Revista de filosofía

La novela epistolar como repositorio de memorias lingüísticas en la (re)construcción de la identidad de una comunidad.

3.05K
La novela epistolar como repositorio de memorias lingüísticas en la (re)construcción de la identidad de una comunidad.

Un caso, la novela Oltremare de Mariangela Sedda

 

Resumen

En la configuración de los imaginarios colectivos de los pueblos, la narración de hechos masivos tiene mayor preponderancia que las representaciones de la vida cotidiana. Relatar la vida de los individuos comunes, más si pertenecen a grupos considerados marginales, encuentra pocos espacios. Dentro de éstos, en la novela epistolar, podemos revertir la perspectiva narrativa: el ámbito íntimo, individual, familiar puede quedar en primer orden. Podemos partir del acontecer personal en el relato para construir el entramado de historias que conforman la memoria de una comunidad. En este nuevo recuento, la voz de la cotidianidad se abre paso en los recuerdos, que para muchos italianos es en lengua dialectal, dando espacio a narrativas híbridas que forman parte de la historia lingüística de este pueblo. En Oltremare, el sardo, el italiano y el español se alternan, y en ocasiones se hibridan, para narrar la historia de dos hermanas que, a través de sus cartas, vencen la distancia de los mares. Así, sus cartas testimonian un pasado lingüístico que se debe conocer “para poder entender el presente y construir el futuro”[1] un futuro incluyente.

Palabras clave: memoria, identidad, reconstrucción, imaginario colectivo, dialecto, lengua.

 

Abstract

In the construction of the collective imaginaries of societies, narratives of major events in human history often take precedence over those that represent quotidian life. Spaces for telling stories about the lives of ordinary people are scarce, especially if these people belong to a marginal group. However, such narratives can be found in the epistolary novel, where we can revert the narrative perspective, giving priority to private spheres, including intimate and family environments. Thus, everyday life becomes the basis for constructing grids of stories which, as a whole, inform the memory of each community. In this reverted narrative perspective, memory gives way for the voice of everyday life through letter writing, which for many Italian people is done in their own dialect, creating a space for linguistically hybrid narratives, which make up a part of the linguistic history of these people. The story of Oltremare is told through letters written by two sisters. It is through their letter writing, which alternates between the Sardinian, Italian, and Spanish languages, or sometimes hybridizes them as well, that these two sisters are able to overcome the distance across the sea that separates them. In this manner, their letters also bear witness to a linguistic past that must be known to understand the present and construct an inclusive future.

Keywords: memory, identity, reconstruction, collective imaginary, dialect, language.

 

Antes de la oficialización del italiano como lengua nacional, la producción cultural en este territorio se hacía en la lengua de cada región, aunque la mayoría de los textos eran poéticos.[2] Actualmente, en la literatura contemporánea, la utilización de algún dialecto[3] tiene características diferentes. La inserción de voces dialectales se utiliza, en el mejor de los casos, para dar un matiz folclórico a los relatos escritos en italiano; sin importar si se utilizan sólo algunas palabras, frases o párrafos.[4] No obstante este panorama, existen nuevas vertientes narrativas, en las cuales se utilizan las lenguas de la casa, los dialectos, para hablar del amor al territorio, a la familia y a la lengua misma. En estos relatos, la lingua della mamma, persiste en la memoria de quienes escriben y tiene un lugar relevante para expresar la pertenencia e identidad a una comunidad.

Por tal relevancia, también es importante señalar otros espacios ganados para la recuperación del patrimonio lingüístico de las diversas comunidades italianas donde no se habla únicamente la lengua oficial, así como señalar las repercusiones positivas de estas narrativas en las representaciones sociales de los habitantes de la Italia insular, que son producto de las luchas que han enfrentado para romper los estereotipos que les han asignado. En consecuencia, se espera que esta suma de frentes —donde los discursos los hagan desde su perspectiva los propios protagonistas de los eventos narrados y sean también, ellos mismos, quienes establezcan las claves de significación de esos mismo hechos— permita reconfigurar el pasado para llevarlo al presente, para una discusión justa y, aún más, para cuestionar el protagonismo de los eventos bélicos en la narrativa de los pueblos contrapuesto con la marginalidad conferida a la cotidianidad de la vida que, en última estancia, es la forma en que construimos, día a día, lo que deseamos vivir.

MARIANGELA SEDDA

MARIANGELA SEDDA

Conviene también que, antes de iniciar el análisis que se propone este artículo, hable de las motivaciones que me llevaron a entrecruzar la lectura de Oltremare con los conceptos de la teoría narrativa, en los cuales el relato nos ayuda a hablar de la experiencia humana, de la realidad social y, en este caso, especialmente de la que denominamos como “nuestro pasado”. Así, al leer la historia que se cuenta de estas hermanas, donde es latente el amor que se expresan a ellas mismas y a todo lo que constituye su pueblo, no pude menos que pensar en lo que yo sabía de los sardos, de los sicilianos y de los napolitanos, particularmente, por la cantidad de textos históricos y literarios que me enseñaron a concebirlos con características diversas a las de esta novela, entonces surgió la conexión con los conceptos de tiempo humano.[5] El tiempo se vuelve “humano” cuando nosotros utilizamos formas para medirlo y hablar de él, para dimensionar nuestro acontecer y darles continuidad narrativa a nuestras experiencias de vida, individuales y colectivas. Esta sucesión de eventos y de vidas, este continuum[6] de nuestras familias, de nuestras comunidades, de cualquier grupo al que pertenezcamos, lo debemos problematizar para volverlo objeto de análisis y, entonces, actuar en consecuencia de las conclusiones a las que lleguemos. De igual forma, debemos identificar los textos que forman parte de la herencia cultural que recibimos y hacer necesaria la reflexión sobre ellos para asumir la responsabilidad de validar lo que nos enseñan y lo que debemos transmitir. Esta reflexión es, de alguna manera, una oportunidad para detener un poco esta continuidad para cuestionarla, filtrarla y, si es necesario, modificarla para reconstruir aquello que en el paso de generaciones se impuso injustamente. 

Oltremare es un texto que nos ofrece, en primera instancia, el cuestionamiento de los motivos de la utilización de varias lenguas y, paulatinamente, la reflexión de los vínculos que se generan en las comunidades con el trabajo cotidiano para cuestionar, después, el imaginario construido discursivamente del pasado de los pueblos.

 

La recuperación del patrimonio lingüístico

En los últimos decenios se han iniciado políticas de recuperación de los diferentes sistemas lingüísticos que se hablaban en las regiones que conforman el actual territorio italiano, otorgando apoyo económico a proyectos que consignen la recopilación de fábulas, canciones, dichos populares o costumbres ligadas a la geografía de cada lugar. Algunos de estos proyectos también consisten en registrar las vivencias individuales para que, al presentarlas en conjunto, cuenten la historia de una comunidad. Al respecto menciono dos casos ilustrativos: Silìcua. Àcua e terra y Noi Veneti. Viaggi nella storia e nella cultura veneta…

En ambos casos, la intención es narrar, desde la experiencia cotidiana, la vida en común de un grupo, teniendo como hilo conductor en el primero, las historias relacionadas con una de las partes más importantes de su territorio —el río Cixerri, río que atravesaba el municipio de Silicua, perteneciente a Cerdeña— y que, a su vez, era la base de su economía. Las historias hablan de las actividades de la pesca y los valores asociados a ella: bravía, habilidad, proezas, costumbres pasadas de padres a hijos y el valor sentimental de los instrumentos utilizados para ese fin. En el segundo caso, la estrategia se basa en la transmisión de fábulas, historietas y proverbios que formaban parte de la vida cotidiana de los Veneti. Ambos casos tienen objetivos comunes: “[…] el redescubrimiento de los valores y de las tradiciones que forman la identidad de un pueblo”[7] porque “[…] la salvaguardia y desarrollo del territorio propio se acompaña con la de la historia y la lengua propias”,[8] para que se logre el conocimiento del patrimonio cultural de cada región.

Hasta aquí podríamos considerar ya presentados los argumentos para la defensa y salvaguarda del pasado —representado en el conjunto de tradiciones, identificación de territorio y el uso de un sistema lingüístico— como un derecho indiscutible. Pero, de igual modo, es importante puntualizar la importancia del derecho de representarnos de forma positiva en los discursos, en los textos que hablen de nosotros mismos.

 

Las representaciones sociales que porta la memoria histórica 

Al momento de escribir nuestras vivencias personales, nos representamos en los textos como somos o pretendemos ser. Más importante aún que la descripción misma es el derecho que ejercemos al hacerlo, el derecho de crearnos discursivamente mediante los textos que escribamos. Históricamente sucede lo contrario, en relación con esto, Teun A. van Dijk establece que los discursos de las minorías las escriben quienes controlan los medios de comunicación y, por tanto, no sólo es una forma de control social, sino es aún mayor el control que adquieren de nuestra propia identidad.[9] De igual forma, van Dijk concluye que hay una “[…] preminencia de una estrategia global de autopresentación positiva por parte del grupo dominante, y de heteropresentación negativa de los grupos dominados”.[10]

La historia discursiva de los grupos considerados minoritario del sur de Italia, o de la llamada Italia insular, en este caso de la Cerdeña, se puede resumir en lo que se conoce como la questione meridionale.[11] Discursos creados para establecer la inferioridad de los llamados meridionales en contraposición con la superioridad de la gente del norte del mismo país. Ante estos discursos defendidos con argumentos científicos y antropológicos, las respuestas han sido innumerables. Entre ellas, es importante citar la que hace Napoleone Colajanni, en 1901, desde los discursos dados en la Cámara del Parlamento como en el texto intitulado Per la razza maledetta (1989), donde contraargumenta cada tesis y corriente considerada científica e irrebatible para su época, que trataba de establecer como tesis principal que la problemática social de los territorios del sur se debía a las características étnicas de los grupos que las conformaban, esto es, que el problema residía en una questione di razza.[12]

Esta defensa ha continuado desde otros ámbitos, otros grupos han buscado definir y redefinirse creando representaciones propias, como los ejemplos señalados arriba. Antropólogos, historiadores, lingüistas y literatos han recurrido a la recopilación y estudio de las costumbres, tradiciones y dialectos de las regiones del territorio italiano para presentar narrativas desde una concepción y valoración que permita la reinterpretación del pasado, que permita la autopresentación positiva de la que nos habla van Dijk.

 

Particularmente, en la literatura, la recreación del pasado también tiene que ver con lo que esperamos del futuro, como nos dice Marc Auge.[13] Pero ¿cómo puede lograr la literatura la reinterpretación del pasado sin hacer discursos políticos directos o sin consignar información con carácter de investigación histórica, sociológica o de cualquier disciplina científica o social? Esto es, reformulando la pregunta, ¿puede hacer la literatura que reinterpretemos eventos sucedidos, utilizando los recursos narrativos propios de algunos de los géneros que la componen?

 

Entender el presente y construir el futuro mediante la reconstrucción del pasado

Para contestar la pregunta anterior, sigo varios de los conceptos que Hayden White desarrolla en El contenido de la forma. El primero es considerar que la narrativa es un recurso cognitivo que nos ayuda a relatar acontecimientos, reales o ficticios, para cumplir cualquier fin que persigamos porque la naturaleza de la narración nos obliga a establecer espacios, tiempos y protagonistas de lo que se relate. Esto es, el desarrollo de los hechos no está per se separado de cualquier otro, pero al narrarlos debemos definir una cronología de los eventos que compongan el relato global, presentarlos de forma que su interrelación sea coherente. El segundo concepto retomado de White es considerar que la narrativa no es una forma discursiva neutra, sino que “[…] supone determinadas opciones ontológicas y epistemológicas con implicaciones ideológicas e incluso específicamente políticas”.[14] Pero ¿cuál es el mecanismo con el cual las implicaciones ideológicas se presentarán explícita o implícitamente? Yo considero que, en los relatos literarios, está en la valoración que se da a las acciones de los protagonistas y en la recurrencia de los eventos que se presentan. En Oltremare, los protagonistas enfrentan la pobreza con dignidad y las desgracias con entereza, realizan el trabajo con orgullo, expresan amor por la familia, extrañan el lugar donde nacieron, van a la guerra entonando cantos sardos y se les recluta especialmente por el gran valor que demuestran en el combate. Así, poco a poco conocemos el pasado de muchos sardos y construimos una imagen de ellos, la imagen que ellos construyen de sí mismos.

 

Oltremare

 

La novela cuenta la vida de dos hermanas a través de las cartas que se envían de un lado al otro del Atlántico. Una de ellas, Grazia, emigra para alcanzar a su marido y hermanos, que partieron antes que ella buscando mejores oportunidades para vivir. Antonia, se queda al lado de su madre en un pequeño pueblo del sur de Italia. En la primera misiva que escribe Grazia, le cuenta a su hermana el viaje para llegar a Argentina, con detalles acerca de los paisanos que también lo realizaron o de las añoranzas que empezaban a sentir para finalmente despedirse diciéndole que no las olvida. La otra hermana, Antonia, en su primera respuesta, le pide que sus cartas sean largas para que conozca su vida en esa nueva tierra. Así, desde mayo de 1913 hasta febrero de 1928, las cartas detallan su vida cotidiana, los nacimientos, los duelos, las festividades y la Gran Guerra que les toca vivir.

Para nosotros, la descripción de la vida cotidiana de Antonia se convierte en el recuento de usos y costumbres de un pequeño pueblo de Cerdeña. Se convierte en un repositorio de memorias de cantos sardos —la ninna nanna que le escribe a su hermana para su sobrina recién nacida o, unu mutu, la canción con la que un día alegró una jornada de trabajo o la canción de los bandidos que la madre les cantaba porque su hermana quiere que también sus hijos la conozcan—, de usanzas en la celebración de una boda sarda o de las festividades religiosas de su comunidad. Las cartas pasan de memorias a pequeños discursos sobre el amor y la dedicación al trabajo de la gente sarda, en Cerdeña y en Buenos Aires. Se convierte de igual forma en testimonios al valor de los soldados sardos en la Primera Guerra Mundial.

 

Si bien Oltramare, por su naturaleza de ficción, está exenta de considerarse un documento histórico o arqueológico, el entramado de las historias que contiene crea una representación del pueblo sardo, de una época muy específica donde el debate de las características de los meridionales daba una gran batalla para alejarse de los estereotipos que los calificaban como personas brutales, delincuentes o que preferían vivir en la pobreza por la poca estima que tenían del trabajo. Entonces, la importancia de las memorias de la vida de la gente no reside sólo en crear repositorios lingüísticos o archivos históricos con valor sentimental, sino en entender que estos mismos crean la representación social de una comunidad a través de los discursos que se escriben de ella, ya que definen los estereotipos con los cuales nos identificamos o se imponen en los imaginarios colectivos para cada nación. Por último, en Oltremare, la imbricación de las lenguas nos permite ver concretados espacios de consonancias lingüísticas que no nos atrevemos a intentar, pero que son, por supuesto, más incluyentes.

Como conclusión del análisis realizado, la novela epistolar, poniendo como punto de referencia a Oltremare, puede abrir nuevos derroteros del trabajo del crítico literario en el presente. Trabajo que, entre varias líneas de investigación, analice las representaciones individuales plasmadas en las obras literarias y lleve a reflexiones de las implicaciones ideológicas que contienen para la reconstrucción de las identidades de los pueblos, así como posibles investigaciones que contrapongan los repositorios de memorias lingüísticas y culturales que contienen los relatos literarios con los recopilados por otras disciplinas.

 

Bibliografía

  1. Augè, Marc, Las formas del olvido, Barcelona, Gedisa, 1998.
  2. Cardia, Amos y Elisa Pisanu, Silìcua. Àcua e terra, Comune di Siliqua, Cagliari, 2012.
  3. Carrera Díaz, Manuel y Giorgia Marangon, “Lengua y dialecto en la novela italiana contemporánea”, Philologia Hispalensis, No. 15 (2001), pp. 33-42.
  4. Colajanni, Napoleone, Per la razza maledetta, Roma-Palermo, Sandron, 1898.
  5. Cortelazzo, Manlio, Noi Veneti. Viaggi nella storia en ella cultura veneta…, Regione del Veneto, Cierre, 2001.
  6. Dell’Arco Mario y Pier Paolo Pasolini (eds.), Poesia dialettale del Novecento, Parma, Guanda, 1952.
  7. Gilardi, Pilar, “La reconfiguración del tiempo en la narración historiográfica según Paul Ricoeur”, Estudios de historia moderna y contemporánea de México, No. 41 (2011), pp. 103-115.
  8. Sedda, Mariangela, Oltremare,Nuoro, Il Maestrale, 2013.
  9. Van Dijk, Teun A., “El análisis crítico del discurso”, Antrophos, No. 186 (1999), pp. 23-36.
  10. White, Hayden, El contendio de la forma. Narrativa, discurso y representación histórica, Barcelona, Paidós, 1987.

 

Notas

[1] “per poter capire il presente e costruire il futuro”, en Cardia y Pisanu, Silìcua. Àcua e terra, ed. cit., p. 8. (Trad. mía).
[2] Diversas antologías, como la de Marco Dell’Arco y Pasolini, Poesia dialettale del Novecento, son representativas de la larga tradición de producción literaria dialectal de siglos pasados. En esta antología, Pasolini no sólo presenta un estudio de la poesía y las características del dialecto que utiliza cada poeta incluido en esta obra, sino también menciona las obras de F. Polvara (1944), de Gastaldi (1949) y otros autores que recopilaron poesía dialectal de las diversas regiones de Italia.
[3] Considerados ahora ya no como lenguas, sino como dialectos.
[4] En el estudio que hace Manuel Carrera Díaz y Giorgia Marangon en “Lengua y dialecto en la novela italiana contemporánea”, de treinta y tres novelas publicadas entre 1992 y 1999, se pueden seguir las secuencias lingüísticas (cantidad, colocación y frecuencia) y los dialectos utilizados en el corpus de este estudio.
[5] Concepto que fui estructurando principalmente de las lecturas de El contenido de la forma de Hyden White, de diversas lecturas sobre los conceptos del tiempo narrativo de Paul Ricoeur, principalmente, del análisis que hace Pilar Gilardi en “La reconfiguración del tiempo en la narración historiográfica según Paul Ricoeur” y de Marc Augè en Las formas del olvido.
[6] Término que acuña la antropóloga Jean Liedloff y que grosso modo lo define como la secuencia de experiencias que corresponden a las expectativas y tendencias que cada individuo o comunidad forma por las vivencias que se van acumulando y transmitiendo y en las que las del individuo no se borran al integrarse con las de la comunidad, sino se continúan en un orden esperado. Consultado en: Angelfire, “El concepto de continuum”, http://www.angelfire.com/folk/celtiberia/continuum.html, el 8 de septiembre de 2018.
[7] “la riscoperta dei valori e delle tradizioni che formano l’identità di un popolo”, en Cortelazzo, Noi Veneti. Viaggi nella storia en nella cultura veneta…, ed. cit., p. 2. (Trad. mía).
[8] “la salvaguardia e sviluppo del proprio territorio si accompagna con quella della propia storia e della propia lingua” en Cardia y Pisanu, op. cit., p. 8. (Trad. mía).
[9] Véase van Dijk, “El análisis crítico del discurso”, ed. cit., pp. 26-27.
[10] Ibidem, p. 28.
[11] Que tiene su origen en 1873, cuando comienzan a establecerse las diferencias económicas, sociales y culturales entre las regiones del sur y norte de Italia, para determinar que el retraso de la parte del sur se debe principalmente a las características “negativas” de su gente: pereza, delincuencia, entre otras.
[12] Napoleone Colajanni en Per la razza maledetta, desmantela las tesis que van desde la llamada Scuola di Antropologia sociale hasta las que se basan en el origen bíblico, que establecen que el origen de los pueblos del sur de Italia corresponde a la estirpe camítica (descendientes de Cam, hijo de Noé), para centrar que los problemas de las regiones del sur de Italia se deben a factores sociales y económicos causados por economías desiguales.
[13] Cf. Augè, Las formas del olvido, ed. cit., p. 47.
[14] White, El contenido de la forma, ed. cit., p. 11.