“(…) el alfabeto fonético había sido el punto de quiebre entre el hombre tribal y el hombre individualista […] Ese fue el momento del colapso de la autoridad tribal colectiva.” McLuhan
“(…) la alfabetización hace explotar la unidad tribal o familiar.” McLuhan
“Muchos siglos de ejercicio ideográfico no amenazaron la red sin fisuras de las sutilezas familiares y tribales de la sociedad china.” McLuhan
“Las culturas tribales no pueden albergar la posibilidad el ciudadano individual o separado.” McLuhan
Resumen
La pandemia desatada por el covid-19 llevó en Oriente a una respuesta eficiente por parte de un Estado fuerte basado en la aplicación amplia de la inteligencia artificial, mientras que las naciones occidentales la respuesta ha sido titubeante y tecnológicamente inferior por incapacidad, política y tecnológica, para hacer tanto la detección temprana como el seguimiento de los infectados. La razón es la diferente dinámica de las relaciones entre tecnología y sociedad debida a que las sociedades orientales combinan el colectivismo con la tecnología digital, mientras que en Occidente la relación entre tecnologías digitales e individualismo tiene efectos partisanos y centrífugos. En el texto utilizamos la teoría de McLuhan sobre la oralidad, las tecnologías mecánicas y los medios eléctricos para dar cuenta de la diferencia en la relación entre sociedad y tecnología en Oriente y Occidente que se ha manifestado con la respuesta al conavid-19.
Palabras clave: covid-19, individualismo, colectivismo, Estado, inteligencia artificial, partisanismo.
Abstract
The pandemic unleashed by the covid-19 led in the East to an efficient response by a strong State based on the wide application of artificial intelligence, while the response of the Western nations has been hesitant and technologically inferior due to incapacity, political and technological, to do both early detection and follow-up of the infected. The reason is the different dynamics of the relationships between technology and society due to the fact that Eastern societies combine collectivism with digital technology, while in the West the relationship between digital technologies and individualism has partisan and centrifugal effects. In the text, we use McLuhan’s theory of orality, mechanical technologies, and electrical media to account for the difference in the relationship between society and technology in East and West that has manifested itself with the response to conavid-19.
Keywords: covid-19, individualism, collectivism, state, artificial intelligence, partisanship.
En este texto consideramos la capacidad de las democracias occidentales y las democracias y el capitalismo asiáticos para luchar contra la pandemia del covid-19. Para ello partimos de hechos básicos. 1. China y las democracias conservadoras asiáticas de Corea del Sur, Taiwán, Japón y Singapur, han podido responder al ataque del covid-19 de una manera más eficiente que las democracias occidentales como Francia, Italia, España, Estados Unidos.[1] 2. La eficiente respuesta asiática ha sido posible por una combinación de dos factores, a saber, una sociedad colectivista comandada por un Estado fuerte y una amplia utilización de las tecnologías digitales de la inteligencia artificial (IA).[2] 3. El Estado fuerte y su uso de las tecnologías de la IA han significado una indiferencia total hacia los valores occidentales de individualismo y privacidad.[3] Dados estos hechos, es claro que el uso asiático de las tecnologías digitales en defensa contra el ataque del covid-19 ha sido posible por el marco social que incluye tanto la fortaleza del Estado como la actitud colectivista básica de la población. Nuestra tarea radica en examinar de manera muy general las relaciones entre el marco social y la tecnología, esbozando conclusiones sobre las sociedades tecnológicas occidentales y orientales para el futuro a largo plazo. La crisis causada por el covid-19 indica que la balanza del poder y el dinamismo mundial se inclinará hacia el Oriente.
- Digitalización, concertación, eficiencia y forma social
En el centro de nuestro análisis está la consideración del efecto de la tecnología digital sobre las posibilidades sociales de acción tanto concertada (nivel político) como eficiente (nivel económico). Nuestra tesis es que en el marco individualista propio del Occidente la tecnología digital genera patrones de conducta partisanos, centrífugos, que operan negativamente tanto sobre la concertación como sobre la eficiencia, mientras en el marco colectivista propio del Oriente la tecnología digital genera patrones de conducta integradores, centrípetos, que operan positivamente tanto sobre la concertación política como sobre la eficiencia económica. A fin de cuentas, con base en su individualismo el Occidente está en desventaja respecto del Oriente con su colectivismo, a pesar de que en principio ambos tengan acceso a la misma tecnología digital.
Es necesario distinguir entre dos ramas principales de la digitalización, a saber, el internet y la IA. Ambos tipos de digitalización generan sets mentales bien definidos pero divergentes. El set mental del internet favorece la acción individual, mientras que el set mental de la IA limita el individualismo porque la acción, en un sentido amplio, es transferida del individuo a la red computacional basada en los bancos de datos. Complementariamente, el set mental de la IA tiene un potencial integrador y con ello favorece el colectivismo, mientras que el set mental del internet, al favorecer el individualismo, puede, aunque no necesariamente es así, operar contra el set mental de la IA. En el marco de una sociedad colectivista el set mental de internet en tanto posible favorecedor del individualismo queda neutralizado. En tal marco la acción individual no deviene individualista sino integrativa, colectivista. Así, en una sociedad colectivista el set mental del internet queda como complementario del set mental de la IA; esta substituye la acción del individuo y cuando el individuo actúa vía internet, no actúa individualista ni partisanamente, sino de manera integradora. Por otra parte, la IA en el ámbito amplio, social, se basa en el manejo de datos que tienen que ver con (la totalidad de) la existencia de los individuos, por ello el choque de principio entre en individualismo y el set mental de la IA está en la privacidad como expresión del individualismo. La IA en sus aplicaciones sociales amplias es esencialmente incompatible con la privacidad de los datos individuales.
Si todo lo anterior es cierto, estaría apuntando en la dirección antes señalada, es decir, que con el desarrollo tecnológico la balanza del poder y el dinamismo mundial se inclinará hacia el Oriente.
- McLuhan como marco teórico
Una manera de examinar la dinámica entre las tecnologías digitales y las sociedades es recurriendo a la teoría mediológica de McLuhan. Empecemos con recordar que la obra cumbre de McLuhan, Understanding Media. The Extensions of Man (1964) está motivada por el conflicto entre formas tecnológicas de alcance histórico, a saber, lo que él llama las “tecnologías mecánicas” y los “medios eléctricos”,[4] que, en términos amplios, determinan la una la “época mecánica” y la otra la “época eléctrica”. Esta idea de dos grandes formas y épocas tecnológicas cobra un sentido particular en dicha obra porque McLuhan correlaciona dichas formas tecnológicas con formas morales en tanto patrones divergentes, de hecho, contrapuestos, de la dinámica de las relaciones sociales. Tal divergencia en las formas morales generada por dos grandes tipos tecnológicos lleva a graves conflictos que desgarran en particular al hombre occidental del siglo XX, según McLuhan, dado que en el Occidente ambas grandes formas tecnológicas históricas se superponen.[5]
Las “tecnologías mecánicas”, cuyo paradigma son el alfabeto y la imprenta, se impusieron lentamente en Occidente en la medida en la que en las naciones occidentales en formación se difundió la imprenta y se estableció la educación elemental obligatoria, basada en la alfabetización. Sin el carácter homogéneo y repetible indefinidamente del libro, no hubiera sido posible la alfabetización generalizada que llevó a la uniformidad humana básica para toda nación en el sentido moderno. No importa aquí cuándo exactamente se impuso la alfabetización generalizada de la población y el libro se convirtió en fenómeno corriente en Occidente, lo cual tiene variaciones en diferentes países, por ejemplo, Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, lo notable es la tesis de McLuhan de que ambas formas tecnológicas dieron el modelo, justamente, la forma o patrón, para muchas otras tecnológicas mecánicas como el reloj, el dinero y, por supuesto, las máquinas en el sentido usual del término. La vida entera de las sociedades occidentales, incluyendo la urbanización, la educación, la estructuración de las instituciones administrativas y hasta el talante y la constitución subjetiva toda del hombre occidental quedaron determinadas por las tecnologías mecánicas. Es decir, las tecnologías mecánicas dieron lugar a un conjunto de patrones o formas cognitivas, morales y de comportamiento, que estructuraron al tipo de hombre y de sociedad occidental, basados en el individualismo y el punto de vista particular en el marco de la privacidad.
Por diferentes razones no podemos reproducir aquí la compleja, diferenciada y sutil argumentación de McLuhan al respecto de lo dicho, sin embargo, es muy conveniente mostrar cómo es que McLuhan aborda del problema. Refiriéndose a “[l]as sociedades altamente alfabéticas”,[6] es decir, a aquellas que “(…) hace mucho han subordinado la vida familiar al énfasis individualista en los negocios y la política (…)”;[7] poco más abajo McLuhan dice que
“(…) es necesario ver la alfabetización como tecnología tipográfica, aplicada no solamente a la racionalización de procedimientos enteros de producción y mercadeo, sino también a la ley y la educación y a la planificación urbana. En Inglaterra y América los principios de continuidad, uniformidad y repetibilidad derivados de la tecnología de la imprenta han permeado hace ya mucho toda fase de la vida comunitaria. En tales áreas un niño se alfabetiza a partir del tráfico y la calle, de cada automóvil y juguete y vestimenta. Aprender a leer y a escribir es una faceta secundaria de la alfabetización en los entornos uniformes, continuos, del mundo angloparlante. El énfasis en la alfabetización es la característica distintiva de las áreas que buscan iniciar el proceso de estandarización que lleva a la organización visual [uniforme, continua, repetitiva] del trabajo y del espacio. Sin la transformación psíquica de la vida interior en términos de segmentación visual por medio de la alfabetización, no puede haber ‘despegue’ económico que asegure un movimiento continuo de producción aumentada y de cambio e intercambio perpetuamente acelerado de bienes y servicios.”[8]
De lo citado debemos conservar dos ideas centrales. La primera, que la alfabetización y la imprenta son, antes que otra cosa, transformaciones radicales y bien definidas de la subjetividad individual y social, para ser más exactos, transformaciones de la subjetividad como forma, patrón o set mental.[9] Se trata de transformaciones de la subjetividad previa, la que McLuhan considera propia de las sociedades orales, no occidentalizadas, asunto al que habremos de volver abajo. La segunda idea por conservar aquí es que tal subjetividad transformada es un conjunto de formas o patrones mentales amplio, que incluye la dimensión moral, esa a la que McLuhan se refiere de manera concentrada con la expresión “énfasis individualista”. En efecto, McLuhan considera que la transformación psíquica de las viejas sociedades orales – lo cual incluye expresamente a la sociedad feudal – en su modernización occidentalizadora se resume, en términos morales, en la aparición del individualismo. Es este el que es un patrón psíquico que se despliega como un conjunto de patrones o formas morales adicionales, entre las que podemos señalar a la “indiferencia” (detachment), la “disociación” (dissociation), el “distanciamiento” (aloofness) y al “no involucramiento” (noninvolvement), como actitudes de principio y además inconscientes respecto de todo aquello con lo que el individuo se relaciona.[10] En apretada síntesis McLuhan afirma que “[t]al vez el don mas significativo de la tipografía al hombre es el de la indiferencia y el no involucramiento – el poder de actuar sin reaccionar –.”[11]
McLuhan postula que contrariamente a las tecnologías mecánicas los medios eléctricos o, genéricamente, la “tecnología eléctrica”,[12] generan una nueva actitud o forma moral, que él resume con la expresión “involucramiento profundo”, que, claramente, es lo contrario al “no involucramiento” distintivo del individualismo.[13] El “involucramiento” también lo expresa McLuhan como “participación”. La idea de McLuhan a este respecto es en principio muy sencilla y podemos formularla en el marco de dos proverbios, uno, el castellano, “ojos que no ven, corazón que no siente”, otro, el inglés, ignorance is a blessing. Se trata simplemente de que en la “aldea global”, es decir, en el mundo interrelacionado gracias a los medios eléctricos, cada uno sabe, ve y escucha todo lo que le pasa a todos en todos lados, todo el tiempo, gracias a “lo eléctrico”. En efecto, McLuhan dice que “[l]o eléctrico otorga voces poderosas a los débiles y sufrientes (…)”,[14] voces que llegan a cada uno, a todo el mundo, y esto en dos dimensiones. Por un lado, gracias al diario, antes basado en el telégrafo, leíamos es decir, sabíamos (nivel conceptual), con desfase de apenas unas horas, lo que le ocurría a cualquiera en cualquier lugar del mundo. Algunas décadas después, al reporte del diario se agregó el reporte radiofónico, otra forma de saber en cortísimo tiempo lo ocurrido en cualquier lugar. Por otra parte, a partir de la fotografía por cable, la nota del diario quedó acompañada del registro fotográfico de la realidad ocurrida o imperante en cualquier lugar. Pronto, al reporte radiofónico se agregó el registro sonoro como voz de los afectados. Poco después, la televisión integró ambos registros, no solo el aspecto del evento sino su sonido, ambos en su transcurso temporal. Una vez sabiendo o bien, una vez habiendo visto y escuchado, se perdió tanto la bendición de la ignorancia como la ceguera que deja en paz al corazón.[15] En la “época eléctrica”, todo el mundo sabe, ve y escucha todo. Eso lo involucra, más aún, tiene que tomar posición.
La unión de sensación y concepto, el saber con base en lo que se ve y se escucha, es, esencialmente, de acuerdo con la tradición filosófica, la experiencia. Se trata de una experiencia mediada, pero es experiencia al fin, y eso lleva a tomar posición.[16] McLuhan dice, entonces, que
“[l]a dimensión del ‘interés humano’ es simplemente la de la inmediatez de la participación en la experiencia de otros que ocurre con la información instantánea. También la gente deviene instantánea en su respuesta de compasión o de furia cuando tiene que compartir la extensión común del sistema nervioso central con la totalidad de la humanidad.”[17]
Estamos, pues, en que compartir la experiencia significa reaccionar en una toma de posición. En otras palabras, ya no son posibles ni el desinterés ni el distanciamiento, característicos de los “hábitos de individualismo y privacidad”,[18] los cuales conllevan el “papel desinteresado y disociado”.[19]
Queda claro entonces que los medios eléctricos generan un nuevo patrón moral, opuesto al individualismo. Es decir, “(…) en la época eléctrica (…) toda la gente está involucrada con los otros todo el tiempo.”[20] Usando la idea ya mencionada de los medios eléctricos como extensión de nuestro sistema nervioso central, y refiriéndose al retroceso de la época mecánica ante la eléctrica McLuhan nos dice que
“(…) nuestra indiferencia era una postura de no involucramiento. En la época eléctrica, cuando nuestro sistema nervioso central está extendido tecnológicamente hasta involucrarnos con la totalidad de la humanidad y para incorporar en nosotros a la totalidad de la humanidad, necesariamente participamos, profundamente, en las consecuencias de cada una de nuestras acciones. Ya no es posible adoptar el papel distanciado y disociado del occidental alfabetizado.”[21]
En síntesis, “[e]n la época eléctrica portamos a toda la humanidad como nuestra piel.”[22]
El interés último y básico de McLuhan al estudiar los medios no es teórico, sino radica en evaluar la posibilidad de “(…) moderar la ferocidad de este conflicto comprendiendo los medios que nos extienden y generan (…) guerras dentro y fuera de nosotros.”[23] En otras palabras, McLuhan escribió Understanding Media (a partir de ahora UM) para examinar los conflictos, internos y externos, individuales y sociales, que genera el choque entre las dos formas tecnológicas, la mecánica y la eléctrica, y a partir de sus consideraciones sobre la superación del individualismo propio de la época mecánica, con su privacidad y su indiferencia, con su no involucramiento y su distanciamiento, gracias a la tecnología eléctrica, McLuhan nos dice hacia el final de la introducción a UM que “[h]ay una gran fe – una fe que concierne a la armonía última de todo lo que existe (…)”,[24] añadiendo que “[t]al es la fe en la que este libro ha sido escrito.”
- La falla en el pronóstico moral de McLuhan
Contrariamente a lo que McLuhan esperaba, ya en su propia época los medios eléctricos, dando “voces poderosas a los débiles y los sufrientes”, tuvieron un efecto partisano, centrífugo en términos políticos. Ciertamente, el medio eléctrico al momento de escribir UM, la televisión, tuvo un papel central en Norteamérica, al que contribuyeron la prensa y la radio, en generar un gran descontento en relación con la Guerra de Vietnam, de despertar compasión con los negros y solidaridad con su lucha por los derechos civiles.[25] Además fue la época del movimiento hippie y en general de la así llamada contracultura, con sus utopías de un nuevo mundo armonioso basado en el amor. Sin embargo, ya entonces había serias divisiones en la sociedad norteamericana – como las habría en otras unos años después, como lo mostró el mayo francés del 68 – que apuntaban en una dirección diferente de “(…) la harmonía última de todo lo que existe (…)”, que era en lo que McLuhan tenía fe.
McLuhan pensó que el individualismo como forma moral, con sus patrones de indiferencia y distanciamiento sería superado por el involucramiento humano de todos con todos, involucramiento en el sentido de una compasión y solidaridad universales. Después de todo, él consideraba que en realidad ya estábamos en el “globo terráqueo” como “una aldea”.[26] Sin embargo, lo cierto es que los medios eléctricos en general dieron lugar a una tribalización en el seno de los Estados Unidos en tanto modelo más definido de la sociedad occidental. Ya se ha mostrado que la división partisana de los Estados Unidos empezó con la matriz de medios eléctricos que se desarrolló como la matriz de la prensa diaria, el radio, la televisión y la televisión por cable; pero tal partisanismo se ha radicalizado enormemente bajo el desarrollo de la más reciente matriz tecnológica del tipo eléctrico, a saber, la conformada por la computadora, la web, el teléfono inteligente y las aplicaciones digitales, especialmente las redes sociales, al punto que hasta antes de la aparición del covid-19, el temple dominante en Occidente ha sido la cólera, la ira,[27] una emotividad que se ha mostrado en diferentes movimientos sociales de los cuales los más recientes son el de los chalecos amarillos y el estallido social en Chile en la segunda mitad de 2019.[28]
Ciertamente McLuhan fue muy acertado al señalar en UM que “lo eléctrico da voces poderosas a los débiles y los sufrientes” y también al señalar la dupla moral “compasión o furia”. De hecho, con la caja de resonancia de los medios eléctricos, ahora dirigidos por las redes sociales como contenido del matrimonio entre el teléfono inteligente y la web, todo aquel que se presenta como “débil” y “sufriente”, ya sea un individuo o un grupo cualquiera, es decir, una parte de la sociedad, logra movilizar a su favor la pareja de formas morales de la compasión y la ira. Se trata de lo que McLuhan mismo ubicó entre “la población intensamente alfabética”[29] como “un resultado del impacto del radio y de la información eléctrica en general”,[30] a saber, “un profundo sentimiento de culpa que (…) se expresa en la actitud de compañero de viaje (…)”,[31] es decir, como compañero de viaje de “los débiles y los sufrientes” en la medida en la que desarrolla el patrón moral dual de “compasión” con aquellos, las presuntas víctimas, y de “ira” contras sus ofensores o victimarios. Tal triada constituida por a) los presuntos “débiles y sufrientes” o víctimas, b) los presuntos ofensores o victimarios y c) los compañeros de viaje de los primeros, embargados de compasión por ellos y dominados por la ira contra los segundos, es la forma política dominante en Occidente que se manifiesta como la política de la identidad desarrollada por todo tipo de “minoría”. Ya con la televisión y el radio, pero de manera definitiva con los dispositivos móviles y las redes sociales, Occidente ha quedado dividido en un conjunto de tribus minoritarias – no necesariamente en el sentido numérico sino de una supuesta o real posición subalterna en el seno de las sociedades occidentales, en primer lugar los Estados Unidos –, más o menos aliadas entre sí y enfrentadas contra la tribu dominante del hombre blanco de mediana edad y heterosexual, acusada de ser detentadora de una hegemonía opresora, lo cual la convierte automática y formalmente en la “mayoría” a ser combatida. Por su parte, esta presunta mayoría en el poder se divide en dos fracciones. Una es la de los “compañeros de viaje”, gente cargada de culpabilidad que corporifica el doble patrón moral de compasión con alguna minoría e ira contra la “mayoría” blanca, masculina y heterosexual. La otra fracción conforma, precisamente, la “mayoría”, de los “opresores”, que responden defendiéndose de la manera en la que pueden.
Es claro que en el Occidente actual lo que antes era la izquierda ha pasado a ser corporificado en grandes líneas por las minorías y sus compañeros de viaje, mientras que el resto de la “mayoría” opresora es declarado como la derecha y la ultraderecha. La radicalización creciente en Occidente antes de la aparición del covid-19, que llevó a los gobiernos encabezados por demagogos de izquierda o de derecha, así como a estallidos sociales como los ya señalados de los chalecos amarillos y de los motines chilenos, así como la crispación de todos los procesos electorales y de la vida cotidiana en las democracias occidentales, y también a la radicalización feminista expresada el 8 de marzo último, muestran a las claras que la predicción de McLuhan no se cumplió ni tiene trazas de que se cumplirá: los medios eléctricos, incluyendo su matriz tecnológica más desarrollada constituida por la web, el teléfono inteligente y las redes sociales, está en la base de la actual radicalización partisana en todo Occidente. Los medios eléctricos han mostrado una gran fuerza centrífuga en Occidente completamente imprevista para la concepción de McLuhan. De hecho, la matriz de medios eléctricos en Occidente ha tenido el efecto tribalizante que en UM McLuhan atribuye al radio entre los árabes. Gracias al radio, los árabes han sido incapaces de unificarse nacionalmente y han revivido la potencia del tribalismo, manteniéndose en la dispersión.[32] Tal era el diagnóstico de McLuhan en 1964, el cual, de manera totalmente imprevista se ha demostrado como fundamentalmente válido para las naciones occidentales. El mundo occidental, altamente individualista, en el choque con los medios eléctricos, en vez de volverse solidario, ha generado una fragmentación interna cuasi tribal. Nuestro diagnóstico es que el choque entre las tecnologías mecánicas y las eléctricas, lejos de acabar con el individualismo, lo ha llevado a manifestarse como partisanismo.[33] En realidad, considerando la situación de los medios digitales en las sociedades colectivistas, quedará claro que la razón de que políticamente Occidente haya hecho la deriva no hacia la armonía sino hacia al partisanismo no es otra que la forma social del individualismo como elemento subyacente a los medios eléctricos con su par “compasión” e “ira”.[34]
4.El baipás del individualismo occidental por el colectivismo oriental
El marco teórico general mcluhaniano incluye además de la “época mecánica” y de la “época eléctrica” que se sobrepone lentamente a la primera y por tanto la sigue, una tercera época, históricamente previa a la “mecánica”, a saber, la prealfabética, y que designa al estado característico de las sociedades orales, para las cuales la forma social del “individuo”, con su moral individualista de indiferencia y distanciamiento y privacidad, es desconocida. Para el surgimiento pleno del individualismo como forma moral se requirió de “[s]iglos de condicionamiento tipográfico en patrones de uniformidad lineal y repetibilidad fragmentaria”.[35] El alfabeto y la imprenta son los medios que dan el “condicionamiento psicológico en los modos de la uniformidad y la repetibilidad”,[36] que son los que se expresan en la noción del individuo como idea formal propia de la modernidad, lo que quiere decir que en las sociedades orales el individualismo no existía, dado que por la ausencia del la tipografía alfabética “(…) la homogeneización y el entrenamiento uniforme (…) no operan en ningún grado relevante en la sociedad antigua o medieval (…)”.[37] Dicho de otra, manera, las sociedades orales en Occidente fueron sometidas a la “[d]etribalización por medio de la alfabetización”.[38] Eso fue lo que pasó con el mosaico de tribus europeas existentes en el mundo feudal.[39] McLuhan parte de que la occidentalización es exactamente ese proceso y que tiene lugar en todo el mundo, abarcando tendencialmente, poco a poco, a la totalidad de las sociedades tradicionales, arcaicas. Así nos dice, por ejemplo, que “(…) el nativo de Ghana [no] es capaz de lidiar con la alfabetización que lo saca de su mundo tribal colectivo y lo deja encallado en el aislamiento individual.”[40] Por supuesto, no se trata de un proceso homogéneo ni simultáneo. La “occidentalización”,[41] que McLuhan pensaba que “[c]on la alfabetización se dispon[ía] a hibridizar las culturas de los chinos, los hindúes y los africanos (…)”,[42] suele ser irregular, dejando en el propio Occidente áreas geográficas o actitudes mentales más o menos amplias de lo que McLuhan, siguiendo a Josep Conrad, llama “el África interior”,[43] un “pasado tribal” que, por ejemplo, “nunca ha dejado de ser una realidad para la psique germana (…)”[44] – lo que de pasada sea dicho, tuvo mucho que ver con el fenómeno del fascismo –.
No solo se trata de que la occidentalización tenga lagunas geográficas y mentales en el propio occidente – el actual fenómeno del así llamado nativismo puede ser considerado en ese marco –, por lo que arroja zonas enteras en Occidente incipientemente o apenas occidentalizadas, sino que a la occidentalización por medio de la alfabetización tipográfica se empezó a superponer la tecnología eléctrica. Esto genera una complejidad de grado sumo en los patrones o formas mentales. McLuhan mismo afirma que
“[l]a velocidad eléctrica mezcla las culturas de la prehistoria con los sedimentos de los mercaderes industriales, lo no alfabético con lo semialfabético y con los postalfabético. Un colapso mental en grados variables es el resultado (…) del desplazamiento y la inundación con (…) interminables nuevos patrones de información.”[45]
Dicho de otra, manera, la exposición del sujeto a diferentes y discordantes formas tecnológicas generan conflictos, de hecho, inestabilidad en las propias formas de la subjetividad. En realidad, el que en Occidente la dinámica social acabara en el partisanismo, que incluye las luchas identitarias, en vez de algo ni siquiera parecido a la ya mencionada “armonía última de todo lo que existe” en la que tenía fe McLuhan, es el resultado ya señalado arriba de tales mescolanzas conflictivas de formas mediáticas. Tal conflictividad social es el resultado que McLuhan mismo entrevé cuando afirma que “(…) la tecnología eléctrica (…) retribaliza (…)”[46] debido que dicha tecnología, ya sea el radio, la TV o las redes sociales, o también la IA, sirven para “restaurar un patrón tribal de involucramiento intenso”,[47] el cual en Occidente, en vez de ser el de la simple armonía, es el de la polarización estructural inherente a la dupla “compasión” e “ira” con las víctimas, es decir, con los que aparecen o logran hacerse aparecer como “los débiles y sufrientes”.
El fenómeno opuesto a la tribalización partisana en Occidente, y que McLuhan no alcanzó a entrever de 1964, año de la aparición de UM, a su muerte en 1980, es el de la superposición conforme de los medios eléctricos al colectivismo prealfabético del Oriente. El propio McLuhan da una pista que explica el problema central. No solamente es cierto que “[m]uchos siglos de ejercicio ideográfico no amenazaron la red sin fisuras de las sutilezas familiares y tribales de la sociedad china (…)”,[48] sino que antes que la alfabetización pudiera ejercer tu poder detribalizador, occidentalizador, a los chinos les llegó la tecnología eléctrica, ahora en su versión más avanzada, la digital. Dado que “[s]olamente el alfabeto fonético” libera a su usuario “del trance tribal de la magia resonante de la palabra y del la red de la consanguineidad (…)”,[49] la continuidad del uso de escrituras no alfabéticas en China, Japón, Taiwán, Singapur y Corea del Sur fue un freno decisivo a la occidentalización del Oriente ya en el siglo XIX y durante todo el siglo XX.
Se suele hablar del alfabeto coreano o de los alfabetos tamil y malayo (ambos utilizados en Singapur), pero tales escrituras no son estrictamente lineales, es decir, alfabéticas, son en realidad silábicas, por eso la presentación de sus supuestos alfabetos es en tablas o matrices de símbolos. En otras palabras, la fragmentación de los sonidos hasta los fonemas – no las sílabas – no se alcanza, y la fragmentación es el alfa y el omega de las “tecnologías mecánicas” de McLuhan.[50] Es el alfabeto lo que da el “condicionamiento psicológico”[51] necesario para la occidentalización con su individualismo concomitante. McLuhan dice, en efecto, que
“[l]as culturas tribales como las de los hindúes o los chinos pueden ser ampliamente superiores a las culturas occidentales en el rango y la delicadeza de sus percepciones y expresiones. Sin embargo, aquí no nos interesa la valoración sino la configuración [la forma] de las sociedades. Las culturas tribales no pueden albergar la posibilidad del ciudadano individual o separado.”[52]
McLuhan se refiere a la posibilidad del “baipás del hombre alfabético con el objetivo de recuperar la ‘integridad’ humana”[53] que supere la fragmentación psicológica que se expresa, entre otros muchos patrones mentales, en los patrones morales del individualismo y la privacidad. Nuestra tesis es que justamente tal baipás se ha logrado en las viejas “culturas orales y auditivas del Oriente”[54] porque antes de que se “erosionaran sus tradiciones orales”,[55] congeniales con sus escrituras no alfabéticas, fueron alcanzadas por las tecnologías eléctricas y los patrones morales del “involucramiento profundo” y la “participación”. Los chinos pasaron del emperador y sus mandarines al dictador comunista y sus delegados del partido, y de ahí a los patrones o formas eléctricos en una sujeción primero al control del Estado (diario, radio, televisión) y, después a la subordinación de las mismas redes sociales al marco de la IA. En los países democráticos del Oriente, Japón, Taiwán, Singapur, Corea del Sur, el proceso fue un tanto diferente, justamente por la existencia de la democracia, pero de todos modos en tales países se acepta y se desea a un Estado fuerte. En ambos casos se trata de que el colectivismo propio de la tradición oral y tribal siempre necesita de un Estado fuerte, conforme con la unidad de acción en una dinámica social integrada.
- El coronavirus, el Occidente y el Oriente
El carácter colectivista y el estatismo fuerte de las sociedades orientales se han combinado de manera evidente con la última versión de las tecnologías digitales, la IA a la cual están sujetas las principales aplicaciones de los teléfonos celulares, dando por resultado un funcionamiento básicamente unitario y, con ello exitoso, de dichas sociedades frente al covid-19. Aquí es necesario resaltar aspectos particulares.
5.1 El Occidente y su trauma antiestatal
Entre las múltiples evidencias que existen de lo recién descrito en la información internacional, podemos recurrir a las afirmaciones del articulista invitado de The Economist, Kishore Mahbubani, quien en su artículo “El despuntar del siglo oriental”, afirma que “[l]a respuesta incompetente del Occidente a la pandemia acelerará el corrimiento del poder hacia el oriente.”[56] Después de afirmar que “(…) la historia ha dado una vuelta (…)”, sin solución de continuidad Mahbubani asegura que “[l]a era de la dominación occidental está terminando.” El autor nos asegura en particular que “[l]a crisis subraya el contraste entre la respuesta competente de los gobiernos del Asia del este (notoriamente China, Corea del Sur y Singapur) y los gobiernos occidentales (tales como los de Italia, España, Francia, la Gran Bretaña y los Estados Unidos).” El análisis de Mahbubani no se limita a la crisis sanitaria por la pandemia del covid-19, sino que conlleva una generalización sobre la gobernabilidad o lo que arriba llamamos la capacidad de acción concertada de los dos tipos o formas sociales que venimos considerando. Así, Mahbubani nos dice que “[e]l resultado es que el mundo post covid-19 será uno en el que otros países mirarán al Oriente como un modelo, no solamente respecto de cómo manejar una pandemia sino de cómo gobernar en general.” Para atisbar la profundidad de lo implicado por tales palabras, hay que señalar que la acción concertada frente al covid-19 en los países señalados se basó en la aplicación amplia y decidida de las tecnología digitales de la IA pasando sin ningún miramiento por sobre lo que en Occidente conocemos como la profunda preocupación por la privacidad, en este caso en el manejo de los datos personales – y, en un marco más amplio, los “derechos humanos” a los que Occidente ha convertido en un principio con estatus incontrovertible –, tema al que volveremos más abajo.
Mahbubani nos recuerda el dicho de Ronald Reagan de que “el gobierno no es la solución, [sino que] el gobierno es el problema”, para señalar enfáticamente que tal idea es completamente insostenible o inadecuada para la visión oriental del mundo. “En contraste”, nos dice el autor, “las sociedades orientales creen (…) que para que las sociedades tengan éxito se necesita de la mano invisible de los mercados y de la mano visible de la gobernación.” Poco más abajo el autor insiste en la misma idea y menciona que en China se tiene la experiencia de “los peligros de un gobierno débil”, y agrega que “(…) la psique china teme al caos más que a cualquier otra fuerza, la gente ve con buenos ojos al Estado fuerte.” Nótese que, por el contrario, la psique individualista norteamericana, se funda en la desconfianza sistemática contra el Estado democrático fundado por los mismos norteamericanos, tal es la actitud mental que está en la famosísima Segunda Enmienda a la Constitución del los Estados Unidos, la cual permite a los ciudadanos portar armas para evitar que el gobierno se vuelva “tiránico”. Tal desconfianza acaba en la expresión moderna constituida por la obsesión casi fanática por la privacidad en su versión de “privacidad de los datos personales”. De hecho, la cuarta y la quinta partes del video señalado arriba sobre la IA exponen con bastante claridad la preocupación mencionada. Se trata de proteger dichos datos tanto de las corporaciones como del Estado, lo cual es una lucha prácticamente perdida, porque ningún país occidental más o menos desarrollado, menos aún los Estados Unidos, puede renunciar a las tecnología digitales, cuyo uso siempre deja la famosa “huella digital”, que son conjuntos de datos que acompañan a todas nuestras acciones en la red y que ofrecen patrones con un poder predictivo inmenso respecto de la conducta tanto individual como social en el sentido del promedio de las individualidades.
Poco más adelante, Mahbubani agrega que “[c]laramente existen agudas diferencias entre el sistema comunista de China y las sociedades de Corea del Sur, Japón, Taiwán y Singapur. Sin embargo, una característica que [todas ellas] comparten el de la fe en instituciones de gobierno fuertes, dirigidas por los mejores y los más brillantes.” Nótese, en este contexto, que situaciones como gabinetes de “paridad de género” o cuotas de cualquier tipo, no tienen ninguna cabida en las sociedades mencionadas. El autor añade que “[e]ste énfasis en la meritocracia tiene también raíces profundas en la cultura confusiana.” Cuando Mahbubani dice que “[t]odo esto está erosionando gradualmente la deferencia gradual hacia el Occidente que era la norma en Oriente (…)”, pareciera sugerir que las políticas “igualitarias” e “incluyentes” que son la tendencia en Occidente, generaran una falta de respeto oriental hacia Occidente. Lo que esta comprometido en este contexto no es directamente la acción social concertada sino la acción social productiva, eficiente en términos económicos. En realidad, es evidente que un gabinete estilo europeo nórdico con criterios de “género” o identitarios, no sería algo confiable a los ojos orientales. De hecho, Mahbubani agrega que “[l]a barra de entrada al partido comunista chino es muy alta: solamente se admite a los estudiantes graduados como los mejores, (…) el nivel creciente de competencia para la gobernación (…) contribuye a elevar los niveles de confianza cultural.” Es decir, el Estado resulta ser una forma social como expresión concordante con la sociedad misma. A fin de cuentas, sociedades con tradiciones tribales, es decir, colectivistas, no llegan a desarrollar el distanciamiento propio del individualismo que en tanto preferencia de principio por la privacidad – identificada con libertad – acaba en desconfianza sistemática contra el estado y en igualdades individuales puramente formales.
5.2 El “empleo” y el “papel”
Otro video que se convierte en un documento extremadamente clarificador en el contexto de nuestra discusión es la película American Factory (por el momento en Netflix). Se trata de un documental sobre la instauración en los Estados Unidos de una filial de la fábrica Fujao, propiedad del multimillonario chino homónimo. Este documental permite ilustrar con claridad meridiana la distinción que McLuhan hace ya en la primera página del primer capítulo de UM entre lo que la llama el “empleo” (job) y el “papel” (role). La idea de McLuhan es que las sociedades mecánicas generan empleos, mientras que las sociedades corporativas, por ejemplo, la tribales, tienen “papeles”. El empleo está dominado por la actitud moral del individualismo, con su distanciamiento e indiferencia característicos, mientras que el papel lo está por la actitud moral del involucramiento y la participación. El empleo es un asunto individual, el papel es un asunto colectivo. La película ilustra casi continuamente ambas actitudes, pero hay dos secuencias particularmente claras al respecto. La primera secuencia muestra a un grupo de directivos y capataces norteamericanos que son llevados a la matriz de Fujao en China para que se familiaricen con la forma de trabajo de los chinos, dado que los obreros norteamericanos y sus dirigentes aparecen como torpes y flojos y en realidad no cumplen con las expectativas de lo chinos y, verdaderamente la filial norteamericana tenía en ese momento pérdidas millonarias. Las secuencias de la visita muestran, entre otras cosas, que antes de empezar el día laboral, los obreros chinos se forman delante de su capataz con toda la seriedad del mundo y reciben las indicaciones para el día. Su actitud es marcial e incluso llegan a entonar colectivamente consignas de ánimo para el trabajo. Su ropa es un uniforme corporativo que muestra su función, que tienen un “papel” en el colectivo de la empresa, mientras que los trabajadores norteamericanos en la fábrica misma van vestidos de manera “casual” y solo se distinguen de la gente del exterior por usar un chaleco con franjas de seguridad y un casco protector. En la secuencia de la visita se muestra además que los trabajadores chinos viven al lado de la fábrica y también tiene lugar una fiesta, en parte bienvenida para los norteamericanos. En la fiesta se canta lo impensable para un contexto occidental, a saber, el himno de la empresa y continuamente se hace alusión a que en la empresa y sus trabajadores por todos lados impera la felicidad, la buena voluntad y, entre otras virtudes el sentido del deber para con la empresa y para con la patria. Por si tales expresiones de colectivismo no fueran suficientemente claras, la secuencia muestra el entrelazamiento entre la empresa, el sindicato y el partido comunista chino. La secuencia completa es un despliegue contundente de integración colectivista. No está demás señalar que la eficiencia, la velocidad y la maestría, por así decirlo, de los operarios chinos, impresiona profundamente a los visitantes norteamericanos.
La contraparte de la secuencia anterior la dan muchos planos en los que se muestra como cada trabajador norteamericano está en la empresa simplemente porque necesita un empleo que no ha encontrado en otra parte – en general son trabajadores maduros que son vecinos de la zona industrial deprimida donde fue erigida la filial norteamericana de Fujao –, pero más allá de eso el puesto no significa nada especial para ellos. Esto se repite varias veces a lo largo de la película, pero la verdadera secuencia contraparte de la visita a la matriz de Fujao en China la dan unos pocos planos en los que uno de los capataces norteamericanos que participó en la visita y que notablemente hablaba chino, al regresar a la filial norteamericana quiere que los trabajadores norteamericanos funcionen a la manera de escuadrón o equipo de su contraparte china, de tal manera que los forma para comentar con ellos el trabajo del día. Los trabajadores se paran frente a él, desganados, indiferentes, viéndose unos a otros como inquiriendo entre ellos qué le pasa al capataz que les pide pararse frente a él. El breve e irrelevante diálogo se limita a la pregunta del capataz de si tienen algo que decir, alguna sugerencia – muy probablemente los chinos si hubieran tenido algo que decir –, responden que no, el capataz les agradece y todo termina ahí.
En su conjunto la película muestra que los obreros chinos y los norteamericanos hacen exactamente lo mismo, es decir, el contenido de la actividad, los instrumentos, el producto, son los mismos, pero lo que cambia radicalmente es la actitud respecto de lo que hacen. El qué de la labor, es el mismo, pero el cómo, la actitud para hacerlo, es totalmente diferente. Los obreros norteamericanos solamente quieren un empleo y son indiferentes respecto de lo que hacen. Los obreros chinos ven su labor como un papel en un colectivo y están involucrados en su papel y en lo que este demanda respecto a los otros miembros del equipo y de la empresa toda. Por supuesto el telón de fondo incluye no solamente a la empresa sino también al sindicato, al partido y a la nación. Los chinos tienen un papel, porque son colectivistas, los norteamericanos solamente tienen un empleo, porque son individualistas.
5.3 La lucha contra el covid-19
Como señalamos desde el principio, son numerosos los artículos más o menos especializados en los que se da cuenta de la respuesta oriental a la pandemia y la occidental. El asunto clave aquí está en comprender lo que es una pandemia. Se trata de una enfermedad altamente contagiosa que puede alcanzar realmente todos los rincones del mundo habitado. El presupuesto para ello es la movilidad de las personas contagiadas. Hay que señalar que esto es posible por la aviación. McLuhan se refiere explícitamente al hecho de que un ejecutivo dijo que “(…) uno podría tocar cada parte del globo terráqueo gracias a la aviación (…)”,[57] a lo que McLuhan añade que, “[e]n efecto, él dio con el principio (…) de la acción recíproca que es inherente a la velocidad implosiva del aeroplano. El mismo principio implosivo (…) es aún más característico del movimiento eléctrico de la información de todas las clases.”[58] Implosivo quiere decir, que acerca todas las cosas unas a otras haciendo irrelevantes las distancias. En esta línea de razonamiento podemos decir que en sentido estricto una pandemia solamente es posible en la “aldea global”, en la que todo está interrelacionado. Si bien al hablar de tal aldea McLuhan tiene en mente a los medios eléctricos, vemos que no solamente la información, sino que gracias a la aviación también la gente llega a todos lados en tiempos muy breves, lo suficiente para esparcir un vector contagioso antes de darse cuenta de que es su portador. Podemos decir, pues, que una pandemia es un fenómeno que comparte el carácter implosivo de la electricidad, es decir, es un fenómeno de la época eléctrica.
El número y la velocidad de contagio de un virus no pueden llevar a una pandemia si el virus queda aislado. El doctor Larry Brilliant explica esto con toda la claridad en un video del 2006,[59] en el cual da varios ejemplos de cómo para combatir una enfermedad altamente infecciosa es necesario localizar a cada uno de los infectados y – suponiendo que exista la cura – tratarlo contra la enfermedad. A este procedimiento Brilliant le llama de “detección temprana y acción inmediata”. Tomando en cuenta sus ejemplos, Brilliant explica como un centro de IA, GPHIN (Global Public Health Intelligence Network), ubicado en Ottawa, desarrolló en años recientes algo con lo que Brilliant y sus colegas, auténticos cazadores de virus, no contaban cuando lucharon contra la viruela, la polio y otras enfermedades altamente infecciosas, a saber algoritmos para el análisis de la web (20,000 sitios) en 7 idiomas, rastreando palabras relativas a enfermedades para encontrar lugares en los que se acumularan referencias a eventos sanitarios, lo que indica la posible aparición de una enfermedad nueva, como es el caso de los virus.[60] La eficiencia de tal sistema se mostró cuando GPHIN y otro centro similar ProMED dieron su primer reporte sobre el covid-19, el 31 y el 30 de diciembre de 2019, respectivamente.[61] Obviamente, localizar a los infectados antes de que la infección se disperse es el paso clave. Si no existe la cura, entonces el procedimiento complementario es aislarlos herméticamente de forma tal que la enfermedad no se pueda dispersar. Esto último fue lo que, tras algunos errores iniciales, hicieron las autoridades chinas con la ciudad de Wuhan, epicentro del covid-19, sometiéndola a una férrea cuarentena, de tal manera que los muchos trabajadores de la ciudad que proceden de otros lugares de China quedaron confinados y no pudieron ir a visitar a sus familias por la festividad china del año nuevo. Hay voces que en relación con el covid-19 remiten a los derechos humanos,[62] pero es evidente que una preocupación tal era lo más lejano al sentido de urgencia de las autoridades chinas encargadas de establecer el confinamiento de la cuidad, lo cual da un ejemplo claro de lo que es el Estado fuerte que es común en Oriente. El ya mencionado filósofo Byung-Chung Han contrastó con esto los múltiples titubeos de las autoridades occidentales. Pero no se trata solamente de que los Estados occidentales sea poco capaces de comandar la acción concertada de sus sociedades, justamente por consideraciones centradas en el individualismo como los derechos humanos, sino que también se trata de un problema de incapacidad técnica con origen en la dinámica social y no en el saber científico.
El video ya señalado de YouTube, In de Age ol AI (diciembre de 2019), en su primer segmento, se centra en mostrar que el Estado chino empezó hace menos de tres años un gran esfuerzo por alcanzar en la tecnología digital a los Estados Unidos, y que su presidente vitalicio, Xi Jinping, estableció la meta de lograr eso para el 2025 y que se propone superar a los Estados Unidos para el 2030. Un profesor norteamericano, Orville Schell, asentado en China desde 1975, dice que la China de esos años – en la que los medios eléctricos predigitales como el radio y la TV eran lo dominante – no permitía sospechar que China devendría la potencia tecnológica digital del día de hoy, con un amplísimo desarrollo y aplicación de la IA. En el segmento 5 y último del video que comentamos se expresa ampliamente preocupaciones acerca del Estado chino como un “Estado de vigilancia”, lo cual realmente es. En la primera y la última parte del video se dan datos conclusivos en ese sentido. China tiene la mayor cantidad de teléfonos inteligentes en el mundo, sus propia aplicación digital que reúne el equivalente a Facebook y mucho más, y que permite que las empresas de comunicaciones y de IA reúnan inmensas cantidades de datos personales, datos que han permitido el baipás de las tarjetas de crédito y que hacen posible que la gente use como identificación crediticia su propio semblante. Justamente, el software de reconocimiento facial es uno desarrollo de las jóvenes empresas privadas chinas y está a la vanguardia mundial. Precisamente este software es el que se usa en las numerosísimas cámaras que están instaladas en las calles de las ciudades chinas y que se planea elevar rápidamente a 600 millones, una en cada calle o cruce de calles en toda China. Las cámaras actuales están por todos lados y muestran a la propia gente que las ve que están reconociendo su cara y, también, el conjunto de sus movimientos, de tal manera que a partir de bancos de datos gigantescos es posible no solo reconocer una cara en milisegundos y mucho más certeramente que como lo hace un humano, sino también a la persona por su manera de moverse al caminar. Todo esto es uno de muchos desarrollos en que los chinos están compitiendo con los Estados Unidos, incluyendo los vehículos autónomos y el comercio en la red, que es mucho más voluminoso que el norteamericano. En cualquier caso, lo cierto es que, en efecto, el Estado chino es un Estado de la vigilancia, pero lo notable es que sus ciudadanos están conformes con ello, se sienten cómodos con tal situación, por ejemplo, aprueban calurosamente que el sistema de video vigilancia permita reconocer a infractores que cruzan las calles inadecuadamente e inmediatamente se les multe retirando dinero de sus cuentas bancarias que también están interconectadas a la red de IA de carácter nacional.
En Corea del Sur, revisar el artículo de Byung-Chul Han, las mismas tecnologías entusiasman a los ciudadanos, que según se nos informa, también gustan de un Estado fuerte. Y en verdad que en el caso coreano, igual que en el chino, el sistema de vigilancia general resultó extremadamente eficaz para combatir el covid-19 porque justamente con base en el sistema de vigilancia, que en ambos casos también rastrea a los ciudadanos por sus teléfonos celulares y no solo por medio de las cámaras de vigilancia, fue posible monitorear a las personas contagiadas o sospechosas de contagio realizando cosas que parecen fantasía. Por ejemplo si alguien empezaba a presentar síntomas, se informaba inmediatamente a todos los que en el autobús habían estado cerca de él. El sistema de IA sabe en cada viaje de autobús dónde se sentó cada quién. También es posible alarmar a los ciudadanos por medio de su teléfono inteligente de la cercanía de un lugar de contagio, por ejemplo de un edificio en el que recientemente ha estado algún enfermo. También se sabe por el propio teléfono si alguien rompe el estado de cuarentena e inmediatamente se le contiene. Nótese que tales procedimientos técnico-sanitarios pasan por encima de todo derecho a la privacidad de datos y los confinamientos y la contención hacen caso omiso de cosas como los derechos humanos, en especial cuando no existe una cura, una vacuna y la gente es confinada, lo quiera o no.
- Conclusión. Los medios eléctricos y la incapacidad occidental
El concepto de pandemia, en tanto enfermedad altamente contagiosa y por lo tanto de rápida dispersión, valida la práctica del doctor Brilliant, consistente en la detección temprana y la respuesta inmediata. Si no existe la vacuna, entonces se trata de la contención forzosa de los infectados. No hay otro procedimiento realmente eficiente contra el covid-19. Pero en la actualidad la primera parte del procedimiento, la detección temprana, no es posible a pesar de que es indispensable por la velocidad del contagio y por tanto de la posible propagación dada la interrelación global, sin una IA desarrollada, que cuente ya con millones y millones de datos de los ciudadanos. La segunda parte del procedimiento, la contención a partir del confinamiento de los infectados no es posible sin la combinación de la vigilancia y el rastreo de los individuos infectados y la voluntad de un Estado fuerte, que no titubea y que no tiene obstáculos como la privacidad y la protección de los datos personales. Esto último es imposible en Occidente dados a) sus prejuicios basados en la moral del individualismo y b) el carácter partisano y beligerante de los individuos en su relación entre sí con base en los medios eléctricos, especialmente las redes sociales y el teléfono inteligente. Por el contrario, el teléfono inteligente integrado a la red general de IA – el Estado de vigilancia –, es decir, el matrimonio (McLuhan) entre ambos medios, es una matriz mediática bienvenida por los ciudadanos de tales sociedades colectivistas.
Las sociedades orientales referidas son colectivistas porque durante todo el siglo XX hicieron el baipás de las tecnologías mecánicas en la medida en que nunca se han alfabetizado realmente y mantienen la sutileza y complejidad estructural, moral y de la totalidad de las relaciones humanas, con rangos, roles y jerarquías, que provienen de su tradición oral – aun si sociedades como la de Corea del Sur y la de Singapur se han alfabetizado en inglés –. Las sociedades Orientales no son puestas en tensión centrífuga y partisana por los medios eléctricos predigitales ni tampoco por las redes sociales mismas porque al no haber devenido alfabéticas propiamente, no generaron individualismo, ni su forma conflictiva del grupo tribal partisano, que son la falla de la previsión de McLuhan sobre la “armonía última de todo lo que existe” a generar por los medios eléctricos. El hecho es que en Occidente la combinación de individualismo y medios eléctricos, y hoy en día especialmente las redes sociales, no ha conducido más que al partisanismo que antes del covid-19 tenía crispados a los países occidentales. Ya en el marco de la crisis sanitaria resultante del covid-19 se mostró que el Occidente está atrasado tecnológicamente en la aplicación de la IA – no en la IA misma – gracias al individualismo que ha hecho un fetiche de la privacidad como auténtica última Thule de la “libertad”.
Al final del video In de Age of AI al científico y empresario Kai-Fu Lee se le pregunta sobre la relación entre la IA y el Estado chino, a lo que cuidadosamente contesta que está la necesidad de que el Estado ofrezca un entorno seguro para sus ciudadanos sin que intervenga en su privacidad, pero que la IA es una tentación hacia el control para cualquier Estado. Este video se publicó en diciembre del año pasado, cuando estaba por estallar la pandemia del covid-19, entonces el problema teórico del conflicto entre la privacidad (el individualismo) y la IA estaba abierto. Cuatro meses después, en plena lucha contra el covid-19, la tensión entre privacidad e IA ya recibió una respuesta práctica clara. Una sociedad que desea seguridad tiene que optar por el modelo colectivista del Estado fuerte dotado de la última tecnología de la IA, sin las típicas obsesiones occidentales por la privacidad y los derechos humanos del hombre homogéneo generado por la tecnología del alfabeto y la imprenta.
Bibliografía
- American Factory. Dirigida por Steven Bognar y Julia Reichert (2019; Estados Unidos: Participant Media, 2019), Video streaming.
- Brewster, Murray, “Inside Canada’s frayed pandemic early warning system and its COVID-19 response”. CBC News (2020), https://www.cbc.ca/news/politics/covid19-pandemic-early-warning-1.5537925 (Consultado el 24 de abril de 2020)
- Carrillo Canán, A. J. L., “El programa de McLuhan en Understanding Media”, en Reflexiones Marginales, No. 56, 2020.
- Carrillo Canán A. J. L., Los “medios eléctricos” y la emotividad. La forma política en el entorno digital, de próxima aparición.
- Carrillo Canán, A. J. L., “McLuhan y el rincón de las fresas silvestres”, de próxima aparición.
- Carrillo Canán, Alberto J. L., “McLuhan y las estructuras de la experiencia. El caso del alfabeto y el espacio euclideano”, en Nuevo Itinerario – Revista de Filosofía, 12, 2017, pp. 18-43.
- Chan, Byung-Chul. “La emergencia viral y el mundo de mañana. Byung-Chul Han, el filósofo surcoreano que piensa desde Berlín”. El País (2020), https://elpais.com/ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chul-han-el-filosofo-surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html (Consultado el 24 de abril de 2020)
- “Covid 19. App-based contact tracing may help countries get out of lockdown”. The Economist (2020), https://www.economist.com/science-and-technology/2020/04/16/app-based-contact-tracing-may-help-countries-get-out-of-lockdown (Consultado el 24 de abril de 2020)
- “El coronavirus en China”. YouTube. Archivo de video. https://www.youtube.com/watch?v=Re7XOFerw3U (Consultado el 24 de abril de 2020)
- “In the Age of AI”. YouTube. Archivo de video. 2 de diciembre de 2019. https://www.youtube.com/watch?v=5dZ_lvDgevk
- “La cronología del estallido social de Chile”, Deutsche Welle (2019), https://www.dw.com/es/la-cronolog%C3%ADa-del-estallido-social-de-chile/a-51407726. (Consultado el 24 de abril de 2020)
- “La protección de los derechos humanos durante la crisis del COVID-19”. ONU (2020), https://www.un.org/es/coronavirus/articles/proteger-derechos-humanos-coronavirus (Consultado el 24 de abril de 2020)
- Lee, Kai-Fu, AI Superpowers: China, Silicon Valley, and the New World Order, Houghton Mifflin Harcourt, Boston, 2018.
- McLuhan, Marshall, Understanding Media. The Extensions of Man, The MIT Press, Cambridge, 1994.
- Meyrowitz, Joshua, No Sense of Place: The Impact of Electronic Media on Social Behavior, Oxford University Press, New York, 1985.
- “Pandemic geopolitics. Is China winning?”. The Economist (2020), https://www.economist.com/leaders/2020/04/16/is-china-winning (Consultado el 24 de abril de 2020)
- “Larry Brilliant: TED Prize wish: Help stop the next pandemic”. YouTube. Archivo de video. 16 de enero de 2007. https://www.youtube.com/watch?v=MNhiHf84P9c
- “The world after covid-19. Kishore Mahbubani on the dawn of the Asian century”. The Economist (2020), https://www.economist.com/by-invitation/2020/04/20/kishore-mahbubani-on-the-dawn-of-the-asian-century (Consultado el 24 de abril de 2020)
Notas
[1] Sobre la eficiencia de la respuesta asiática al coronavirus existen artículos periodísticos y que han descrito la situación. Uno de los más relevantes es el del filósofo coreano radicado en Berlín Byung-Chul Han: “La emergencia viral y el mundo de mañana. Byung-Chul Han, el filósofo sudcoreano que piensa desde Berlín”.
[2] Sobre la aplicación de la inteligencia artificial por parte de China una fuente básica es el libro del científico y empresario de la inteligencia artificial Kai-Fu Lee, AI Superpowers: China, Silicon Valley, and the New World Order (2018). También puede consultarse el video de YouTube In the Age of AI (2019), en el que aparece Kai-Fu Lee y se pone mucha atención a sus ideas en incluso se menciona el libro que hemos señalado.
[3] La tercera y la cuarta parte del video In the Age of AI mencionado en la nota de pie de página anterior están dedicadas a los prejuicios o valores, como se prefiera llamarlos, occidentales referentes a la privacidad y los derechos individuales relativos a tal concepto.
[4] McLuhan, Marshall, Understanding Media, ed. cit., p. 57.
[5] El choque tecnológico como choque de patrones morales es un tema central que se desarrolla en el artículo de Carrillo Canán, A. J. L., “El programa de McLuhan en Understanding Media”, de muy reciente aparición en el último número de Reflexiones Marginales, accesible en la web.
[6] McLuhan, Marshall, Understanding Media, ed. cit., p. 300.
[7] Idem.
[8] Idem. Las cursivas al interior de una cita son nuestras a menos que se indique otra cosa.
[9] Por eso “el medio es lo que cuenta” – the medium is the message –, porque reconfigura la subjetividad. Este tema se encuentra tratado extensamente en una serie amplia de artículos de Carrillo Canán, A. J. L. Véase, por ejemplo, “McLuhan y las estructuras de la experiencia. El caso del alfabeto y el espacio euclideano”, en Nuevo Itinerario – Revista de Filosofía, accesible en la red.
[10] Contra lo que pudiera pensarse a primera vista, en las sociedades altamente alfabetizadas tales actitudes dominan incluso en la vida íntima, familiar, entre cónyuges y entre padres e hijos. La simple comparación entre la familia campesina o artesana ya sea tribal o feudal, por un lado, y la familia nuclear moderna, por otro, muestra al individualismo como la forma moral dominante de esta última. Sobre el asunto véase Carrillo Canán, A. J. L., “McLuhan y el rincón de las fresas silvestres”, de próxima aparición. Por su parte, McLuhan se refiere al “(…) cambio que experimenta el hombre tribal cuando se alfabetiza. Prácticamente resulta eliminado todo el sentimiento corporativo y emotivo familiar con su grupo social. Él es libre emocionalmente para separarse de la tribu y convertirse en un individuo civilizado, un hombre de organización visual que tiene actitudes, hábitos y derechos uniformes con todos los demás ciudadanos individuales.” (McLuhan, Marshall, Understanding Media, ed. cit., p. 83)
[11] Ibidem, p. 173.
[12] Ibidem, p. 5.
[13] Al margen de los medios específicos mencionados por McLuhan, el siguiente fragmento es uno de muchos en los que con diferentes expresiones se postula la diferencia de patrones morales correlativos con la tecnología mecánica y con la tecnología eléctrica, respectivamente: “La forma de mosaico de la imagen televisiva demanda participación e involucramiento profundo del ser total, como lo hace el sentido del tacto. La alfabetización, en contraste, al extender el poder visual a la organización uniforme del tiempo y del espacio, psíquica y socialmente, había conferido el poder de la indiferencia y del no involucramiento.” (Ibidem, p. 334)
[14] Ibidem, p. 253.
[15] Para una discusión amplia de esto ver el libro de Carrillo Canán A. J. L., Los “medios eléctricos” y la emotividad. La forma política en el entorno digital, de próxima aparición.
[16] Para una discusión amplia de esto ver el libro de Carrillo Canán A. J. L. Mencionado en la nota anterior.
[17] McLuhan, Marshall, Understanding Media, ed. cit., p. 253.
[18] Ibidem, p. 79.
[19] Ibidem, p. 4.
[20] Ibidem, p. 173.
[21] Ibidem, p. 4.
[22] Ibidem, p. 47.
[23] Ibidem, p. 16.
[24] Ibidem, p. 5.
[25] Sobre esto véase el libro de J. Meyrowitz No Sense of Place (1985).
[26] McLuhan, Marshall, Understanding Media, ed. cit., p. 5.
[27] Véase el ya mencionado libro de Carrillo Canán A. J. L., Los “medios eléctricos” y la emotividad. La forma política en el entorno digital, de próxima aparición.
[28] Respecto del caso chileno véase “La cronología del estallido social de Chile”, Deutsche Welle, https://www.dw.com/es/la-cronolog%C3%ADa-del-estallido-social-de-chile/a-51407726. (Consultado el 24 de abril de 2020)
[29] McLuhan, Marshall, Understanding Media, ed. cit., p. 301.
[30] Idem.
[31] Idem.
[32] Véase: “Así como la imprenta gritaba por el nacionalismo, así grita el radio por el tribalismo.” Ibidem, p. 49 Respecto de los árabes, el tribalismo y el radio véase Ibidem, p. 215.
[33] Un caso claro del partisanismo en su versión identitaria fue el movimiento feminista del 8 de marzo pasado, particularmente en España, donde con el coronavirus ya activo ampliamente en Italia, pero también ya presente en España, las feministas hicieron su congregación callejera anual tradicional, de lo cual resultó ya un número indefinido de infectados por el covid-19.
[34] Véase: “(…) el destino de (…) la interdependencia es más terrible para el hombre occidental que el destino de (…) la independencia para el hombre tribal.” (Ibidem, p. 51)
[35] Ibidem, p. 228.
[36] Ibidem, p. 136.
[37] Ibidem, p. 96.
[38] Ibidem, p. 16.
[39] Véase: “La alfabetización crea clases de gente mucho más simples que aquellas que se desarrollaron en la red de las sociedades tribales y orales típicas, ya que el hombre fragmentado [por la alfabetización en tanto fragmentación del habla y de los patrones mentales] creó el mundo occidental homogeneizado, mientras que las sociedades orales están constituidas por gente diferenciada (…) por sus mezclas emocionales únicas. El mundo interior del hombre oral es una maraña de emociones y sentimientos complejos que el hombre occidental erosionó o suprimió dentro de sí mismo hace mucho en aras de la eficiencia y la practicidad.” (Ibidem, p. 52)
[40] Ibidem, p. 16.
[41] Ibidem, p. 50.
[42] Idem.
[43] Ibidem, p. 111.
[44] Ibidem, p. 301.
[45] Ibidem, p. 17.
[46] Ibidem, p. 24.
[47] Idem.
[48] Ibidem, p. 83.
[49] Ibidem, p. 84.
[50] Para la discusión detallada de estos asuntos por McLuhan, véanse los capítulos 8 y 9 de UM, dedicados al habla y a la escritura, respectivamente.
[51] Ibidem, p. 136.
[52] Ibidem, p. 84.
[53] Ibidem, p. 88.
[54] Ibidem, p. 83.
[55] Ibidem, p. 27.
[56] Por supuesto el artículo es accesible en la red, bajo el título “Kishore Mahbubani on de dawn of the Asian century.”
[57] McLuhan, Marshall, Understanding Media, ed. cit., p. 185.
[58] Idem.
[59] TED. “Larry Brilliant: TED Prize wish: Help stop the next pandemic”. YouTube. Archivo de video. 16 de enero de 2007. https://www.youtube.com/watch?v=MNhiHf84P9c
[60] Técnicamente expresado, se trata de una unidad en línea de monitoreo y análisis multilingüístico.
[61] Ver Brewster, Murray, “Inside Canada’s frayed pandemic early warning system and its COVID-19 response”. CBC News (2020), https://www.cbc.ca/news/politics/covid19-pandemic-early-warning-1.5537925 (Consultado el 24 de abril de 2020)
[62] Por ejemplo la ONU, “La protección de los derechos humanos durante la crisis del COVID-19”. ONU (2020), https://www.un.org/es/coronavirus/articles/proteger-derechos-humanos-coronavirus (Consultado el 24 de abril de 2020) y antes la Deutsche Welle, “El coronavirus en China”. YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=Re7XOFerw3U (Consultado el 24 de abril de 2020)