del exilio como condición de excepcionalidad para el pensamiento y la práctica política. Tercero: la revalorización de la democracia y la reelaboración del socialismo a partir de los puntos anteriores”.[2]
Sus páginas están permeadas por una voluntad de repensar las doctrinas políticas, principalmente el marxismo y el peronismo, y las estrategias revolucionarias elegidas para la toma del poder. Por esto es que Controversia ha sido conocida como “la revista de la derrota”, pues los exiliados que participaron en ella asumían cabalmente las consecuencias de sus errores y consideraban que, antes de volver a su patria, a participar nuevamente de la vida cultural, social y política, necesitaban superar dichas fallas. El examen de conciencia derivado de esta voluntad reformista resultar ser crudo y riguroso. Como podemos constatarlo en el editorial del primer número:
Muchos de nosotros pensamos, y lo decimos, que sufrimos una derrota atroz. Derrota que no sólo es consecuencia de la superioridad del enemigo sino de nuestra incapacidad para valorarlo, de la sobrevaloración de nuestras fuerzas, de nuestra manera de entender el país, de nuestra concepción de la política. Y es posible pensar que la recomposición de esas fuerzas por ahora derrotadas será tarea imposible si pretendemos seguir transitando el camino de siempre […] Es difícil, lo repetimos. Pero es posible. Es posible iniciar una controversia lúcida, serena, fraternal.[3]
Desde este primer número se muestra una voluntad clara por superar los errores. No es una revista que se quede en el mero ejercicio de enumeración de las fallas, sin embargo, para ello consideran imprescindible ir al origen de su historia como generación y como protagonista de la política nacional.
El artículo de Sergio Bufano titulado “La violencia en Argentina: 1969-1976” no puede entenderse sin este contexto de publicación en el que un grupo de exiliados en México hurga en su pasado para comprender el presente que afrontan lejos de su país y visualizan los posibles causes políticos a futuro. Es así como Bufano una de las primeras historias contemporáneas de la violencia guerrillera en Argentina, la cual va desde el momento en que los grupos de izquierda optan por la violencia armada como forma de injerencia política, a principios de los años 60, hasta el momento en que el golpe militar corta este proceso.
El texto de Bufano fue publicado en dos entregas, la primera en el número 1 de Controversia, de octubre de 1979, y su continuación en el número doble siguiente, No. 2-3 de diciembre del mismo año. El autor define el objetivo general de su trabajo de la siguiente manera: “lo que nos interesa es determinar la propia dimensión que adquirió la lucha armada organizada como propuesta política para la sociedad civil, la corrección o incorrección de su praxis, la influencia efectiva que alcanzó sobre las masas y las posibles causas de la derrota”.[4] Tanto el fragmento citado del editorial como este último confluyen en el intento por comprender el porqué de lo que consideran una derrota generacional.
A pesar de que Bufano plantea una periodicidad concreta para hablar de la violencia en Argentina, 1969-1976, la cual abarca desde el Cordobazo hasta el inicio de la dictadura, en la primera entrega se enfoca en recuperar el contexto previo marcado por la influencia de la Revolución Cubana y la implementación de las teorías foquistas, todo lo cual trajo consigo las primeras intentonas armadas en Tucumán y Taco Ralo durante la primera mitad de los años 60, las cuales fueron disueltas fácilmente, tan sólo con la participación de la gendarmería local. A propósito de estos primeros combates el autor señala: “[…] el tránsito hacia la revolución no pasa por el voluntarismo heroico de un grupo de militantes”,[5] haciendo notar que era necesaria una preparación mayor en el ámbito militar y político.
Lo importante en esta primera etapa es el cambio en la concepción del uso legítimo de la violencia por parte de la población, la cual hasta antes de los años 60 parecía reservada única y exclusivamente al Estado. A partir de aquí, algunos grupos subversivos empiezan a utilizarla como estrategia revolucionaria en contra del gobierno. Así es como surge una clara división entre la violencia de masas, la cual nacía espontáneamente sin un plan determinado, y la violencia organizada, que suponía un entrenamiento previo y una estrategia rigurosa, como bien lo señalara Carl Von Clausewitz: “La improvisación en la guerra es la muerte”.[6]
Bufano explica que la base social de los primeros cuadros guerrilleros estaba integrada por jóvenes universitarios quienes habían crecido en medio de la violencia militar, marcada por el golpe de Estado al presidente Perón en 1955, y con una educación permeada por el marxismo y las teorías de liberación nacional. Sin embargo, a finales de la década de los 60, esta base guerrillera ya ha adquirido un bagaje político importante y una experiencia que los hace lanzarse a la acción para comprobar en la práctica sus propias teorías de lucha, como sujetos históricos capaces de modificar su entorno político y social. De esta manera decidieron pasar a la acción militar y dejar la abstracción teórica.
En la segunda entrega del texto, diciembre de 1979, el autor aborda la etapa más feroz de la lucha revolucionaria, la cual va de 1969 a 1976. Sin embargo, ésta iniciaría con acciones como la repartición de comida y leche en las villas más pobres, además de algunos asaltos a bancos y a políticos, evitando a toda costa el enfrentamiento cuerpo a cuerpo que pudiera terminar en derramamiento de sangre. El propósito de dichas operaciones sin muertes era buscar la simpatía del pueblo, habituar a la gente a una violencia cotidiana y lograr la identificación con una idea de justicia social impartida por la guerrilla. Baste mencionar un artículo de la revista Evita Montonera en el cual se habla de la recuperación del cuerpo de Eva Perón, éste finaliza con la frase: “Una vez más, MONTONEROS CUMPLE”.[7] En otras palabras, se buscaba redimir al pueblo sin sangre, siendo más inteligentes que sus contrincantes y burlando la autoridad a fin de conseguir adeptos.
Estas tácticas dan resultado y poco a poco diversos grupos revolucionarios empiezan a adoptar prácticas militares con el fin de crear una coyuntura que les permitiera entrar en el juego político: “La violencia, que históricamente aparece como el recurso natural de resolución de las diferencias de clases, comienza a integrarse como una metodología más en las luchas populares”.[8]
Sin embargo, uno de los fines principales de la estrategia insurgente era lograr integrar a los dirigentes sindicales como parte de la lucha armada para conseguir el apoyo del proletariado. Esto nunca se logró del todo, pues los obreros llegaron a aceptar la ayuda de grupos armados en la toma de fábricas, pero no se unieron a los cuadros milicianos. Además, con el tiempo empezó a ser evidente que las reparticiones de alimentos en las villas miseria tampoco conseguían una renovación de las bases guerrilleras, las cuales se iban debilitando a medida que los enfrentamientos con el gobierno y los grupos parapoliciales empezaron a ser más sangrientos.
Así, el surgimiento de la Alianza Anticomunista Argentina, en 1973, principal órgano parapolicial represor de la época, hace que la lucha armada pierda fuerza. Los asesinatos y encarcelamientos se incrementaron, al mismo tiempo que se volvió evidente la incapacidad de los grupos revolucionarios de interpretar el nuevo contexto político tras la vuelta de Perón a la Argentina. Para Bufano, la profesionalización de las milicias populares trajo consigo la producción de hombres y mujeres con poca capacidad de reflexión, lo cual: “se tradujo en un empobrecimiento teórico y político de los cuadros formados en la década anterior”.[9]
Ya en 1976, esta carencia se ha vuelto evidente. A pesar de que la lucha armada había sufrido un deterioro innegable, las cúpulas de los movimientos guerrilleros mantenían una actitud triunfalista. Una vez que se lleva a cabo el golpe militar de marzo del 76, los revolucionarios llaman a la resistencia con la consigna “argentinos… a las armas…”, misma que hace eco en el vacío, siendo claro que la derrota tocaba a la puerta.
El análisis de Bufano llega hasta este punto, sin embargo es necesario preguntarnos ¿cuáles son las implicaciones de hacer esta historia de la violencia en medio de un contexto de exilio?, ¿por qué hacerlo, además, en una revista dirigida exclusivamente a argentinos? Como ya lo hemos venido esbozando, el objetivo principal era procurar una revisión histórica para encontrar los orígenes de las estrategias políticas que llevaron a un sector de la población argentina a la derrota en la toma del poder. Lo más llamativo es que los artículos de Bufano planteaban el uso de la violencia para lograr una revolución socialista sin resquicios democrático-burgueses y, sin embargo, el exilio argentino en México terminaría cuestionando fuertemente los planes de la contraofensiva guerrillera que impulsaron algunos dirigentes Montoneros. Así, la gran mayoría optaría por un punto medio, lo que dieron en llamar una “democracia-socialista” con fuerte participación de la población en la vida política de Argentina. Mientras “vivían” la dictadura a la distancia, la lucha dejó de ser violenta y la causa a defender fue la democracia pacífica.
El papel de Controversia en los debates del exilio fue fundamental para plantear el escenario político a futuro y cuestionar todo aquello en lo que hasta entonces se había creído, inclusive el marxismo y el peronismo, pues sirvió como un espacio de debate plural y transfronterizo en el que el exilio argentino pudo crear una comunidad de reflexión para replantearse no sólo la forma en que querían hacer política al volver a su país, sino también el modo en que habían entendido la cultura y, en general, el mundo hasta antes de su llegada a México.
Por último, podemos señalar que dada la premura con la que se llevaban a cabo las discusiones en el exilio, el formato revista, a caballo entre la prensa y el libro impreso, fue el lugar privilegiado para dejar plasmadas estas formulaciones que, en muchos sentidos, delinearon el presente y nos ayudan a comprender las principales preocupaciones durante la dictadura. Dejar de lado el uso de la violencia armada, para dar paso a una defensa férrea de la democracia no es cosa menor y para ello eran necesarias reflexiones como la aquí estudiada. En este sentido, Controversia es considerada por muchos la revista de la derrota, pero también fue un espacio fecundo para la gestación de nuevas ideas y políticas culturales, lo que la convierte en una publicación gestora del cambio, hoy en día imprescindible para el estudio de la coyuntura creada por la dictadura argentina.
Bibliografía
- Bufano, Sergio, “La violencia en Argentina: 1969-1976. (Primera parte)”, Año 1, No. 1, octubre 1979, pp. 16-17.
- _____________, “La violencia en Argentina: 1969-1976. (Segunda parte)”, Año 1, No. 2-3, diciembre 1979, pp. 10-11.
- Chiocchetti, Malagli, “Exilio, memoria e identidades políticas. La revista Controversia. Para el examen de la realidad argentina y la revalorización democrática”, publicado en Questión, Vol. 1, Núm. 27 (2010).
- Evita Montonera, “La Justicia del pueblo peronista. Aramburu x Evita”, Año 1, No 4, abril de 1975.
- Gago, Verónica, Controversia: una lengua del exilio. Buenos Aires: Biblioteca Nacional-Colección Ademanes, 2012.
- Giller, Diego Martín, “La revista de la derrota. Exilio y democracia” en Controversia (1979-1981)”, publicado en Mirador Latinoamericano, Núm. 63 (México 2016/2), pp. 37-63.
Notas
[1] Malagli Chiocchetti, “Exilio, memoria e identidades políticas. La revista Controversia. Para el examen de la realidad argentina y la revalorización democrática”, p. 2.
[2] Verónica Gago, Controversia: una lengua del exilio, p. 14.
[3] “Editorial”, Controversia, No. 1, octubre 1979.
[4] Sergio Bufano, “La violencia en Argentina: 1969-1976. (Primera parte)”, No. 1, octubre 1979, p. 16.
[5] Idem.
[6] Carl Von Clausewitz, apud Sergio Bufano, “La violencia en Argentina: 1969-1976. (Primera parte)”, No. 1, octubre 1979, p. 16.
[7] Evita Montonera, “La Justicia del pueblo peronista. Aramburu x Evita”, Año 1, No 4, abril de 1975. p. 17.
[8] Sergio Bufano, “La violencia en Argentina: 1969-1976. (Segunda parte)”, No. 2-3, diciembre 1979, p. 10.
[9] Ibidem, p. 11.