LA PORTADA ALEMANA DE PHILOSOPHIE FÜR EINSTEIGER.
Resumen
Ya se discutió mucho sobre la importancia de la concepción foucaultiana de poder para las reflexiones sobre género y sexualidad en Judith Butler. Lo que pretendemos mostrar aquí es que existe una contribución del análisis foucaultiano del poder a la concepción butleriana del sujeto. Argumentaremos que la idea de sujeción en sus trabajos no es apenas extraída de Foucault, sino también de la teoría de interpelación de Althusser. Finalmente, usaremos algunas observaciones de Zizek sobre el trabajo de Butler sobre la vida psíquica del poder para mostrar que aún hay mucho por investigar a respeto de la influencia de los trabajos de Althusser en los escritos de Foucault y Butler.
Palabras clave: Butler, Foucault, Althusser, Zizek, poder, sujeto.
Abstract
It is well stablished the importance of Foucault´s concept of power on Butler´s reflections on gender and sexuality. What we seek to explore here is the contribution of Foucault´s analysis of power on Butler´s conception of subject. We will argue that the idea of subjectivation in her works is drawn not only from Foucault, but also from Althusser´s theory of interpellation. Finally, we use Zizek´s remarks on Butler´s theory of psychic life of power in order to show that little was until now researched about the influence of Althusser´s work on Foucault´s and Butler´s writings.
Keywords: Butler, Foucault, Althusser, Zizek, power, subject.
Butler en conjunto de dos pensadores
En el libro La vida psíquica del poder: teorías de sujeción, Judith Butler mobiliza muchos autores y textos, entre los cuales nos importan en este momento los de Michel Foucault (Vigilar y castigar, Soberanía y disciplina, El sujeto y el poder) y de Louis Althusser (Ideología y aparatos ideológicos de Estado-(notas para una investigación)). Articulando esos dos filósofos, Butler intenta contribuir al debate sobre el estatuto del sujeto en un escenario en el que Freud, Nietzsche, Lacan, Foucault y otros ya tuvieron sus trabajos bastante sólidos, dejando un panorama en el cual una cierta noción de individuo parecía haberse vuelto no viable.
Como espero clarificar a lo largo del texto, al abordar los análisis de Foucault y de Althusser, el objetivo de Butler no reside en un horizonte de corrección o refinamiento de sus teorías, mucho menos de decir quién tiene razón o no. Lo que procuraremos mostrar es que la relación de Butler con los dos filósofos tiene un carácter de apropiación productiva pues su objetivo, en ultima instancia al establecer un debate con sus escritos, es traer conceptos y otras herramientas teóricas para que sus propias preguntas puedan ser formuladas.
En este sentido, muchos de los conceptos rechazados por Foucault, como es el caso de la noción de ideología o incluso en relación con una “teoría de la vida psíquica” de contornos muy psicoanalíticos, parecen recuperar cierta dignidad analítica en la formulación de la teoría del poder y del sujeto butleriana. Por otro lado, el texto de Althusser parece ser de suma importancia para entender lo que Foucault tenía en mente al intentar desviar de las llamadas “teorías clásicas del poder”, apodadas por él de “jurídicas”. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, si Butler a veces reclama para sí un legado Althusser o de Foucault, creo que es aún más fundamental para la comprensión del rumbo de sus escritos la idea hegeliana de reconocimiento, que la acompaña desde su doctorado, publicado bajo el nombre Subjects of desire. Hegelian reflections in Twentieth-century.
Considerando la cuestión de la formulación de la teoría de la sujeción butleriana, haremos una división: partiremos de dos capítulos presentes en La vida psíquica del poder: teorías de sujeción en los cuales la filósofa dialoga con las investigaciones de Foucault y Althusser. Como veremos en más detalles a lo largo de nuestro estudio, Butler argumenta que la doctrina de interpelación de Althusser prepara el terreno de los análisis foucaultianos sobre la constitución del sujeto a través del poder y el discurso, de modo que la constitución del sujeto es leída por la filósofa a partir de la articulación de las nociones de “interpelación” althusseriana y de “productividad discursiva” foucaultiana. La estrategia de Butler es a lanzar Foucault contra Althusser, pero también a Althusser contra Foucault. En los dos autores ella encuentra puntos de concordancia y puntos de discordancia. Al final del artículo presento algunas consideraciones críticas al respeto de la investigación de Butler, en particular apoyadas por los comentarios hechos por Zizek al respeto de la filósofa.
El sujeto y el poder
Tanto para Michel Foucault como para Judith Butler, siempre se trató de tematizar al “sujeto”.[1] Como el propio filósofo nos esclarece, la tematización del poder en su obra ocurrió como un desdoblamiento de la preocupación sobre el sujeto. También Butler deja entrever en algunos momentos de La vida psíquica del poder que la teoría por ella propuesta al respeto del poder parece provenir de un estancamiento que encontró en debates contemporáneos sobre el mismo tema. De acuerdo con Butler:
La idea de sujeto ha motivado controversias en discusiones teóricas recientes, en las cuales es promovida por algunos como pre-condición necesaria de la acción y criticada por otros como señal de ‘control’ al ser recusado. Mi objetivo no es enumerar o resolver las instancias contemporáneas de este debate. En su lugar, propongo considerar como una paradoja estructura la discusión de forma recurrente, llevándola casi siempre culminando en ambivalencia.[2]
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La paradoja a la que se refiere Butler, como veremos a continuación, es la del poder. Pero en lo que respecta al tema, vale decir que para ambos filósofos no se trata de pensar a partir de un sujeto ya dado, sino a partir de las formas por las cuales nos constituimos como los sujetos que somos, sea a partir de una historia de la constitución de las diferentes formas de subjetividades vueltas posibles por los arreglos históricos (Foucault) o a detallar cómo opera la matriz de heterosexualidad obligatoria que rige los padrones de normalidad y anormalidad según los encadenamientos de sexo, género y deseo (Butler).[3] En este sentido, la noción de poder y sus manifestaciones discursivas ocuparon gran parte de las páginas que ellos escribieron.
A pesar de tener objetivos y referencias teóricas diferentes, y propuestas diversas, tanto Foucault como Butler buscaron pensar el sujeto en una clave genealógica.[4] En este sentido, la propuesta de este ensayo es mostrar de que forma Butler se apropia los análisis de Foucault, en especial aquellas en torno de la noción de sujeción (assujetissement/subjection/subjectivation), para pensar un asunto que extrapola el campo de análisis foucaultiano.
Como se sabe, Foucault nunca pretendió realizar una teoría del poder. Su trabajo, al principio, no tenía por finalidad “[…] analizar los fenómenos del poder ni de echar las bases de tal análisis”,[5] a pesar de haber sido exactamente eso que surgió como un desdoblamiento de sus investigaciones. Teniendo en cuenta el asunto del sujeto y el objetivo de producir “[…] una historia de los diferentes modos de subjetivación del ser humano en nuestra cultura”,[6] Foucault fue llevado a interesarse por el asunto del poder, aunque no de forma teórica, sí analítica. La teoría, según él, nunca podría servir de base para un trabajo analítico por suponerse una objetivación previa. El estudio propuesto por el filósofo tendría que estar siempre situado en sus condiciones históricas y sujeto a críticas y verificaciones constantes.
A pesar de reivindicar el legado foucaultiano, la propuesta de una teoría del poder parece estar justamente entre los proyectos de Butler, aún que coquetea también con un cierto carácter exploratorio y provisorio de esa teoría.[7] Butler pretende echar las bases de una teoría del poder y, además, de hacer con que esa teoría del poder dialogue con la teoría psicoanalítica[8] e integre un cuadro más general pertinente con el tema del reconocimiento.
La sujeción es paradójica
La noción de sujeción en Butler depende antes de todo de cómo la noción de poder es entendida. Poder, en este registro, no parece ser otra cosa que discurso. En este sentido, los análisis de Foucault al respeto del poder son fundamentales para ella, pues parte de una tradición de pensamiento que mira el poder como algo puramente de la orden de la dominación,[9] Foucault mostraría que los sujetos no solo se oponen o aceptan el poder, sino que él es algo que “[…] forma el sujeto, que determina la propia condición de su existencia y la trayectoria de su deseo”.[10]
El punto de partida de la filósofa, por lo tanto, es la crítica de una concepción tradicional de poder que lo comprende apenas como una instancia externa a nosotros, que nos presiona desde fuera, que nos subordina y nos somete. Para ella, esa descripción del poder es porque no explica el papel que desempeña en nuestra constitución como sujetos. Segundo, Butler, Foucault y Althusser concuerdan al menos sobre esa insuficiencia de los análisis clásicos del poder, en la medida en que entienden que “[…] el sujeto es iniciado a través de una sumisión primaria al poder”.[11] Con esa afirmación lo que Butler quiere destacar es la ambivalencia o paradoja que la relación entre sujeto y poder parece implicar: el sujeto es constituido (formado, producido) al mismo tiempo que es sometido (subordinado).
MICHEL FOUCAULT EN SU BIBLIOTECA
Pero lo que concierne en relación a los análisis del poder de Foucault específicamente habla al respeto del desvío que ello realiza relativamente a lo que se llama por convención de modelo jurídico del poder (lo que legitima el poder) o de modelo institucional del poder (lo que es el Estado).[12] En este sentido, desde Problemas de género, la filósofa privilegia los análisis foucaultianos presentes en Vigilar y Castigar y en el primer volumen de la Historia de la sexualidad. Lo fundamental para ella es la sutileza del análisis foucaultiano que comprende que el poder, siendo éste explícitamente vuelto hacia la represión, acaba produciendo y proliferando su objeto, y más que eso, el propio objeto sobre el cual supuestamente actuarían los poderes y el efecto de estos poderes. Es en función de esto que en su tarea de realizar una genealogía feminista la “[…] política debe ocuparse con esta doble función del poder: la jurídica y la productiva”,[13] sin restringirse apenas una de las acepciones del poder. Es de esto que resultará toda la discusión ético-política de Butler, que evita un camino institucional y jurídico. A pesar de que Butler reconozca en las leyes un cierto carácter de disputa (sin embargo, jamás emancipatorio), esto es, como un instrumento importante en el ámbito de las luchas políticas, la vía de la legalidad todavía sería insuficiente por recaer en una lógica liberal o burguesa del poder, que opera por la lógica identitaria.
Como efecto, la paradoja del poder reside precisamente en esto: el proceso que nos vuelve subordinados al poder es concomitante al proceso que nos vuelve sujetos. Es de la constatación de esta paradoja que surge la noción de sujeción butleriana: “[…] la sujeción, afirma ella, consiste precisamente en esta dependencia fundamental de un discurso que nunca escogemos, pero que, paradójicamente, inicia y sustenta nuestra acción”.[14]
A partir de Vigilar y castigar Butler destaca la especificidad del análisis foucaultiano de la prisión, que extrapola los limites de la institución carcelaria y muestra de que forma el individúo sometido al calabozo pasa por un proceso de subjetivación,[15]de modo a orientarse discursivamente en dirección a una identidad. Lo importante para la filósofa es precisamente que la dinámica del poder analizada por Foucault comprende que “[…] el prisionero es sometido ‘de una manera mas fundamental’ que la del espacio físico de la celda representado por la prisión”.[16] Según Foucault: “El hombre del cual nos hablan y que nos invitan a liberar ya es en si mismo el efecto de una sujeción [assujetissement] mucho mas profunda que él. Un ‘alma’ lo habita y lo lleva a la existencia, que es para sí misma una parte en el dominio ejercido por el poder sobre el cuerpo. El alma, efecto e instrumento de una anatomía política; el alma, prisión del cuerpo”.
De acuerdo con esta cita extraída de Vigilar y castigar, Foucault contrarresta la idea de una “liberación” justamente porque ella presupone una concepción de poder inadecuada. Al decir que estamos desde siempre sujetados, el texto foucaultiano de echo parece corroborar la tesis butleriana sobre la condición del sujeto que siempre es la de estar subordinado y al mismo tiempo producido por poderes, es decir, que la propia subjetividad del sujeto siempre está en disputa y en constitución. Butler concluye en este sentido que “[…] como el prisionero, queda claro que el sujeto producido y el sujeto regulado o subordinado son la misma cosa, y la producción obligatoria es su propia forma de regulación”.[17]
Al hacer uso de tal comprensión del sujeto, esto es, al entender la ambivalencia funcional del poder con relación al sujeto a partir de Foucault, Butler se está posicionando al lado de una vertiente crítico-genealógica que se opone políticamente a las vertientes ideal-normativas de la política. Zizek formula la contraposición que tenté delinear aquí de forma bastante clara:
El argumento habermasiano usual contra Foucault y de los ‘post-estructuralistas’ en general, una vez que niegan la existencia de cualquier estándar normativo exento en relación al contexto histórico contingente, son incapaces de fundar una resistencia al edificio de poder existente. El contra-argumento foucaultiano es que los propios mecanismos disciplinadores ‘represivos’ hacen espacio a la resistencia, en la medida en que generan un excedente en su objeto.[18]
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Esta observación de Zizek es esencial para pensar la noción de resignificación y subversión como estrategias de resistencia en Judith Butler, las cuales se deben también al elemento discursivo de la interpelación que, como veremos mas tarde, Butler encuentra en Althusser. Sin embargo todavía en lo que se refiere al sujeto, después de dejar claro que para Foucault la sumisión y la producción de los sujetos son concomitantes, podemos entrever que la tarea política reclamada por esta vertiente que podríamos llamar de “nietzscheana” no apunta nuevos fundamentos, pero una estrategia de combate y de resistencia que pasa, antes, por el rechazo de lo que somos, o aún, por el rechazo en resignarnos a las subjetividades normativas que nos fueron permitidas.
Eso quiere decir que al entender la paradójica función del poder en la constitución de la subjetividad no podemos pensar estrategias políticas que partan de sujetos listos y autónomos,[19] por al contrario, siempre se lleve en consideración la sujeción específica a la cual los individuos envueltos están expuestos en las disputas políticas. Es en este sentido debemos comprender el pasaje de Foucault, citado por Butler, el cual “[…] la conclusión sería que el problema político, ético, social y filosófico de nuestros días no consiste en tentar liberar el individuo del Estado ni de las instituciones del Estado, sin embargo nos liberamos tanto del Estado como del tipo de individualización que se le relaciona”,[20] eso es, nos libramos de las identidades hegemónicas que compactan con todo el pensamiento burgués y liberal.
El sujeto y la interpelación
Como ya dijimos, el punto de partida de la teoría de la sujeción butleriana que debate con Foucault y Althusser es la constatación de que para ambos filósofos “[…] existe una subordinación fundadora en el proceso de assujetissement”.[21] De la misma forma que extraemos de Vigilar y castigar una muestra que pueda corroborar la legitimidad de este punto de partida en Foucault haremos ahora en relación a Althusser, teniendo en vista la importancia de la doctrina de la interpelación en el cuadro general de interés de Butler al respeto del reconocimiento y de la dependencia estructural del Otro para la constitución de nuestra subjetividad. Según Butler, la “[…] doctrina de la interpelación en Althusser sigue estructurando el debate contemporáneo sobre la formación del sujeto, ofreciendo una manera de explicar al sujeto que entra en existencia como consecuencia del idioma, pero siempre dentro de sus términos”.[22]
Es importante decir que el mismo extracto de Vigilar y castigar que utilizamos para mostrar la sumisión primordial del sujeto a un poder que lo subordina y lo produce es citado por Zizek para explorar un tema que también es desarrollado por Butler al respeto de la relación entre resistencia y poder, de la cual no trataremos aquí. Lo decisivo con relación al extracto de Foucault, sin embargo, es que Zizek, de la misma forma que Butler, identifica en esta cita de Foucault ecos de la teoría de Althusser. Según Zizek:
Aquí, Foucault nos permite especificar la definición althusseriana de interpelación como el proceso que transforma individuos en sujetos: esos misteriosos individuos cuyo status, en Althusser, permanece indeterminado son los objetos y el producto de las microprácticas disciplinadoras; son el material corporal sobre el cual estas prácticas operan. En otras palabras, la interpelación es para el sujeto aquello que los individuos son para las microprácticas disciplinadoras.[23]
Pero volvamos ahora al texto de Althusser. Después de discutir toda la distinción entre Aparatos (Represivos) de Estado y Aparatos ideológicos de Estado, el filósofo marxista pasa a delinear una teoría general de la ideología. En la secuencia de una serie de tesis que apuntan echar las bases de esta teoría general (“La ideología no tiene historia”, “La ideología es una ‘representación de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia’”, “La ideología interpela a los individuos como sujetos”), él afirma:
Por lo tanto, la ideología interpela a los individuos como sujetos. Puesto que la ideología es eterna, debemos ahora eliminar la forma temporal en la que expusimos su funcionamento, es decir: la ideología siempre ya interpeló a los individuos como sujetos, lo que equivale a dejar claro que los individuos son siempre ya interpelados por la ideología como sujetos, lo que nos lleva, necesariamente, a una última proposición: los individuos son siempre ya sujetos. Por lo tanto, los individuos son “abstractos” con relación a los sujetos que ellos siempre ya son. Esta proposición tal vez parezca paradójica.[24]
Vemos en este extracto, aunque sea en términos de ideología y no específicamente de poder, la paradoja que sirve de motor a las reflexiones de Butler sobre la sujeción. De un solo golpe el individuo es forzado a una “simultaneidad paradójica” que constituye la ambivalencia de la sujeción. A pesar de la cuestión de la temporalidad de la paradoja que envuelve que la sujeción se quede un tanto perjudicada en función de la idea de la “eternidad de la ideología”, el elemento de la interpelación en Althusser todavía es extremadamente importante para Butler.[25] Y no solo esto: Butler reconoce también que en ciertos momentos Althusser pierde de vista la “estructura binaria de dominio y sumisión” característica de la sujeción. De este modo, a pesar de estos prejuicios, la sujeción en Althusser no deja de existir, según la filósofa, en el “[…] doble sentido de haberse sometido a estas reglas [de la ideología dominante] y de constituirse dentro de la sociabilidad en virtud de esta sumisión”.[26]
LOUIS ALTHUSSER, EN SU CASA DE PARÍS EN 1978. ALAIN MINGAM GETTY IMAGES
La noción de interpelación está en el centro de los análisis de Althusser al respeto de la sujeción. Él la ejemplifica a partir de la anécdota del policía en la calle que grita “¡Eh, usted allí!” Situación que según Althusser constituye la persona que es llamada y situada. Esta interpelación es esencial para la argumentación de Butler al respeto de la sujeción a pesar de tener limites bastante evidentes. Si por un lado la escena de la interpelación ejemplificada por Althusser indica el alcance lingüístico en el cual se constituye el sujeto, por otro lado, esta escena de interpelación, que es también una escena de reconocimiento, es dependiente de una concepción del poder y de la sujeción extremadamente deudora de un centro unificador, como el Estado. Esto hace, a su vez, que la noción de poder en juego sea aún esa rechazada por Foucault, de carácter jurídico. En este sentido afirma Butler:
La interpelación del sujeto a través del llamado inaugurador hecho por la autoridad estatal presupone no solo que la consciencia ya haya sido inculcada, sino también que la consciencia, entendida como la operación psíquica de una norma reguladora, constituye un trabajo específicamente psíquico y social de poder del cual la interpelación depende, pero que no consigue explicar. Además, el modelo de poder en la descripción de Althusser atribuye poder performativo a la voz de autoridad, a la voz de la sanción y, de ese modo, a una noción de idioma entendida como discurso. Como podemos explicar el poder del discurso escrito, o del discurso burocrático, que circula sin voz o firma. Por fin, la concepción de Althusser, por más útil que sea, continúa implícitamente limitada por la noción de un aparato de Estado centralizado, modelado en la autoridad divina y cuya palabra es acto. Foucault desenvuelve su noción de discurso interpelativo en parte para refutar el modelo soberano del discurso interpelativo en teorías como la de Althusser, pero también para tener en cuenta la efectividad del discurso en otras instancias que no sean la palabra hablada.[27]
Vemos en este extracto de forma bastante evidente de qué forma Butler reconstruye una teoría del poder y de la sujeción a partir de Foucault y Althusser, teniendo en cuenta sobretodo lo que podríamos llamar de “correcciones” a las tesis althusserianas. Todavía es evidente que la filosofami de “gubernte que la filosofincquetea tanto,omentáriosía de Judith Butler no pretende que se agoten los comentarios a los autores que lee y tampoco mostrar continuidades o discontinuidades entre conceptos y temas en diversos filósofos. Su reflexión tiene objetivos bastante explícitos y, sobretodo, políticos, lo que la lleva, a veces, a dejar de lado detalles importantes de los autores que lee.
Tal vez la mas importante crítica a la lectura de Butler sobre Foucault en este sentido sea que parece detenerse mucho en textos de la década de 1970 de Foucault, en los cuales la noción de “técnicas de sí” o de “gubernamentalidad” aún no se hacían presentes. Tal vez sea por esta razón que en sus textos hay una cierta confusión o simplemente descuido con la distinción entre las nociones de assujetissement (subjection o sujeción) y subjectivation (subjectivation o subjetivación). Como sabemos, son privilegiados en sus análisis los textos Historia de la sexualidad, La voluntad de saber, pero también Vigilar y castigar, El sujeto y el poder y Soberanía y disciplina, de modo que como lectores interesados por su obra, nos quedamos por mínimo curiosos por saber de que forma la consideración de las técnicas de sí y de la gubernamentalidad afectarían su teoría, teniendo en cuenta que ella parece limitarse a lo que Foucault llamó “técnicas de poder” en un sentido específicamente disciplinario.[28]
Quien parece detectar este mismo problema es Zizek, que no entiende que la falta de discusión sobre los otros dos volúmenes de la Historia de la sexualidad de Foucault por parte de la filósofa sea un problema en sí. En verdad, lo que hace es una crítica al propio Foucault, que a su parecer habría dejado de lado un aspecto importante de la comprensión de los mecanismos de poder en la década de 1970 —el aspecto de la subjetivación—, pero que, una vez que se dio cuenta de este lapso, Foucault hubiera tematizado justamente la subjetivación de los individuos en los dos últimos volúmenes de Historia de la sexualidad.[29] Pero este comentario de Zizek nos deja todavía más interesados en saber de que forma los análisis entorno a las técnicas afectarían la teoría butleriana del poder y de la sujeción. Sobretodo porque mientras Butler se aproxima, manteniendo las debidas distancias, el Foucault de la década de 1970 con el Althusser de AIE a partir de la idea de una sumisión productora inicial del sujeto, Zizek entiende que la noción de subjetivación, que parecía prohibida o contornada por Foucault en los textos de la década de 1970,[30] y trabajada a partir del segundo volumen de Historia de la sexualidad, trae nuevamente ecos althusserianos.
Remitiéndonos a la célebre definición de Althusser de ideología según la cual “[…] es una ‘representación’ de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia”,[31] en la década de 1980 Foucault no preguntaría más no solo por el “como” los individuos son presos a los aparatos disciplinadores, sino también como son interpelados, esto es, como ellos se relacionan con sus condiciones de existencia, o también, como ellos se subjetivan. Habría aquí, cómo sugiere Zizek, a pesar de la distancia de los enfoques de Foucault y Althusser, otro punto de encuentro posible entre sus obras. En el libro Relatarse a sí mismo, publicado originalmente en 2005, Butler trae algunas rectificaciones y complementos que parecen incluir unos textos de Foucault de la década de 1980 y que sería interesante que detalles sean analizados en un momento más oportuno.[32]
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Bibliografía
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- Butler, J., A vida psíquica del poder: teorias da sujeción, Belo horizonte, Autêntica, 2017.
- _______, Gender Trouble, New York, Routledge, 1999.
- _______, Relatar a si mesmo, Crítica da violência ética, Belo Horizonte, Autêntica, 2015
- Foucault, M., “Soberania e disciplina”, In A verdade e as formas jurídicas, 2002.
- __________, “Les techniques de soi”, In Dits et écris II, Paris, Gallimard, 2001.
- __________, “Le sujet et le pouvoir”, In Dits et écris II, Paris, Gallimard, 2001.
- __________, “Qu’ est-ce que les lumières”, InDits et écris II, Paris, Gallimard, 2001.
- ONG-VAN-CUNG, K. S., Critique et subjectivation, Foucault et Butler sur le sujet, In, Presses Universitaires de France, Actuel Marx, 2011/1 n° 49, pages 148 à 161, Disponível em: https://www.cairn.info/revue-actuel-marx-2011-1-page-148.htm
- Zizek, S. un mapa da ideología, Rio de Janeiro, Contraponto, 1996.
- _______, O sujeto incômodo: o centro ausente da ontologia política, São Paulo, Boitempo, 2016.
Notas
[1] “Ce n´est donc pas le pouvoir, mais le sujet, qui constitue le thème général de mes recherches”, Foucault, Le sujet et le pouvoir, ed. cit., p. 1042.
[2] Butler, A vida psíquica del poder, ed. cit., p. 19.
[3] Cfr. Butler, Gender Trouble, ed. cit.
[4] “La genealogía del sujeto como categoría crítica, sin embargo, sugiere que el sujeto, en vez de ser identificado estrictamente con el individuo, debería ser descrito como categoría lingüística, un lugar-teniente, una estructura en formación. Los individuos pasan a ocupar el lugar de sujeto (el sujeto surge simultáneamente como un ‘lugar’) y disfrutan de inteligibilidad solamente si, por así decirlo, se establecen primero en el lenguaje. El sujeto es la ocasión lingüística para el individuo de atender y reproducir la inteligibilidad, la condición lingüística de su existencia y acción”. Idem.
[5] Ibid., p. 1041.
[6] Idem.
[7] Ibid., p. 10.
[8] Idem.
[9] Vale notar que la noción de “dominación” aquí para Butler no equivale a la noción de dominación presente en el texto Soberania e disciplina de Foucault citado por la autora. En el texto de Butler parece que el término dominación da cuenta apenas unilateralmente del concepto foucaultiano. Para ella, la dominación dice respeto a ese poder que es externo al sujeto y que sobre él se impone. Ya Foucault, al menos en el texto citado, entiende la dominación como algo muy cercano a la noción de sujeción. Aunque desprovisto del concepto de gobierno, Foucault recorre a la noción de dominación para explicitar esa forma de poder que se diferencia de los análisis tradicionales del poder que buscaban la fundamentación o la legitimidad del poder centralizado del Estado, del soberano, de las instituciones. Sobre ello el filósofo afirma: “Por dominación no entiendo el hecho de una dominación global de uno sobre los otros, o de un grupo sobre otro, pero las múltiples formas de dominación que se pueden ejercer en la sociedad. Por lo tanto, no el rey en su posición central, pero los súbditos en sus relaciones recíprocas: no soberania en su único edifício, sino las múltiplas sujeciones que existen y funcionan en el interior del cuerpo social”. Foucault, Soberania e disciplina, ed. cit., p. 102.
La “dominación”, para Foucault, permanecerá ligada a las “técnicas de poder”, que difieren de las “técnicas de producción”, de las “técnicas de sistema de signos” y de las “técnicas de si”, que, juntas, constituyen lo que Foucault llama de “matriz de razón práctica”, en un texto publicado en 1988, Foucault, Les techniques de soi, ed. cit., p. 1604.
[10] Idem.
[11] Idem.
[12] Idem.
[13] Ibid., p. 3.
[14] Idem.
[15] Butler oscila entre los términos “subjection” y “subjectivation”. Zizek afirma que Butler parte de la explicación foucaultiana de la subjetivación como sujeción, Zizek, O sujeto incômodo, p. 275.
[16] Ibid., p. 91.
[17] Ibid., p. 90.
[18] Cfr., Zizek, O sujeto incômodo, pp. 272-273.
[19] Apesar de que tanto Butler como Foucault aún discuten los términos de la noción de autonomía, “Or justement, je crois qu’on peut opposer à cette thématique, si souvent récurrente et toujours dépendante de l’humanisme, le principe d’une critique et d’une création permanente de nous-mêmes dans notre autonomie”, Foucault, Qu’ est-ce que les lumières, ed. cit., p. 1392.
[20] Ibid., p. 1051.
[21] Ibid., p. 14.
[22] Ibid., p. 113.
[23] Ibid., p. 269.
[24] Althusser, Ideología e Aparelhos ideológicos de Estado (Notas para una investigação), p. 134.
[25] En otros momentos de la argumentación de Butler acerca de la relación entre sujeto y poder en La vida psíquica del poder percibimos la importancia que la temporalidad ejerce en la sujeción: “La noción de poder presente en la sujeción, por tanto, figurase en dos modalidades temporales incomensurables: primero, como algo que es siempre anterior al sujeto, fuera de él mismo y operante desde el inicio; segundo, como el efecto deseado del sujeto […]”. Ibid., p. 23.
[26] Ibid, p. 124.
[27] Ibid., pp. 14-15.
[28] Idem.
[29] Ibid., p. 271.
[30] Idem.
[31] Ibid., p. 126.
[32] De acuerdo con Ong-van-cung, la principal diferencia entre La vida psíquica del poder y Relatar a sí mismo es la acentuación de la perspectiva foucaultiana con relación a la nietzscheana en la interpretación de Althusser.