Resumen
La enseñanza y aprendizaje del latín en línea ha cambiado el papel del docente de lenguas clásicas, el uso del internet por parte de los estudiantes ha logrado que la información relativa a la gramática, historia o aplicación de la lengua latina a diferentes campos de estudio haya dejado de ser patrimonio de las universidades o eruditos. El objetivo del presente artículo es proponer el análisis de un nuevo tipo de estudiante (homo aemulans), algunos recursos con los que cuenta para acercarse al estudio del latín y, finalmente, reflexionar en el rol del docente de latín online.
Palabras clave: enseñanza y aprendizaje del latín, recursos tecnológicos, educación, aula virtual, latín online.
Abstract
Online teaching and learning of Latin language has changed the role of the classical languages teacher. The use of the Internet by students managed to stop the information concerning grammar, history or Latin applications to diverse fields of study from being heritage of universities and scholars only. The objective of this article is to propose the analysis of a new type of student (homo aemulans), as well as some resources available for his approach to Latin language, and finally to reflect upon the role of the online teacher of Latin language.
Keywords: online teaching and learning of Latin language, technological resources, education, virtual classroom, Latin online.
Homo aemulans
En los últimos once años hemos sido testigos de grandes cambios tecnológicos en nuestra sociedad; desde la aparición del primer iPhone hasta los escritorios digitales se nos ha bombardeado cada día con una nueva actualización y, aunque en un principio el progreso tecnológico despierta sospechas en nosotros sobre su utilidad, y lo bueno o malo que trae a la vida del hombre, como ha sido patente desde la aparición de la máquina industrial, éste ha terminado por aceptar la tecnología y adoptarla (incluso como parte de sí), los efectos o consecuencias a posteriori de un nuevo recurso tecnológico en nuestros días se mantienen en la especulación y los temores que pudiera causar en nosotros los hemos visto desaparecer al desconectarlo todo.[1]
La tecnología wifi y la posibilidad de la retransmisión (streaming) de los contenidos ha permitido un acceso a la información en tiempo real, convirtiendo las posibilidades de lo real en lo real-actual, esto quiere decir, observar un suceso del otro lado del mundo en el momento exacto en que se está llevando a cabo; asimismo, hemos ido adquiriendo la habilidad de discernir entre una noticia verdadera de una falsa por internet o aprender lo que deseemos en cualquier momento sin necesidad de tener que ir a una institución educativa.
In illo tempore, Giovanni Sartori en su homo videns comentaba que “[…] la televisión está produciendo una permutación, una metamorfosis, que revierte en la naturaleza misma del homo sapiens. La televisión no es sólo instrumento de comunicación; es también, a la vez, paideia, un instrumento «antropogenético», un medium que genera un nuevo ánthropos, un nuevo tipo de ser humano”;[2] el “video-niño” aprendía a través de la imagen de la televisión desde sus primeros años, ahora ha sido sustituido por aquel que aprende con un dispositivo inteligente conectado a internet; este nuevo “video-niño” comienza con un aprendizaje dirigido cuando el adulto le asigna un contenido predeterminado a su criterio, pero al poco tiempo aprende a buscar lo que quiere ver, por lo que la acción imitativa se refuerza de un modo sin precedentes y, de un momento a otro, puede bailar el BackPack Kid o resucitar el Gangnam Style con un disfraz.
En este contexto surge el homo aemulans[3] en el aspecto educativo, esto es, una persona que se sabe con la capacidad de aprender cualquier cosa a través de la imitación de un video, curso o plataforma y, gracias a un tiempo establecido, poder reconocer “que sabe” y además “que contiende” con cualquier otro, ya que lo asimila como su par intelectual. Lo que nos propone la palabra aemulans es singular, porque, en primer lugar, se puede decir que tiene una similitud con otras nociones verbales como “envidiar” o “competir”; también, aemulans se entiende como el estudio que una persona realiza sobre otra para igualarlo o superarlo,[4] esto la separa de un simple “imitar”. No trato de resucitar aquí el viejo tópico de la μίμησις como algo nuevo, pues no resulta sorprendente que el ser humano imite, esto ha sido algo que lo ha acompañado a lo largo de su paso por el mundo y un elemento inherente a la educación, sino que lo que ahora pongo a analizar es el homo aemulans como un hombre que puede imitar todo porque “se sabe” con todo lo posible para hacerlo, ante una carencia material para realizarlo o lo pide por internet o intenta fabricarlo (mediante otro tutorial), e incluso ante una carencia física, se puede esperar (y tener fe) que en la red se encuentre algo que pueda ayudar a subsanarla, su máxima es “todo está en internet”.
El homo aemulans traduce un pequeño texto latino en el traductor de Google, si no le satisface pregunta en un foro; manda un correo a un profesor de latín para que éste le traduzca lo mejor posible (porque la máquina y el foro carecen, todavía, de cierta autoridad), y si lo anterior no resulta, puede comenzar a aprender latín con una frase como Siri busca curso de latín en internet. ¿Por qué quiere hacerlo?, simplemente, sua sponte, es decir, por deseo, voluntad y propia decisión, ya que “[…] quien hace algo por sponte, lo hace solo”,[5] porque se lo promete solemnemente, permitiéndole ser una persona dueña de sí, una especie de sui iuris discendi, capaz de tomar una decisión por motivación personal, a la que se compromete por el tiempo que él le plazca o vea un resultado.
Este homo aemulans está capacitado para realizar distintas tareas a la vez con la eficacia de las herramientas digitales, mismas que lo ha vuelto más social y le ha permitido interactuar constantemente con el mundo real y virtual, aunque en ocasiones no sepa cómo funciona una herramienta, reconoce que puede aprenderlo mediante un video o una pregunta en la red; en ésta se encuentra la nueva paideia, o mejor dicho: su propia paideia, por lo que se anima a leer el tema que necesita e interesa con la oportunidad de producir su propio contenido a partir de lo que hubo aprendido, porque “[…] los seres humanos tenemos capacidad para generar esquemas de acción sistemáticos, pudiendo perfeccionarlos y enseñarlos para que otros aprendan; se puede, asimismo, traspasar a otros grupos sin importar la distancia y el tiempo”,[6] esto implica que el homo aemulans es a la vez su maestro y discípulo.
Cabe señalar que él no ha obtenido innatamente habilidades digitales derivadas de un proceso de aprendizaje con base en una metodología o sistema pedagógico. La manera en que ha aprendido se encuentra entre la información que consulta en la red y lo que pone en práctica, por lo tanto, este nuevo estudiante reconoce la necesidad de tener a alguien para guiarlo hacia el desarrollo de las competencias tecnológicas y así adquirir “[…] la habilidad de comprender, contextualizar y evaluar críticamente los medios y contenidos digitales con los que se interactúa”.[7] El homo aemulans ve en el maestro a otro que transmite el conocimiento que podría haber buscado por sí mismo, pero en su autonomía de aprendizaje reconoce que el docente es necesario para enseñarle a discernir la información que precisa y de este modo reforzar la idea de “saber realmente”.
El homo aemulans ha nacido bajo el cobijo de las redes, la comunicación instantánea, los dispositivos móviles, paucis verbis, son “[…] jóvenes nacidos y educados en ambientes altamente tecnologizados y poseen una fuerte cultura cliente-servicio. En consonancia con ella, consideran que la educación es una mercancía para ser adquirida y consumida”.[8] Estos jóvenes encuentran en internet una oferta educativa según sus necesidades y se encuentran con instituciones públicas y privadas, asociaciones e incluso maestros que ofrecen sus servicios por internet fundamentando su propuesta didáctica con diversas herramientas a sus cursos y bajo un enfoque pedagógico determinado; no obstante, al menos en el caso de las clases particulares vía internet, las estrategias y los materiales se mantienen pensados con base en un modelo tradicional, porque los profesores, que no han tenido las mismas condiciones contextuales que el homo aemulans, se han convertido actualmente en gestores de los recursos en la red, en muchos casos, no conocen cómo se crea el contenido digital en una aplicación, siguen acostumbrados a utilizar el cuaderno y la pluma para tomar notas, manejan su procesador de texto predilecto y conocen las formas básicas para la hoja de cálculo.
Muchos profesores pueden crear materiales nuevos para la enseñanza, pero no saben cómo utilizar la pléyade de herramientas a su disposición para crear un juego o presentación en flash, ya no digamos XML; lamentablemente, son pocos los profesores interesados en el uso de las nuevas tecnologías o aplicaciones de éstas para la enseñanza, porque ven en ellas una forma de distracción para los estudiantes e incluso de sustitución, en otros casos, el maestro no cuenta con los recursos mínimos para poder impartir una clase tradicional.
A lo largo de mi experiencia trabajando en la evaluación del Ingreso para el Servicio Profesional Docente, calificando planes de clase, me he percatado que al solicitar a los maestros utilizar la tecnología en sus clases para reforzar el aprendizaje de los estudiantes, se manifiestan algunos problemas como: primero, poder contar con la tecnología, esto implica desde tener luz hasta que en la escuela haya un centro de cómputo; posteriormente, tener la oportunidad de capacitarse en su uso, lo que implica una gestión por parte de la institución educativa para que los profesores conozcan la manera en que funcionan todos los nuevos recursos para impartir una clase, desde las plataformas digitales hasta las aplicaciones móviles e incluso el uso de redes sociales en la educación y, finalmente, la posibilidad de aprender estrategias de enseñanza que incluyan las tecnologías.
Evidentemente, el problema en nuestro país se puede particularizar y comentar mucho más de lo que brevemente he dicho; sin embargo, trato de destacar que ante un nuevo tipo de estudiante, se mantiene como un imperativo que “el profesor universitario no sólo debe estar al día de los descubrimientos en su campo de estudio, debe atender al mismo tiempo a las posibles innovaciones en los procesos de enseñanza-aprendizaje y en las posibilidades de las tecnologías de la información y la comunicación”,[9] aunque no se ayude al profesor a saber el cómo hacerlo.
El latín en tiempos del homo aemulans
Las TIC lograron flexibilizar y personalizar la enseñanza: lo primero, a través de elementos ya constituidos por la educación a distancia como evitar horarios rigurosos y abrir cursos a todo público; no obstante, la flexibilización no ha superado la linealidad temática o restricciones por módulos, esto se ha querido lograr con la presentación completa de la información alojada en páginas para que el interesado estudie lo que le conviene, pero los recursos carecen de sentido sin una guía constante o sin un criterio para discernir el contenido. En cuanto a la personalización, se ha convertido en uno de los tópicos de venta para cursos a distancia por internet, pero ninguna plataforma o servicio explica claramente cómo es dicha personalización, porque los contenidos del curso, la metodología de enseñanza-aprendizaje y las evaluaciones siguen siendo las mismas, la personalización radica para muchos servicios en la posibilidad de estudiar a un ritmo particular, que un profesor, tutor o especialista oriente al usuario con las dudas del curso (lo que no parece muy personalizado), sólo se cambia el espacio físico por el virtual.
Las lenguas clásicas no escaparon a ser un contenido disponible en internet. Brevemente, diré que surgieron los blogs o páginas sobre la cultura clásica grecorromana que incluían información de historia, arte, literatura, gramática etc.,[10] estos recursos abrieron la posibilidad de la digitalización de libros y métodos para aprender latín y griego, lo que se combinó con los videotutoriales alojados en Youtube, donde estudiantes y profesores exponen temas gramaticales con miras a que el espectador pueda aprender de una forma simple y sencilla.
Así, el homo aemulans no sólo logró conocer las fuentes, estudios y recursos con los que podía emprender el aprendizaje de las lenguas clásicas, además, se encontró ante la posibilidad de tener un estudio autónomo, que grosso modo se refiere “[…] al grado de intervención del estudiante en el establecimiento de sus objetivos, procedimientos, recursos, evaluación y momentos de aprendizaje, desde el rol activo que deben tener frente a las necesidades actuales de formación”.[11] Sin embargo, no consideró que esto requería un trabajo de reflexión sobre su forma de aprender, por lo que la vasta cantidad de recursos alojados en la red sólo sirven a aquellos que han desarrollado estrategias cognitivas, intelectuales y procedimentales para obtener conocimientos, lo que motivó la búsqueda de otro tipo de recursos que permitiera a este homo aemulans ejercer su libertad intelectual, sin comprometerse en realizar el trabajo didáctico-pedagógico de una clase.
El homo aemulans que se acerca al latín se da cuenta que los métodos existentes para aprenderlo son vastos y que se pueden dividir en dos grupos: primero, los métodos con base en un método tradicional, en el cual predomina la interacción profesor-estudiante mediante el uso de la gramática y los ejercicios de repetición; por otro lado, aquellos métodos bajo el enfoque inductivo, promoviendo que el estudiante aprenda la lengua de una manera natural a través de diálogos pequeños y de temas comunes, utilizando un vocabulario que pueda ser comprendido a través del sentido común de la escena que se representa o de una imagen que lo introduce. Así, el estudiante no se enfrenta de entrada con las reglas pesadas de la gramática, algo que Heinrich Heine hubiera agradecido cuando recordaba que “[…] los romanos nunca habrían tenido tiempo de conquistar el mundo si primero se hubieran visto obligados a aprender latín”.[12] Lamentablemente, muchos de estos métodos han sido configurados para un público que no tiene como lengua materna el español, por lo que cualquier persona puede bajar una gramática latina o todo un método en latín, pero desconocer cuál es la finalidad didáctica de lo que ha adquirido.
La didáctica de los cursos de lenguas modernas ha sido otro factor de influencia en la enseñanza y didáctica del latín, porque muchas personas desean obtener las mismas habilidades comunicativas que adquirieron cuando aprendieron francés o inglés. Pero, en las lenguas clásicas no puede darse esto de manera efectiva por diversos factores que (si bien pueden tocar el absurdo) se convierten en obstáculos inquebrantables para algunos maestros e instituciones, como muestra, pensemos en el problema de la pronunciación para ambas lenguas, en el caso del griego habrá que decidir entre dos y en el caso del latín entre tres (mínimo); también, hay que considerar el problema de la composición, si bien se cuenta con una vasta bibliografía para poder realizar dicho ejercicio con reglas que imitan el estilo de los textos clásicos más autorizados, siempre habrá un argumento en contra por la egestas veborum de sendas lenguas al no haber concebido una palabra que refleje algo como un iPad o una olla exprés, esto no es problema del griego o del latín, sino de aquel que quiere hacer de ellas lenguas de uso común. Las instituciones y academias que brindan la oportunidad de tomar cursos de verano con la posibilidad de aprender a hablar las lenguas clásicas (como la Accademia Vivarium Novum, el Oxford Latin Project) hacen hincapié en que la finalidad de dicha habilidad favorece la comprensión lectora, no la posibilidad de pedir un vaso de agua en Grecia al estilo de Platón o auxilio a un policía en Italia.
Actualmente, encontramos una cantidad de recursos para el aprendizaje del latín que diferentes instituciones públicas y asociaciones civiles han adaptado a las TIC para la investigación filológica, porque “[…] una catalogación de recursos y software sería un modo bastante sencillo de abordar las relaciones de la Filología Latina y la Informática, pero su contra-partida es la desactualización de los contenidos de este artículo en un plazo de tiempo excesivamente corto”,[13] ejemplo de ello son los corpora alojados en la red como el típico Perseus Project, The Packard Humanities Institute, Gallica (de la biblioteca nacional de Francia), Documenta Catholica Omnia, Nova Roma y The Digital Loeb Classical Library, por citar algunos. Cristina Martín Puente y Matilde Conde Salazar publicaron en 2004 el primer artículo sobre las ediciones de los autores latinos clásicos en Internet, al que le siguió un segundo de autores latinos postclásicos (2005), esta serie pretendía dar a conocer las páginas en internet que contenían textos en latín para consulta de filólogos e interesados en la cultura romana,[14] ya que la collatio es el proceso más evidente en cuanto creación de recursos en latín se refiere, a partir de ella surgieron las páginas anteriormente mencionadas integrando la captura del texto y su codificación, sea por época como lo hace The Latin Library y la Biblioteca Augustana, o por autor, a saber, el proyecto “augustinus.it” que contiene la obra integra de San Agustín en latín con su traducción al italiano.
Sumándose a los anteriores, también hay que considerar los recursos para aprender vocabulario, por ejemplo, el caso de Quizlet o Memrise, donde los usuarios pueden crear diferentes cursos o lecciones con las palabras que consideran básicas para comenzar a aprender una lengua; posteriormente, las aplicaciones que ofrecen la posibilidad de practicar la gramática como Vice Verba, Latin Trainer, el caso de vice verba es interesante porque surge desde una universidad, tratando de responder a las necesidades de estudio de los estudiantes y sus nuevos hábitos con los dispositivos móviles. También, se encuentran las plataformas que ofertan un curso de latín, adaptando las estrategias utilizadas en lenguas modernas, como el caso de UTalk Classic, Talk Now Latin, Rossetta Stone, etc.; finalmente, las páginas o asociaciones que ofertan clases particulares de latín con un profesor que el usuario elija mediante las recomendaciones que tiene, el grado que posee, o simplemente la manera en que vende sus servicios o a través de un curso con un método predeterminado, ejemplo de esto es Superprof, Graecolatinum y Studium Angelopolitanum, en estos dos últimos casos, es importante reconocer que son propuestas mexicanas para mexicanos, parece poca cosa, pero no lo es, porque la iniciativa comprende adaptar todos los recursos existentes (y que los profesores conocen) a las necesidades de los estudiantes e interesados en la lengua y cultura clásicas, las videoconferencias o videos grabados con los temas son un nuevo salón móvil que responden a un “cómo”, tratando de centrar el aprendizaje del latín en el estudiante, respondiendo a la flexibilidad para aprender, mediante la premisa de comprender los textos en la lengua original antes que memorizar y repetir la gramática latina, así pues, intentan contestar, aunque parcialmente y con ánimo por delante, a las necesidades e intereses de los estudiantes en cuanto a la personalización de la enseñanza se refiere.
El profesor online una herramienta del homo aemulans
Ante la inmensidad de recursos y la falta de una formación pedagógica adecuada para poder reconocer su proceso de aprendizaje, el homo aemulans recurre a otra herramienta en internet: el maestro por videoconferencia. Por muy duro que parezca, los profesores por internet sólo somos una elección del homo aemulans, sobra dar un vistazo a páginas como Superprof.com.mx en los perfiles de profesores de latín para reconocer que no sólo somos elegidos por nuestra capacidad o curriculum, sino por nuestra imagen de perfil, precio de nuestra clase, frase de introducción, etc. En muchos casos la primera clase es gratis para que en ella el docente dé cuenta de su manejo del tema y carisma, esperando enganchar al estudiante o adquirir una puntuación respetable. La dinámica de las clases online beneficia, en apariencia, a todos los involucrados, el homo aemulans encuentra una persona que sabe discriminar entre los métodos y hará todo el trabajo didáctico-pedagógico que él no quiere realizar; por su parte, los profesores también obtienen una fuente de ingreso extra o primario, según sea el caso particular, en un horario y tiempo flexibles.
Los cursos de latín por internet ofrecen al homo aemulans una enseñanza planeada conforme al interés y necesidad del solicitante, es decir, un curso personalizado. Pero, no podemos hablar de personalización sino hay una reflexión real sobre las características, necesidades e intereses del estudiante que tomará el curso, aunque el docente por internet tiene la posibilidad de conocer estos elementos de facto gracias a la comunicación inmediata con su estudiante, no se consigue en todos los casos, ¿por qué?, rápidamente, hay que pensar en términos económicos, los estudiantes in universum esperan un curso online de calidad a bajo costo y los docentes prefieren diseñar un curso general para un grupo que para una persona, en la relación costo-beneficio, ambos ganan, el estudiante logra pagar una clase entre los cien a los ciento cincuenta pesos mexicanos (en otras latitudes los precios pueden oscilar en los 10 dólares o euros) por clases de una hora en un número de días determinado, aprendiendo una lengua por gusto y que le parece nueva; además, si no puede o quiere tomar la clase ese día, simplemente, la solicita de nuevo o la ve por Youtube.
La personalización de un curso online requiere un esfuerzo pedagógico, en el cual el docente conozca diferentes métodos de enseñanza, que reconozca las mejores herramientas digitales para éstos e incluso pueda discernir y elegir los contenidos según lo necesite su estudiante, pero todo esto no es fácil, el maestro (millennial o no) tiene que emprender la tarea por sí mismo o a través de cursos de capacitación, porque el saber que existe una herramienta como un chat, no significa que sepa cómo usarla en el ámbito educativo. La personalización en la enseñanza del latín es un esfuerzo humano que las tecnologías no comprenden como herramienta, por lo que no será posible hasta que el estudiante mismo tenga u obtenga la capacidad del estudio autónomo.
La relación que se propone en un curso online implica al estudiante, al docente y al mundo virtual específico de sus estudiantes, porque aunque todos conozcan que existe Moodle, Edmodo, Docebo, Socrative, etc. para poder apoyar una clase, el mundo tecnológico del homo aemulans es un estado constante re-actualizado, es decir, siempre está siendo otro, vólcandose sobre sí con nuevas tendencias, es ajeno al tiempo, porque el pasado y la expectativa de un acto está latente en la red. No pretendo insinuar que el docente siempre esté atento de lo que pasa en el mundo tecnológico, sino declarar algo evidente: el docente necesita reconocer al homo aemulans, su estudiante, como un igual en potencia que precisa de su guía, para mostrar que el diálogo entre ambos es el modo de buscar una actualización de sí, paucis verbis, en estos momentos en que el homo aemulans se está formando, el docente debe alzar la mano como un icono activo de ayuda.
A manera de conclusión
La propuesta de observar a nuestros estudiantes como homo aemulans implica reconocer que, más allá de ser millennials o centennials, los estudiantes a distancia vía internet tienen características distintas a los que se dirigen a un curso presencial, que su expectativa de aprendizaje inmediato, gracias a las tecnologías, influye en su proceso de adquisición de un conocimiento a largo plazo como es el caso del latín y, finalmente, que su interés por aprender nace de una necesidad o deseo interno meramente personal, es decir, el homo aemulans tiene la voluntad de aprender. Es necesario, por ende, reflexionar el rol del profesor en la enseñanza del latín online, para cambiar hacia una figura de mediador entre el estudiante y el aprendizaje que éste espera, a fin de que el homo aemulans sienta que discierne y construye su conocimiento.
Como profesores de lenguas clásicas debemos admitir que las estrategias didácticas para una clase online no se revelan dentro de las aulas de las facultades, en muchos casos (hablo a título personal) los profesores debemos adaptarnos a las características del homo aemulans in situ, por lo que es necesario comenzar a buscar, construir o idear las estrategias pedagógicas necesarias para impartir una clase en una comunidad virtual de aprendizaje o (si no se quiere ir tan lejos) en una videoconferencia por internet, en aras de atender el interés inmediato del estudiante y desarrollar en él un modelo de estudio autónomo que le permita interiorizar el conocimiento que está adquiriendo. La enseñanza de las lenguas clásicas por internet no cobrará un verdadero impulso si perpetuamos los métodos de enseñanza presenciales en un sistema que no está hecho para eso.
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Notas
[1] Baste como muestra la siguiente referencia al caso de la inteligencia artificial que había creado un lenguaje más eficiente que el humano (v. Rodríguez García, “Facebook ha desactivado la Inteligencia Artificial…”, ed. cit.).
[2] Sartori, Homo videns: La sociedad teledirigida, ed. cit., posición en Kindle173-177.
[3] Esta designación es una propuesta que comprende tanto a la generación llamada milenial como a la centenial, mediante un punto común de encuentro que es la educación a través de la red, considerando las herramientas y recursos que dispone para adquirir cualquier conocimiento en la red.
[4] v. Forcellini, Totius Latinitatis, s.v. aemulor.
[5]v. Forcellini, Totius Latinitatis, s.v. spons, (…) qui sponte facit, solus facit.
[6] cf. Begoña, “Educación y nuevas tecnologías. Educación a Distancia y Educación virtual”, ed. cit., p. 210.
[7] cf. Arrieta, “Alfabetización digital: Uso de las TIC’s más allá de una formación instrumental y una buena infraestructura”, ed. cit., p. 187
[8] cf. Ibañes et al., “La generación actual en la universidad: El impacto de los Millennials”, ed. cit., p. 3.
[9] cf. Salinas, “El rol del profesorado universitario ante los cambios de la era digital”, ed. cit., p. 138.
[10] Cristina Martín Puente escribió en 2004 un artículo titulado Los Autores Latinos en Internet, que tiene como intención dar a conocer a profesores y estudiantes las páginas que contienen información sobre autores y textos latinos, cabe señalar que en dicho documento Martín Puente presenta una cronología de autores latinos y las páginas en internet que contienen textos sobre los autores.
[11] cf. Solórzano-Mendoza, “Aprendizaje autónomo y competencias”, ed. cit., p. 244.
[12] cf. Ellis Havelock (ed), “The Prose Writings of Henrich Heine”, ed. cit., cap. VII: “The Romans would never have found time to conquer the world if they had been obliged first to learn Latin”. (Traducción propia).
[13] cf. López Muñoz, “Delenda est Machina? Informática y Filología latina”, ed. cit., p. 236
[14] v. Martín Puente et al., “Aproximaciones a los autores clásicos latinos en Internet”, ed. cit.