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Resumen
El presente artículo responde al debate actual sobre los impactos de la pandemia del COVID-19 a nivel global, con la premisa de que esta situación desnuda y acelera la transición hegemónica del neoliberalismo anglosajón al capitalismo de Estado del Asia Oriental; que en ningún momento suprime al capitalismo, pues la nueva hegemonía se soporta en una relación complementaria entre Estado y capital; de igual forma, tampoco se acaba el fenómeno de globalización, al contrario, lo profundiza con la cooperación internacional para enfrentar la pandemia y la aparición oficial de las nuevas tecnologías representadas en la 5G y la inteligencia artificial.
Palabras clave: COVID-19, pandemia, neoliberalismo, capitalismo, globalización, nuevas tecnologías.
Abstract
This article responds to the current debate on the global impacts of the COVID-19 pandemic, starting with the premise that this siuation accelerates and strips the hegemonic transition from Anglo-Saxon neoliberalism to East Asian State capitalism; which never suppresses capitalism since the new hegemony is supported by a complementary relationship between the State and capital; likewise, globalization phenomenon is not ending either, on the contrary, it is deepening with international cooperation to face the pandemic and the official appearance of the new technologies represented in 5G and artificial intelligence.
Keywords: COVID-19, pandemic, neoliberalism, capitalism, globalization, new technologies
Resulta inusitado en las ciencias sociales que a partir de la pandemia del COVID-19 (originada en China el mes de diciembre de 2019 y expandida al resto del mundo los primeros meses de 2020) se hayan generado de forma inmediata diversos escritos y pronunciamientos en los medios de comunicación donde antropólogos, sociólogos e historiadores plasmaran su punto de vista, cuando lo que ha caracterizado a las ciencias humanas es el estudio de la realidad de forma pausada y estructurada, mas no inmediata. De entrada, se estaría generando una ruptura al interior de estas disciplinas para estudiar un fenómeno en tiempo real, acoplando, precisamente, los términos que surgen de la utilización de las nuevas tecnologías y, por supuesto, los científicos latinoamericanos no podían autoexcluirse de estas deliberaciones.
Uno de estos textos, que ha sido centro de atención y sobre el cual se han tejido diversidad de posiciones, pertenece al sociólogo, psicoanalista y filósofo esloveno Slavoj Žižek, titulado: “El coronavirus es un golpe al capitalismo a lo Kill Bill y podría conducir a la reinvención del comunismo” publicado el 27 de febrero de 2020, momento en que la pandemia del COVID-19 se encontraba en una fase introductoria para el resto del mundo y que, aún, no develaba la situación devastadora en infectados, pérdida de vidas humanas y crisis económica global, que se no se observaría sino hasta inicios del mes de abril.
Posteriormente, Žižek reafirma sus hipótesis con la publicación del libro “Pandemia! El COVID-19 sacude al mundo” donde expone la crisis económica que se avecina por el efecto de dicha pandemia: “Lo único que está claro es que el virus romperá los cimientos de nuestras vidas, causando no solo una inmensa cantidad de sufrimiento sino también estragos económicos posiblemente peores que la Gran Recesión. No hay vuelta a la normalidad”.[1]
El COVID-19 y la desaparición del neoliberalismo
El Covid-19 tiene entre los estados más afectados a los impulsores del neoliberalismo por medio del Consenso de Whashington, liderados por los Estados Unidos y el Reino Unido, con el apoyo de sus aliados de la Europa Occidental, desde la década de los ochenta y que, en parte, originarían transformaciones globales que convertirían al capitalismo en el modelo a seguir. Entre los principales acontecimientos de finales de los 80 y principios de los 90 se encuentran la disolución del bloque “comunista” de los Estados de la Europa Oriental, la desintegración de la URSS y la caída del muro de Berlín, posibilitando la supremacía del capitalismo y su aliado, la globalización económica neoliberal: “[…] en plena marea de entusiasmo de los años noventa, que, con educación y trabajo, se consigue tener una vida digna, [pero ahora] trabajan como esclavos dieciséis horas diarias y dejan que las grandes empresas las traten mal y hasta abusen de ellas”.[2]
Según la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, que lleva en EUA las estadísticas diarias y acumuladas de la pandemia, los datos sobre infectados y mortalidad por COVID-19, EUA ocupa, hasta hoy, el primer lugar a nivel mundial con 672,246 infectados y 33,318 fallecidos, seguido por Italia, con 168,941 infectados y 22,170 fallecidos, luego España con 184,948 infectados y 19,315 fallecidos, seguido por Francia con 147,113 infectados y 17,942 fallecidos, y Reino Unido con 109,754 infectados y 14,606 fallecidos, estos datos son para la tercera semana de abril de 2020.
Estos datos revelan la realidad de un modelo neoliberal en crisis, esto debido a que el derecho a la salud como un servicio público “garantizado” por los estados europeos se ha desmontado paulatinamente, convirtiéndose en mercancía a la cual puede acceder quien posea los recursos necesarios.
Lo crítico de un modelo que concibe a la salud como otro producto sujeto a oferta y demanda es que, ante problemas masivos como lo es una epidemia, es incapaz de responder y sostener efectivamente a su población, ya que dicho modelo está diseñado para atender solo a quienes posean el poder adquisitivo que dará acceso al servicio de una atención especializada.
Esta situación determinó que los estados promotores del modelo neoliberal tomaran correctivos en el camino ante las víctimas de la actual pandemia, solo al observar que un sector importante de los afectados provenía de las élites y los sectores medios consolidados, un ejemplo son el Príncipe Carlos del Palacio de Buckingham, el Primer Ministro de Reino Unido, Boris Johnson, varios jugadores de futbol de la liga italiana o el presidente del Banco Santander en Portugal, António Vieira Monteiro, quien falleció por consecuencia del COVID-19, entre otra infinidad de ciudadanos europeos que se encontraban en edades más allá de los 70 años, quienes han sido la población más impactada por este virus.
Estas transformaciones de un estado con modelo neoliberal a una especie de modelo social de derecho, donde lo privatizado vuelve a las instituciones públicas y donde las inversiones millonarias ocurren en función de estructurar un sistema de salud general capaz de enfrentar una pandemia, estarían dentro de una estrategia para la recuperación de un modelo estatal donde, volviendo a Keynes, un estado interventor salva la economía, esto dentro de la lógica de no desaparecer el capitalismo, sino el neoliberalismo: “Abandono el laissez-faire […] Confiaba más en la empresa pública que en la privada, libre y a su aire, la empresa privada ya no es libre —está controlada y amenazada en muchos sentidos—”.[3]
Según la propuesta del sistema-mundo, el virus estaría afectando a los estados que han sido considerados como centrales debido a la plusvalía económica que los caracteriza, colocándose en la lógica mundial donde una élite obtiene más riqueza que la mayoría de la población, generando una desigualdad social sustentada en las estrategias neoliberales que benefician a los empresarios, ya que diversifican su producción haciendo posible la acumulación de capital debido a que las instituciones estatales son reemplazadas por empresas privadas.
Esta implementación neoliberal sucedió en Italia, Reino Unido y, en menor medida, en España y Francia, precisamente donde la pandemia ha sido catastrófica en lo referido a infectados y mortalidad. En Alemania el sistema de salud y las acciones neoliberales se han visto más limitadas, por eso los datos de mortalidad son menos alarmantes, debido a que la salud es considerada un derecho fundamental y no ha sido cedida de forma total a los intereses particulares del empresariado local y global.
La globalización de la hegemonía del Asia Oriental
Pese a que se mantiene un nivel económico aceptable por parte de los estados europeos, su posición en el sistema-mundo se ha desplazado paulatinamente debido, en parte, al desmonte de instituciones públicas, quienes garantizaban derechos fundamentales a sus ciudadanos y, así mismo, a la dinámica de una globalización económica que llevó a una transformación socio-económica global, moviendo algunos estados de la semiperiferia hacia el centro, como el caso de China, que posee una plusvalía muy cercana a sus homólogos europeos y norteamericanos, convirtiéndose en la segunda economía del mundo y posiblemente en la primera, más rápido que lo que se ha proyectado: “La China de hoy como un país poderoso que se mira así mismo como una potencia regional cuya economía crece deprisa, pronto pasará, de forma pacífica, las economías dominantes de la era anterior”[4]
A esto se suman otros países de Asia, como India, que avanza entre los países de mayor crecimiento económico de la última década; Corea del Sur, por sus logros tecnológicos o Vietnam por sus desarrollos agropecuarios. Esta dinámica del sistema-mundo, donde los estados semiperiféricos (e incluso periféricos) en poco tiempo pasan al centro del sistema-mundo y viceversa, los estados centrales se desplazan sutilmente hacia la semiperiferia, determina que se amplíen las tensiones económicas entre el norte global occidental con oriente, que emerge como protagonista global, situación que estaría en contra del postulado de Žižek de una sociedad alternativa que lleve a la cooperación global: “[…] otro virus ideológico […] beneficioso, se propagará y con suerte nos infectará: el virus de pensar una sociedad alternativa, una sociedad más allá del estado-nación, una sociedad que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y cooperación global”.[5]
Las tensiones y desconfianzas entre los estados se presentaron desde el inicio de la pandemia, al expandirse el coronavirus en China los Estados Unidos ofrecieron su ayuda para enfrentar la situación, ofrecimiento rechazado por el gobierno chino. A medida que la situación se complicaba en el Asia Oriental por llegada del COVID-19 a países como Corea del Sur, Japón y Taiwán se hacía visible la necesidad de una solidaridad global, sin embargo, esto no sucedió; cada país afectado enfrentó la situación con sus respectivos recursos económicos, médicos y sociales; solo China, al reconocer la velocidad de los contagios y dispersión masiva del virus, acudió a la colaboración de los profesionales de la salud e investigadores de laboratorios cubanos. Lo paradójico es que un país del Caribe bloqueado económicamente por los Estados Unidos, se convirtiera en opción para una de las potencias globales por medio de sus progresos en el campo médico, la alianza chino-cubana llevaría a resultados importantes en el control del virus en el gigante asiático: “Consejero de Estado y Ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi […] dijo que ante la propagación global de COVID-19, China y Cuba […] necesitan fortalecer la coordinación […] Cuba también hizo donaciones a China a pesar de su propia escasez de suministros, lo que China agradece sinceramente”[6].
Pero esta falta de solidaridad y cooperación global se evidencia cuando el virus llega a Europa. El primer país impactado fue Italia. Con el pasar del tiempo la situación fue empeorando y el papel de la Unión Europea (UE) por proteger a Italia fue débil y la enfermedad seguía expandiéndose de forma vertiginosa. Con el aumento en infectados y fallecimientos, los gobiernos centrales y locales italianos se miraban superados por la situación, en ese momento entra la Organización Mundial de la Salud (OMS) al declarar como pandemia el COVID-19, pese a esta declaración la ayuda más determinante no llegó ni de sus aliados de la OTAN ni de la UE, sino de China, Cuba y Rusia: “La segunda brigada médica cubana que apoyará la lucha contra el COVID-19 en Italia arribó en la mañana de hoy a Piamonte. Los colaboradores cubanos fueron recibidos en el Aeropuerto de Turín-Caselle por el presidente de la Región del Piamonte”.[7]
Esto demuestra que ante el avance de la pandemia los Estados Orientales estaban mejor preparados que los europeos, situación que desvela la fragilidad del neoliberalismo y el daño que esta concepción global imprimió en los estados occidentales. Las empresas privadas de salud, las transnacionales farmacéuticas, los laboratorios privados de microbiología, regeneración celular, biogenética y química farmacéutica tampoco lograron responder al desafío; no encontraron ni han logrado hallar salidas químicas, biológicas o farmacéuticas que logren eliminar o contener en su totalidad este virus, por eso la vía de solución ha sido la especialidad de la epidemiología que trabaja sobre enfermedades que se transmiten de forma masiva como este caso, que junto a la medicina preventiva se han convertido en los referentes centrales para mitigar los impactos de transmisión del COVID-19 con medidas como el confinamiento y el aislamiento social, mientras en urgencias y cuidados intensivos se atiende a los afectados con la infraestructura y el personal disponibles, situación que llevó al colapso de los sistemas de salud en Occidente, a diferencia de Oriente donde la atención fue más adecuada.
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Por supuesto que Oriente, liderado por la economía China, excluyó al neoliberalismo como modelo estatal; el resultado socioeconómico del modelo implementado por los chinos se referencia como Capitalismo de Estado, donde prácticamente los servicios esenciales son garantizados por las instituciones estatales, esto incluye la educación, la salud, la alimentación, la vivienda y el trabajo. Al mismo tiempo participan de la competencia global, donde sus empresas tienen un carácter privado pero con regulación directa del estado chino, combinación que ha logrado posicionar a China como potencia internacional. Esto estaría en contra de la deliberación que expone Žižek sobre la fragilidad de China en plena pandemia, “[…] en el régimen comunista del país, las autoridades pueden sentarse, observar y pasar los movimientos de cuarentena, pero cualquier cambio real en el orden social (como confiar en la gente) resultará en su caída”.[8]
La aparición del COVID-19 consolidó a China en el contexto internacional. Prácticamente aceleró su hegemonía desplazando a EUA. El tratamiento dado para contrarrestar la proliferación del virus en su territorio, reducir al mínimo el número de infectados y fallecidos lo convirtió en el país que ha combatido esta epidemia de la manera más eficaz, así mismo, pasó de centro de la pandemia a colaborador por excelencia de los demás estados a nivel mundial, brindando material médico y asistiendo profesionalmente para detener la expansión del virus en países como España, Estados Unidos, Venezuela, Ecuador y México, entre otros países que han solicitado el apoyo chino.
El impacto en las Américas del COVID-19
El virus ya se encuentra en los cincuenta estados que conforman a EUA esta situación trágica se presenta en ciudades globales como Nueva York, que tiene un número significativo de personas infectadas: 122,148 casos, que la colocarían en el 6to lugar a nivel mundial, antes de Reino Unido con 8,893 fallecidos confirmados a los que sumarían 4,309 como probables muertes por COVID-19, esto hasta el 16 de abril[9]. Washington, con 11,152 casos informados[10], también ocuparía el 6to lugar si se midiera con estados a nivel mundial, superando países como Bélgica, Irán y China. Estados de amplia población como California, impactado constantemente por el COVID-19, presenta a la fecha 27,528 casos.[11]
Ante la situación de Estados Unidos, por parte de los gobiernos locales, como el de Nueva York, se determinó realizar el proceso de confinamiento primero, posteriormente el gobierno central que, ante el agravamiento por el aumento de infectados y muertes, priorizó la salud y la vida ante la economía. Lo que se ha demostrado hasta el momento es que el confinamiento de una forma rigurosa puede detener la expansión del virus; el caso de China es representativo, ya que el número de contagiados se encuentra controlado después de la implementación de esta estricta medida.
La crisis epidemiológica en el contexto estadounidense también ha desnudado su sistema de salud, producto evidente del neoliberalismo, debido a que el acceso a la salud depende de los recursos que posean los ciudadanos, vistos como clientes y no como personas con garantía al derecho fundamental a la salud. Esto originó que el sistema de salud no lograra responder de la mejor forma a la pandemia y se mostrara una división socioeconómica y étnica. Por ejemplo, los grupos marginados en la ciudad de Nueva York han sido los más afectados; latinos y afroamericanos suman el mayor número de infectados y fallecidos con respecto a otros sectores poblacionales, allí están los migrantes sin papeles y los trabajadores informales que no tienen acceso al derecho a la salud pues sus recursos económicos no son suficientes: “Las deudas del sistema de salud son las primeras causas de bancarrota personal de los EUA, siendo que del total de personas que presentan quiebra por este motivo, el 78% declara tener algún tipo de seguro médico”.[12]
A esto, se suma la situación económica que no ha dado espera, precisamente por el modelo de flexibilización laboral donde se trabaja al día o por horas en diferentes espacios, para poseer un cierto poder adquisitivo que demanda una sociedad de consumo como la estadounidense. Ante esta situación, donde se desploman las actividades laborales, los ciudadanos desempleados han acudido a los subsidios de forma inmediata, impulsando una situación socioeconómica incierta y de zozobra a una de las economías que ha sido considerada una de las más fuertes y dominantes del globo. Dependiendo de las acciones que se tomen, tanto en salud como en lo económico, se estaría determinando la posición que tendrá EUA en el sistema-mundo ampliamente dinámico.
Para el contexto latinoamericano la llegada del COVID-19 sucedió desde los aeropuertos. Los primeros casos en países como Argentina, Colombia y Ecuador fueron de personas que provenían de lugares con alto nivel de contagio como Italia y España, que es donde los latinoamericanos tienen una relación más directa; en el caso de España, la migración más sobresaliente de la región es la colombiana y ecuatoriana, y en lo correspondiente a Italia las interacciones con los argentinos son históricas y constantes. Posteriormente el virus se ha reproducido en cada uno de estos países con un crecimiento significativo en infectados y fallecidos: Brasil con 34,221 casos confirmados y 2,171 muertes, Ecuador con 8,450 infectados y 421 fallecidos, Perú con 13,489 casos y 158 muertes, Chile con 9,252 infectados y 116 fallecidos, México con 6,875 casos confirmados y 546 muertes, Panamá con 4,210 casos y 116 fallecidos.
Los países latinoamericanos con un menor número de casos confirmados son Colombia con 3,439 casos y 153 fallecidos, Argentina con 2,758 infectados y 129 fallecidos, Cuba con 923 enfermos y 31 muertes, Costa Rica con 649 casos confirmados y 4 fallecidos, Uruguay con 508 casos y 9 fallecidos, Bolivia con 493 infectados y 31 fallecidos, Honduras con 457 casos confirmados y 46 muertes, Venezuela con 227 infectados y 9 fallecidos, Paraguay con 202 casos y 8 fallecidos, El Salvador con 190 casos y 7 fallecidos[13]. Es importante aclarar que su expansión se encuentra en una fase intermedia, ya que solamente lleva un mes y medio el virus en dichos países.
Las medidas que se han tomado por parte de los estados latinoamericanos ha sido el confinamiento de forma plena, como lo ha determinado antes de que apareciera el primer infectado El Salvador, con un mínimo de infectados, como lo hicieran también Venezuela y Argentina; ya con un número de casos significativos como el caso de Ecuador, Perú, Chile y Colombia implementaron dicha medida. Otros países, como México y Brasil, no han logrado el confinamiento plenamente (pues dependiendo de la decisión de los gobernantes locales) debido a las deliberaciones sobre la protección de la economía, ya que desde la perspectiva de sus gobiernos centrales los estados no pueden parar las actividades relacionadas con la industria, el comercio y los servicios; la situación más difícil se presenta en Brasil debido a que el presidente y parte de sus seguidores están en desacuerdo con el aislamiento y proponen mantener la actividad cotidiana sin ninguna restricción.
Es interesante observar que en la región, los estados que reaccionaron de forma rápida ante la pandemia y tomaron medidas estrictas, han tenido datos más controlados en el número de infectados y muertes, como El Salvador, Venezuela, Uruguay, Cuba, Argentina y Colombia, mientras que los estados que han tomado medidas flexibles y no logran tener a la población en aislamiento social tienen un crecimiento de casos exponencial, tal es el caso de Brasil, que se convirtió en el primer país latinoamericano con el mayor el número de víctimas, mostrando desde un primer análisis que las medidas estrictas como el confinamiento han dado resultados favorables a los países que decidieron implementarlo a tiempo.
Aunque el COVID-19 infectó en un principio a ciudadanos de sectores socioeconómicos que oscilan entre la élite y la clase media, con recursos suficientes para ir y volver a Europa sin mayores inconvenientes, al llegar a los distintos países de la región y sin mayores controles, el virus se fue diseminando a otros sectores poblacionales, como el caso de Ecuador, donde el virus se trasladó de los recién llegados a la población en general, intensificándose la expansión particularmente en la segunda ciudad del país, Guayaquil, siendo los sectores populares los más afectados de la ciudad, donde los infectados y fallecimientos se han multiplicado y la situación se ha complicado a tal magnitud que en la página web del gobierno local aparece el servicio exequiales por radio y televisión.[14]
Este hecho puede también darse en otros países, por lo cual incremento de víctimas del COVID-19 puede reproducirse en las semanas venideras, siendo los más impactados las clases sociales marginadas y excluidas. El inconveniente que puede agravar en el contexto de América Latina son las desigualdades socioeconómicas y un sistema de salud que ha sido paulatinamente privatizado en la mayoría de países de la región: “Para 2020, de confirmarse los datos base, pasaríamos de los actuales 186 millones de pobres a 220 millones, y de los actuales 67,5 millones de latinoamericanos y caribeños que viven en condición de pobreza extrema a 90,8 millones. Esta crisis nos encuentra con sistemas de salud fragmentados y sin cobertura universal”.[15]
En Latinoamérica la mayoría de los ciudadanos forman parte de la economía informal y viven del día a día, al no tener ingresos fijos y seguros sus necesidades básicas estarían sin cumplir, circunstancias que originarían la reproducción de hambruna, enfermedades y, por supuesto, del COVID-19; que sea una de las regiones más desiguales del planeta puede originar no solamente fenómenos de hambruna sino también rebeliones sociales, saqueos, bloqueos, entre otras acciones violentas por parte de los pobladores.
Respecto al sistema de salud la situación no deja de preocupar, pues las clínicas privadas y hospitales públicos no tienen la capacidad de atender la cantidad de enfermos que podrían resultar de una expansión descontrolada del virus, por eso los países han estado invirtiendo en hospitales para extender los servicios de urgencias y de cuidados intensivos, procurando la recuperación de clínicas privadas quebradas, adecuándolas para urgencias y apertura hospitales de campaña construidos por las fuerzas militares, entre otras acciones y medidas cuya pretensión es que los sistemas de salud puedan contener la pandemia. Sin embargo, la reproducción de la enfermedad de forma masiva llevaría a colapsar el sistema pese a los correctivos implementados; los estados de la región que no se preparen y realicen acciones para controlar la potencial expansión del virus llevaría a que el sistema de salud entrara en shock y siendo víctimas no solo los ciudadanos, sino también el personal de salud, que ya tiene varios infectados y fallecimientos en la región, lamentablemente el virus se reproduciría en estos países con impactos negativos para su población.
Nuevas tecnologías, virtualización de la cotidianidad y reproducción del capitalismo
De acuerdo a cómo se vaya desarrollando la expansión del virus a nivel global se determinará el impacto en la economía, de entrada la clasificación del sistema-mundo después de la pandemia será transformada, los estados que logren un mayor control sobre el COVID-19 se convertirán en estados centrales. Por ahora, los países de Asia Oriental son los más beneficiados, su plusvalía será mayor que los estados que se vean más afectados negativamente por la pandemia, esto se determinaría de acuerdo a la cantidad de infectados, muertes y tiempo que dure la paralización del sector productivo; entre los estados centrales que tendrían un ligero desplazamiento hacia la periferia se pueden encontrar varios europeos; en lo respectivo a Latinoamérica el desplazamiento sería de la semiperiferia a la periferia, la posibilidad de pasar al centro se aleja de la realidad socioeconómica de la región.
Como puede observarse, la globalización se mantiene y no va a desaparecer con el virus, por el contrario, puede consolidarse debido a las interacciones, a la división del trabajo internacional y la dependencia de los estados semiperiféricos y periféricos de los países que se encuentran en el centro con su respectiva riqueza. La crisis económica global que presentaba sus primeros síntomas antes de la pandemia se aceleró y agudizo con el confinamiento de aproximadamente la mitad de la población mundial que originó la parálisis de la economía a nivel internacional. Ante esta situación los estados periféricos necesitan indudablemente la relación, el apoyo y la ayuda de los estados centrales para superar la crisis económica, que finalmente es global. Se han tomado acciones para proteger a los estados periféricos, como la condonación de la deuda ante instituciones multilaterales y supraestatales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el G7 y el G20: “Los costos humanos de la pandemia del coronavirus ya son inmensurables y es preciso que todos los países trabajen en colaboración para proteger a la gente y limitar el daño económico. […] tema central en la reunión que mantuvieron hoy los ministros de Hacienda y gobernadores de bancos centrales del G-20”.[16]
Otros estados con mejores posibilidades socioeconómicas están pidiendo préstamos para enfrentar la recesión, que se encuentra en su fase inicial, mientras los más consolidados económicamente están nacionalizando empresas y financiando la quiebra de sus más representativos consorcios empresariales, por lo cual, los distintos estados toman correctivos ante la crisis económica que prácticamente se considera un hecho por parte de los organismos supraestatales y multilaterales. Esta situación supone a la globalización como un fenómeno que seguirá funcionando sin inconvenientes, aclarando que se acude a un proceso de transición hegemónica, de una dominación especialmente anglosajona, Estados Unidos y Reino Unido, a una dominación asiática, teniendo a China, India y Rusia entre los principales protagonistas que, desde hace unos años, han tenido vínculos de colaboración y ayuda en economía, seguridad, ciencia y nuevas tecnologías, por supuesto, con el liderazgo indiscutible de China.
El COVID-19 ha mostrado la importancia que tiene la ciencia para comprender y mitigar el virus, los estados centrales y semiperiféricos han realizado un llamado a los equipos de científicos públicos y privados para adelantar las estrategias de prevención, mitigación, aislamiento social, protocolos de atención en salud en urgencias y unidades de cuidados intensivos, evaluación de medicamentos para reducir la mortalidad, experimentación en laboratorios de posibles vacunas, aportes de las nuevas tecnologías para el control de la enfermedad, análisis de economía política, reflexiones antropológicas, sociológicas y psicológicas sobre las transformaciones en las conductas colectivas e individuales mientras dure la pandemia, entre otra infinidad de estudios que colocan a la ciencia como el medio más adecuado para explicar lo que está pasando en el mundo.
Es importante reconocer que la ciencia, históricamente, ha sido la aliada (tal vez sin intención) de la reproducción capitalista, debido a que sus innovaciones en poco tiempo son colocadas en el mercado convirtiéndose en las más consumidas por los ciudadanos-mundo, por eso, no es de extrañarse que el resurgir científico en una de las pandemias más impactantes que haya tenido la humanidad, esté nuevamente ayudando al capitalismo para que se transforme y se adecue a las circunstancias contemporáneas, por supuesto, excluyendo al modelo neoliberal determinante en que las disciplinas científicas pasaran a un segundo plano e impulsando el modelo intervencionista donde se garanticen los recursos estatales suficientes para el funcionamiento de la ciencia, la investigación y la tecnología. Esta pandemia se ha convertido en una posibilidad latente de cambios y reformas sobre el quehacer científico.
Precisamente, ese papel de la ciencia en la reproducción y transformación capitalista lo expone acertadamente Bourdieu, quien denomina a la ciencia y el espacio de sus avances que es la universidad, como capital cultural; este tipo de capital lleva a que las divisiones sociales al interior del estado-nación sean mayores y se plasme en el contexto global. El prestigio académico que tenga la universidad y los títulos académicos se convierten en una forma de distinción; quien egrese de instituciones universitarias con prestigio y posea título de Doctor será considerado con el máximo capital cultural, por el contrario, una persona que no tenga la posibilidad tendrá un capital cultural reducido y bajo, esta percepción amplía los niveles de desigualdad en la globalización contemporánea: “La nueva clase, cuyo poder y autoridad se fundamenta en el nuevo capital, el capital cultural, tiene que elevar sus intereses particulares a un grado de universalización superior, e inventar una versión que cabe llamar “progresista” […] de la ideología del servicio público y de la meritocracia”.[17]
Los científicos se convierten nuevamente en los actores principales, esenciales para combatir la pandemia, sin embargo, sus aportes dependen de cómo se llega a la crisis, las mayores inversiones estatales para la educación superior y la investigación estarían en China liderando en el contexto global: “Entre 1991 y 2016, el presupuesto del Gobierno para investigación y desarrollo (I+D) se multiplicó por 30. El país superó a Japón en el gasto en I+D en 2009. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) predice que este año China invertirá más en este sector que Estados Unidos”.[18]
Para el contexto estadounidense la universidad privada es representativa y forma cierta parte de las élites económicas, políticas y científicas, tampoco se puede desconocer que históricamente EUA haya destinado amplios recursos a la investigación y el espacio universitario, sin embargo, en los últimos años se ha reducido paulatinamente la inversión, por lo cual, quienes acceden a los estudios universitarios tienen que poseer recursos significativos para la consecución de los títulos académicos: “En todo el país se está produciendo una reducción de los fondos destinados a las universidades estatales […] son actualmente las matrículas universitarias, más que las partidas públicas, las que cubren la mayor parte de ese presupuesto, por lo que tal vez hayamos dicho ya adiós a los tiempos en que era asequible costearse una carrera de cuatro años en un centro público”.[19]
En Europa la inversión estatal es también significativa; países como Alemania, Francia e Italia donde las universidades son mayoritariamente estatales; en otros países, como España y Reino Unido, las universidades privadas han venido aumentando en relación a las universidades públicas, esto muestra que a mayor inversión estatal, los aportes de innovación en las disciplinas científicas son más representativos. En el caso de América Latina la inversión en ciencia, tecnología y universidades por parte de las instituciones estatales, comparada con los Estados europeos y del Asia oriental, es considerablemente menor, colocando a la región en desventaja en la innovación y relegando su papel a un simple consumidor de lo que se produzca en los estados que avanzan en los descubrimientos científicos.
Los avances tecnológicos más recientes se han realizado desde una disputa entre EUA y China, pese a que la libertad de competencia ha caracterizado al país del norte en relación al gigante asiático; recientemente, EUA transformó la estrategia, determinando acciones legales y de bloqueos comerciales de los productos chinos, fue el caso de la empresa de telefonía móvil Huawei, a la que bloquearon los diferentes navegadores de internet como google y redes sociales globales como Facebook, Instagram y Whatsapp, que se incorporaban automáticamente en sus teléfonos. Pese al bloqueo y gracias al apoyo del gobierno la empresa china logro avanzar en la tecnología 5G y la inteligencia artificial colocándose en el liderazgo mundial de innovaciones tecnológicas. Esto ocasionó un impacto negativo en las pretensiones estadounidenses, quedando relegado a un segundo plano aspecto tecnológico que determina un lugar en la globalización.
Este contexto donde las innovaciones tecnológicas son consumidas por los ciudadanos-mundo, los estados-nación pasan a un segundo plano, pues el espacio de interacción por excelencia son las redes sociales, que se constituyen por la comunicación que se realiza desde el internet. A partir de la pandemia del COVID-19 y el proceso de confinamiento la comunicación virtual se convertió en prioridad, junto con la garantía de actividades y derechos como la alimentación, los servicios públicos y el alquiler de sitios de habitación; pero no solamente fue la comunicación por redes entre amigos y conocidos lo que llevó a proteger el internet como servicio esencial, sino las distintas actividades cotidianas que en un porcentaje fueron desplazadas de lo real a lo virtual. Tal ha sido el caso de las clases presenciales, que pasaron a realizarse por medio de plataformas como zoom, microsofteams, skype, entre otros, opciones que posibilitan la comunicación entre estudiantes y sus profesores, promoviéndose indirectamente la educación virtual, hasta ahora, relegada a un segundo plano, pues lo presencial es predominante en la enseñanza.
Pero así mismo la mayoría de empresas, debido al aislamiento físico, optaron por continuar con sus actividades desde el espacio virtual, reduciendo las pérdidas económicas derivadas de la pandemia. Desde esta perspectiva se estaría impulsando plenamente un medio que se encontraba marginal: el teletrabajo; con todo y las implicaciones que esto conlleva, en términos de resultados en lo productivo, a lo que también se suman la pérdida de los derechos laborales, ya que puede llevar a que se vinculen los nuevos trabajadores por horas y no por contrato laboral.
El confinamiento también ha posicionado los servicios de plataformas digitales y la variedad de productos que ofertan en el ciberespacio. No se necesita salir de casa para recibir los pedidos; los alimentos son trasladados desde los supermercados hasta los hogares por medio de aplicaciones que se encuentran en los smartphones, lo mismo ocurre con Amazon que puede llevar libros desde distintas editoriales y librerías hasta la puerta de la casa, entre otra cantidad de objetos. Precisamente, en plena crisis económica global, Amazon apertura más de 100 mil nuevos empleos en el mundo y realiza aumento en los salarios, a lo que se suman las restantes aplicaciones que prestan este tipo de servicios, ampliando sus ganancias en plena crisis epidemiológica, lo que contradice con la compleja realidad a que asisten de miles de empresas que quiebran y desaparecen.
A partir de los avances tecnológicos, la necesidad de no parar el sistema productivo y educativo ha disparado el consumo de ordenadores de escritorio, portátiles y smartphones, entre otros productos que complementan a este tipo de demanda, logrando ampliar la plusvalía de estas empresas, relacionadas con la comunicación virtual y el internet. Los principales beneficiados de este consumo masivo son los estados que apoyan a empresas y centros de investigación que realizan avances y descubrimientos científicos en las nuevas tecnologías, en este caso, China figura como protagonista global, seguido de EUA, Japón, India, Corea del Sur y algunos países de Europa. Esto nos muestra una vez más que el capitalismo no se acaba, sino que reproduce otras formas de plusvalía más eficientes, mientras delega a los que no pueden producir a simplemente consumidores de tecnología, sin ningún papel esencial en esta nueva forma de intercambio surgido de las especialidades y el conocimiento científico innovador, reproduciendo una mayor desigualdad entre quienes logran la innovación tecnológica y quienes no tienen esa posibilidad debido a sus limitados presupuestos en ciencia e investigación.
Cada crisis lleva a un cambio en la estructura. En el capitalismo, primero se pasó del dominio del capital industrial a la dominación del capital financiero y, recientemente, a la hegemonía del capital de las nuevas tecnologías, emparentado con el capital cultural que había propuesto Bourdieu, donde la ciencia, la investigación y la innovación se convierten en un apoyo esencial para la renovación y construcción de élites de este capitalismo; donde las diferencias entre quienes poseen el acceso al saber especializado, a los estudios avanzados y sus innovaciones científicas, donde la brecha es abismal ante quienes no tienen la posibilidad de acceder a estas formas de conocimiento, de capital.
Se estaría presenciando la transición del neoliberalismo estadounidense al capitalismo del estado chino, donde el capital cultural se presenta como aliado a la dominación asiática, suceso donde no solo se mantiene la globalización, sino que se consolida y profundiza por medio de las nuevas tecnologías, donde, al mismo tiempo, el capitalismo muta para otorgar mayor plusvalía a quienes son dueños de las innovaciones científicas, en los campos que más se requieren los cuales que se convertirán en mercancías para consumo global.
Bibliografía
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Notas
[1]SlavojŽižek. Pandemia, El Covid-19 sacude al mundo, ed. cit., p. 8.
[2]ZigmuntBauman, et. al, Maldad liquida, ed. cit., p. 95
[3] Nicholas Wapshott, Keynes vs Hayek. El choque que definió la economía moderna, ed. cit., p. 35.
[4] Oliver Stuenkel. O mundo pós-ocidental, Potencias emergentes e a nova orden global, ed. cit., p. 16.
[5]SlavojŽižek, Coronavirus es un golpe al capitalismo al estilo de “Kill Bill” y podría conducir a la reinvención del comunismo, en Sopa de Wuhan, Pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemias, ed. cit., pp. 21-28.
[6] Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular de China, Wang Yi: COVID-19, Una Prueba Importante Para Modelo y Capacidad de Gobernanza de Cada País, et. cit. https://www.fmprc.gov.cn/esp/zxxx/t1770062.shtml
[7]Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Arriba a Italia segunda brigada médica cubana, et. cit. http://www.minrex.gob.cu/es/arriba-italia-segunda-brigada-medica-cubana
[8]SlavojŽižek, ed. cit., p. 23.
[9] Promoción y protección de la salud de la ciudad de Nueva York, Covid-19: Datos, ed. cit. https://www1.nyc.gov/site/doh/covid/covid-19-data.page
[10] Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades EE.UU. Cases of Coronavirus Disease (COVID-19) in the U.S. et. cit. https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/cases-updates/cases-in-us.html
[11]Departamento de Salud Pública de California. Covid-19. Updates, ed. cit. https://www.cdph.ca.gov/Programs/CID/DCDC/Pages/Immunization/ncov2019.aspx
[12]Celia Iriart, El sistema de salud de los Estados Unidos: mitos y realidades (Parte I), ed. cit. p. 10.
[13] Universidad de Medicina Johns Hopkins, ed. cit. https://coronavirus.jhu.edu/map.html
[14] Alcaldía de Guayaquil, Homenaje a la vida. Servicios exequiales por radio y tv, ed.cit. https://guayaquil.gob.ec/
[15] Comisión para América Latina y el Caribe -CEPAL-, Hora cero: Nuestra región de cara a la pandemia, et. cit. https://www.cepal.org/es/articulos/2020-hora-cero-nuestra-region-cara-la-pandemia
[16]Fondo Monetario Internacional –FMI- Declaración de la Directora Gerente del FMI KristalinaGeorgieva tras una conversación ministerial del G-20 sobre la emergencia del coronavirus, ed. cit. https://www.imf.org/es/News/Articles/2020/03/23/pr2098-imf-managing-director-statement-following-a-g20-ministerial-call-on-the-coronavirus-emergency
[17] Pierre Bourdieu, Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción, ed. cit. p. 39
[18] Mara Hvistendahl, La peligrosa internacionalización de los gigantes tecnológicos chinos, ed. cit. https://www.technologyreview.es/s/10838/la-peligrosa-internacionalizacion-de-los-gigantes-tecnologicos-chinos
[19]Noam Chomsky, porque lo decimos nosotros, Ideal democrático, estrategia de poder y manipulación en el siglo XXI, ed. cit. p. 51.