Revista de filosofía

Heidegger y el mito de la conspiración mundial de los judíos

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PORTADA: Peter Trawny, Heidegger y el mito de la conspiración mundial de los judíos, Barcelona, Herder, 2015. 

¿Es Martín Heidegger un antisemita? Esa es la pregunta que, a raíz de la publicación de los cuadernos negros, ha puesto en tela de juicio el pensamiento, la postura política e incluso de la figura de Martin Heidegger.

Peter Trawny, editor de los cuadernos negros y fundador del Instituto Martin Heidegger, en el texto Heidegger y el mito de la conspiración mundial contra los judíos publicado por Herder pretende desarrollar una sensibilidad particular ante el concepto de antisemita e invita a plantearse el antisemitismo de Heidegger desde una postura filosófica basado en la historia del ser.

Al empezar el texto, lo primero que Trawny nos aclara es que el resguardo de los cuadernos negros demuestra que Heidegger tenía una opinión pública, representada en toda su teoría filosófica y una opinión privada, que era su postura política. Esto es importante porque gran parte de su postura política está plasmada en los cuadernos negros, textos que fueron de corte privado hasta hace unos años; sin embargo, esto no representa una separación de su teoría filosófica: «Todo lo que unía a Heidegger con el nacionalsocialismo procede de la narrativa del «primer comienzo» en los griegos y del «segundo comienzo»en los alemanes. Esta narración constituye el fundamento de que Heidegger aplaudiera la «Revolución nacional» y se pusiera a su servicio. Lo unía a ella un «nacionalsocialismo intelectual», que pronto distinguió del «nacionalsocialismo vulgar».[1]

Como se ve en la cita anterior, el antisemitismo del filósofo de la selva negra es intelectual por lo que en el cuerpo del texto Peter Trawny abordará este antisemitismo de tres maneras, a saber: desde la historia de Occidente, desde el concepto de raza y el judaísmo como una pregunta metafísica. No obstante, todos convergen en lo mismo: el antisemitismo basado en la historia del Ser no se trata de hablar de una fórmula teórica refinada, sino que se refiere a ciertas formas ya conocidas del pensamiento Heideggeriano que son interpretadas filosóficamente en relación al conflicto entre judíos y el nacionalsocialismo.

El tipo de antisemitismo –bajo el cual hay que mirar a Heidegger– que nos propone Trawny parte del análisis de la metafísica de Occidente y como ésta llevó a un pensamiento calculador. Es decir, el descuido por la pregunta por el Ser va contra la esencia de la metafísica, y, en consecuencia, esto llevó a una producción sistemática capaz de determinar la historia. Dentro del pensamiento calculador el concepto de raza es importante pues de acuerdo al pensamiento heideggeriano la «raza» no viene de la vida misma sino de apoderarse de la vida mediante la producción sistematizada. Así pues los judíos viven bajo el concepto de «raza». La «raza» elimina o erradica lo racial en los pueblos y lo ajusta a la erección del ente (fabricado) y a la autoeliminación de los pueblos, es decir, la vida basada en la producción sistematizada lleva a la pérdida de la historia, o sea, la pérdida del ámbito de decisión para el Ser. Por tanto, el judaísmo mundial no se trata de una cuestión racial sino de una pregunta metafísica por el tipo de humanidad que pueda asumir la tarea de la historia universal en la tierra; para Heidegger, la tierra es la radicación en el paisaje, diferente para cada pueblo en cuestión, en este sentido el paisaje alemán es sólo para los alemanes. La falta de tierra y mundo para los judíos se ha dado por la producción en masa que lleva al cálculo como actividad determinante del mundo, no a la historia.

A lo largo de la lectura de Heidegger y el mito de la conspiración mundial de los judíos, el lector advertirá que los elementos como la raza, el pensamiento calculador y la falta de mundo devienen en un antisemitismo que apunta a un tipo de judío; al “judío usurero”: «El judío aparece como el sujeto dominado por la «producción sistemática», que calcula sin mundo, que calculando se ha «proporcionado alojamiento en el “espíritu”». En este sentido, sin duda habrá de considerarse este «alojamiento» como la diana estricta del «ataque» de Heidegger».[2]

De acuerdo con Trawny, la raza debería entenderse como pertenecía al pueblo; el pensamiento racial es igual a la consecuencia de la producción sistematizada, por tanto, si los judíos que han vivido así: viven según el principio de raza. La raza procede de la vida misma, la vida acontece sin ennoblecer a una raza en particular. Según lo expuesto en este libro Heidegger no rechaza el pensamiento de raza sino su absolutización. A título personal, sostengo que la lectura de este libro invita a plantearse que la lucha entre judíos y nacionalsocialistas es un combate por la historia llevada acabo por motivos raciales.

 

Notas

[1] Cfr. Trawny, P., Heidegger y el mito de la conspiración mundial de los judíos, Barcelona, Herder, 2015, p. 34.
[2] Cfr. Ibídem, p. 46.