Revista de filosofía

¿Existo?

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¿Existo?

¿Quién es Jorge de la Fuente? Se pregunta él mismo. ¿Jorge Alberto de la Fuente existe? ¿Con quién está hablando doctora? Él está muerto, existió, ciertamente. Yo estoy vivo.

Estoy aquí en los mosaicos del hospital, estoy centrado, pero no sé qué capacidad tengo, no soy demente, soy ciego. Estoy en una modalidad de casa donde estoy abandonado, soy prisionero.

Estoy en el cuadro de las escrituras porque es un cuadro al que tal vez no pueda llegar.

Imagine a un chavo que atraviesa por un pasillo de libros, son esas leyes, sus libros los que lo guían, pero él nomás dice “mente”, ellos dicen es “de-mente”. Él no tiene capacidad para cuadrar con las escrituras. No sé si hay veneno o mordidas de sangre y muerte, porque se trata del castigo, del castigo original.

A mí me gustaría que usted ganara, es que yo llegué aquí y no le pago, pero aquí pagan, tienen un corazón, tienen un alma y eso es lo que me quitaron. Yo no existo, no valgo, escucho voces, pero sé que hay normalidad, que hay corazón de legalidad. Y yo aquí estoy sometido a que no tenga legalidad.

Ya me inyectaron y la verdad no sé si valgo, sé que hay un mundo celestial que no es mi mundo.

Él, Dios tiene otra cosa que se ve en las escrituras. Dios, Jesús, José. Dios es una dama, no tiene cobardía. Él puede sentirse, saber de lo que no es capaz, puede sentir y admitir que no es capaz, por eso los deja hacer aquí sus fiestas.

¿Yo quisiera qué? Andar libre afuera porque no soy celestial y no lo pido, sé quedarme callado. Ellos escribieron, rompieron, nada más. Comían si querían para ser ellos mismos y ellos mismos son, y si yo como de eso no sería lo mismo que ellos, no soy igual, no soy diversidad de beber y comer yo. Le diré la verdad, no voy a andar con rodeos, aquí no hay juramentos ni disciplina, no, hay desorden. Capto eso porque yo soy un puerco.

Yo digo palabras, yo digo juramentos obscenos, yo soy un puerco.

Esas ventajas, esas leyes surgen porque los hombres se aburren. Los hombres se aburren, por eso hacen y dicen cosas puercas. Aquí en la casa están esos hombres que en otras casas son decentes pero aquí son indecentes.

No se de dónde viene el chamuco, nomás quiere tirarse a gritar a decir que tiene algo , a creer que tiene algo, que está enfermo, Yo sé todo esto pero sé guardar silencio.

Jorge está en la sala de crónicos del hospital psiquiátrico donde varios pacientes gritan y se tiran al suelo constantemente, donde hay orgías sexuales también y donde el aparente orden, vela el desorden que él, con su ceguera y su silencio, ve y escucha.

 

Nota

[1] Conversación con Jorge de la Fuente el martes 6 de noviembre de 2012.