…l’enjeu d’une philosophie de l’individuacition telle que la développe Simondon se trouverati peut être dans le concept bergsoniene de liberté. La véritable intuition ou sensibilité permet de poser le problème de la durée, de penser et d’agir en termes de durée. Cette pensé est aussi celle de l’individuation, et implique de dépasser le dualisme entre l’esprit et la matiére, notammet issu de la doctrine de l’hylemorphisme, en supposant une évolution créatrice de l’individu qui se produit sous l’impulsion de la Vie ou de la Nature, et qui peut se comprendre comme genèse, comme un vitalisme de l’individuation assumant ou effectuant une appartenance de la pensé à la vie qu’implique le sujet que la pensé.
Nicolas Dittmar.
Nicolas Dittmar en Fenomenología e individuación. La vida del cuerpo lleva a cabo una serie de interesantes y lúcidos apuntes a propósito de los trazos mayores que en los planos de la ontología, la epistemología y la ética vertebran a la reflexión vitalista en la modernidad. A través de una revisión ágil y puntual de los planteamientos de Spinoza, Husserl, Marelau Ponty, Patocka, Henry, Bergson y Simondon, ofrece un trenzado de las fibras fundamentales en las que se constituye el vitalismo filosófico: el inmanentismo, el materialismo y la fenomenología que convergen en una tematización del cuerpo en la que éste resulta capital tanto en la comprensión de lo real en tanto vida, como en una teoría de la libertad que no se concibe sino como el proceso mismo de individuación en el que la propia vida satisface su forma como fuerza creativa.
Cuerpo e individuación aparecen desde la perspectiva de Dittmar como el filón conceptual para hacer explícita la orientación fundamental de las tesis vitalistas. Nociones como esfera preobjetiva y preindividual, plano metaestable, elán vital, fenomenología de la corporalidad, fenomenología de la individuación, intencionalidad del cuerpo, transducción, entre otras, le restituyen al concepto de cuerpo su significación fundamental como plexo genético de imágenes-afecto que en el propio proceso de individuación muestra la forma misma de lo real en tanto vida y causa inmanente. El cuerpo desde la perspectiva vitalista, se revela como fuerza vital en la que la physis se actualiza justo en una individuación que aparece como producción de subjetividades siempre encarnadas, que realizan a la forma de la vida como conciencia. La individuación en la reflexión vitalista, señala Ditmmar, es siempre un proceso genético productivo en el que el cuerpo da a luz un despliegue intensivo por el que la vida, como autoafecto y causa de sí, se resuelve como nervio a la vez psíquico y material de la libertad.
Contra Platón y contra Descartes, contra Aristóteles y contra Kant, el vitalismo filosófico postula en el cuerpo el contorno de una conciencia que en el horizonte de la intuición se abre su propio principio genético, —el apeiron, lo indeterminado, justo en tanto plano metaestable y preindividual— para afirmarlo bajo el registro de una espiritualidad de la carne preñada de una luminosidad plena de suficiencia y valía existencial. La ontogénesis, el paso de la materia viva como conciencia virtual al propio cuerpo vivo como conciencia actual (Bergson), es el movimiento de la vida que en la resonancia interna que nutre a la intuición engendra un gobierno de sí, que es la Naturaleza como causa inmanente (Spinoza) que afirma su forma viva. Contra la metafísica de la trascendencia y el mecanicismo, contra el hilemorfismo y el asfixiante corsé epistemológico propio del criticismo kantiano, Dittmar subraya los hitos fundamentales de una reflexión vitalista que a partir del estudio del proceso mismo de la individuación recoge la dimensión expresiva de la vida o materia viva como corazón de un cuerpo que en la génesis de sentido, tiene su núcleo de inteligibilidad.
Es Simondon el punto de fuga que ordena las superposición de las líneas argumentativas que nutren el texto de Dittmar. Spinoza, Merlau-Ponty, Patocka, Henry, Bergson… se encabalgan en la pluma de Dittmar, articulando una genealogía del pensamiento de Simondon, en el que el motivo mismo de la individuación como remate de la ontogénesis se constituye como tópico principal para subrayar la naturaleza del cuerpo como horizonte a la vez metafísico y energético en el que la vida como plano metaestable se precipita, haciendo efectiva una transducción que en última instancia aparece como fuente de libertad.
Dittmar, a partir del tratamiento de las nociones de individuación y cuerpo, pone de relieve la significación a la vez gnoseológica y ontológica del conocimiento intuitivo en la reflexión vitalista. La intuición es el vínculo inmediato de la conciencia con la vida, afirmación de la vida en la conciencia y afirmación de la vida por la conciencia que se despliega en el movimiento ontogenético de la creación del carácter. La vida como inconsciente y matriz genética es el plano de la formación del carácter mismo como segunda naturaleza. La intuición tiene una función ethopoiética. La intuición es el motor de la libertad en tanto fruto de la materia viva que en el autoafecto como efectuación de la propia potencia tiene su cumplimiento. El apeiron encuentra en la libertad que supone el cuerpo como autoafecto la coronación de su forma activa, afirmativa y productiva. Conocimiento del tercer género spinoziano. Amor Dei intellectualis. Scientia intuitiva.
Así, apunta Dittmar, el vitalismo filosófico se vincula interiormente al suelo más arcaico de la tradición filosófica occidental. La intuición como aprehensión y afirmación de la vida en el cuerpo en tanto crisol y atanor del proceso de individuación, se determina como un conocimiento de sí que aparece como clave metafísica fundamental para desentrañar la forma de lo real. El inmanentismo, el materialismo y la fenomenología, toda vez que encuentran en la noción de cuerpo el bajo sostenido por el que se traban en una relación orgánica, se ordenen bajo la máxima délfica del conocimiento de sí. La máxima inscrita en el oráculo de Delfos ‘conócete a ti mismo’, es la cumbre espiritual ante la que se inclina el vitalismo filosófico. El vínculo con y la afirmación de la vida a partir de las resonancias que atraviesan el propio cuerpo como Naturaleza, es la tarea del hombre libre que se da forma a sí mismo en un juego y un baile que traen a la existencia una redención inmanente: la vida ética, como gozo, como Obra, como combate, como tarea por excelencia de la reflexión filosófica.
Nicolas Ditmmar en Fenomenología e individuación. La vida del cuerpo nos brinda un texto que sin duda viene a traer una bocanada de aire fresco al panorama intelectual contemporáneo. Es la recuperación de la cuerpo el gesto fundamental que le otorga al itinerario conceptual que realiza Ditmmar un valor y un peso específico. El cuerpo como punto de partida y como fin del quehacer filosófico. Frente a aquellas filosofías que se contentan con un acusado formalismo que desdeñan todo contenido material, el vitalismo filosófico se muestra como una mina de la que la filosofía misma ha de extraer muchísima riqueza: el oro de la libertad que habita en el cuerpo vivo. Nadie sabe lo que puede un cuerpo, nos dice Spinoza. Dittmar hace filosofía e historia de las ideas, siendo fiel al vitalismo spinoziano.
Fenomenología e individuación. La vida del cuerpo sin duda ofrece una palabra oportuna en el debate filosófico contemporáneo, en la medida que la noción de cuerpo se constituye como criterio insoslayable para pensar el mundo al que nos es dado asistir, mundo en el que múltiples transformaciones de órdenes diversos —tecnológicas, ecológicas, políticas, etc.— condicionan nuestras formas de hacer experiencia, determinando nuestras relaciones sociales y las relaciones que establecemos como nosotros mismos. Pensar el cuerpo se revela como ineludible exigencia filosófica de nuestros días. Nicolas Dittmar nos brinda herramientas para encarar esa tarea. Dittmar aborda la cuestión del cuerpo, restituyéndole a la filosofía una dimensión vital, que sin duda se resuelve como su razón y su propia esencia.
Bibliografía
- Dittmar, Nicolas, Phénoménologie et individuation. La vie du corps, Editions Dittmar, París, 2015.