Revista de filosofía

Resistir: arte de quitar poder a lo imperativo. Reflexiones sobre armarse de cuerpo/a y accionar autonomía

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Resistir: arte de quitar poder a lo imperativo.  Reflexiones sobre armarse de cuerpo/a y accionar autonomía

FOTOGRAFÍA DE BEN ZANK

 

Un virus es de-liberado.

La humanidad en el mundo entero se concentra en el terror de ser una masa vulnerable bajo el imperio del Hombre y sus decisiones.
Los cuerpos debilitados y enajenados se retrotraen de la revuelta en la que se encontraron antes.

 

El Hombre y sus códigos despojando la vida de la Tierra.

 

Resumen                                                                                                                                              

El texto es una reflexión sobre los cuerpos humanos, cautivos del sistema de control del Hombre y sus Ideas globalizantes en Latinoamérica. Describe la rekuperación de la cualidad animal como ejercicio de reapropiación de las cuerpas y la activación de una cultura que resiste a lo imperativo, componiendo sus códigos desde el contacto entre cuerpos y el territorio que habitan, fracturando los esquemas/patrones/conductos que ordenan la estructura piramidal en que las clasifican. Antes de acabar, conjura propagación de creación en las calles (naturaleza urbana), ruptura de códigos de domesticación (sometimiento) y transformación del Estado de la materia (cuerpo).

 Palabras clave: humano animal, patrón, cuerpos cautivos, reapropiación del cuerpo, contacto, acción.

 

Abstract

The text it’s a reflection on the human body, captive of the Man control system and his globalizing Ideas in Latin America. It describes the retrieval of animal quality as an exercise of re-appropriation of the body and the activation of a culture that resist the mandatory, creating their codes from the contact between bodies and the territory that they inhabit, breaking the schemes/patterns/conducts that order the pyramidal structure in witch they are classified. Before it ends it conjugates the propagation of creation in the streets (urban nature), the breaking of domestications codes (submission) and transformation of the state of matter (body).

Keywords: human animal, pattern, captive bodies, re-appropriation of the body, contact, action.

 

Patrón: Amo y señor. Modelo de orden y repetición

 

El neoliberalismo en Latinoamérica articula sus métodos obstruyendo la movilidad de las cuerpas[1] y aplicando condicionamientos rigurosos ejecutados por medio de sus leyes y sus normalidades, custodiando con sus fuerzas armadas (y desalmadas) el cumplimiento de sus normas/formas y controlando su orden con la aplicación de prácticas neofascistas de represión y amedrentamiento. Se experimenta a diario la persecución y la matanza, el miedo y el silencio, la impunidad y la injusticia.

 

El Hombre se encarga de reducir el esfuerzo de su cuerpo y saciar sus necesidades con el esfuerzo de otros cuerpas, debilitando sus propias carnes y también debilitando y fatigando las carnes de los otros. Unos y otros cuerpos pierden calidad y cualidades en sus movimientos. Los otros cuerpos, cautivos del sistema de control instaurado en las tierras que habitan (o deshabitan), son forzados a moverse en las estructuras impuestas y a obedecer a las lógicas de esas razones, ya asimiladas por medio del sometimiento y la subalternidad.[2] Privados de vivir una vida ecosistémica y prisioneros de una estructura piramidal.

 

Crear nuevas condiciones y maneras de establecer contacto entre las cuerpas y el territorio, podría romper esos esquemas/patrones/conductos y empujar a rekuperar[3] la animalidad arrebatada para retornar a éstas como la expresión material[4] del ser que contacta con el ambiente y sus partes, accionando sensaciones, afectos, libre movimiento y libre expresión.
Creando y activando autonomía; negándose a asimilar el orden injusto de las cosas.[5]

 

Contacto: Dejarse tocar y contactar

 

Apelar al contacto en la búsqueda de soltar la razón, la idea, el conocimiento recibido de experiencias ajenas, y ejercitar los sentidos más allá de la visión, entrenando la percepción y el instinto. Según Clarisa Pinkola Estés,[6] la idea del instinto se puede valorar positivamente como un algo interior que, mezclado con la premeditación y la conciencia, guía a los seres humanos hacia una conducta integral. La autora habla sobre la pérdida de lo salvaje en la mujer, producto de la domesticación y la sumisión de su cuerpo y su conducta, lo que se materializa en la pérdida del instinto y de su particularidad salvaje. La traigo al texto, apelando a la domesticación ejercida sobre los cuerpos humanos en general y a través de la conducción con formas/normas de los sistemas de poder impuestos. Ya sea en las formas/normas de sexo, género, clases, raza o la que sea de la que haya que liberarse para rekuperar la fiereza arrebatada y, con ella, la cualidad salvaje y animal de las cuerpas. Siguiendo esta línea, ¿cómo romper la rigidez? ¿cómo confiar en el instinto y en otros códigos construidos a lo largo de los tiempos para desestructurar esos sistemas y poner en acción éstos? ¿Cómo activar la propia movilidad si la comodidad y el mínimo esfuerzo fueron instaurados como beneficios y ganancias de la producción y el trabajo capitalizado?

 

La propuesta es comenzar por re-conocer que las cuerpas y sus expresiones son la materia de la existencia humana-animal. Los preceptos asimilados por la carne, responden a siglos de sometimiento y violaciones cometidas por el Hombre, sus creencias, sus ideologías y su pretensión de trascender en la Historia, perpetuando sus códigos y formas/normas globalizantes.[7] Entendiendo la violación desde la óptica de Rita Segato que se refiere a ésta como el uso y abuso del cuerpo del otro, sin que éste participe con intensión o voluntad comparables .Lo que profundiza a lo largo de su obra, atribuyéndole un carácter de mandato de dominación que mediante el control de los cuerpos, reafirma el poder ejercido y, por tanto, lo hace un imperativo estructural.  La re-apropiación de las cuerpas, entonces, lleva a definirlas desde las diferencias y disidencias de cada quien, e incita a rekuperar la fiereza arrebatada durante la domesticación.[8]

 

FOTOGRAFIA DE BEN ZANK

 

Libres de preceptos y asertos introducidos por costumbres y hábitos impuestos conducidos por el poder que las somete, las cuerpas expresan con autenticidad lo que sienten en el contexto en que se encuentran. Confiar en ellas y sus experiencias para activar la sensación de que sabrán reaccionar a obstáculos y dificultades del entorno que transitan. Con la noción de cuerpa como un territorio donde quien la habita da sentido y razón a sus acciones, retornando a su destreza animal, despertando la fiereza del instinto que nutre sabiduría y acciona autonomía.

 

Contactar la propia carne y ésta con otras materias, supone el despertar sensitivo que afecta la percepción, la propiocepción y la conexión con otras cuerpas. Al respecto, Silvia Rivera Cusicanqui afirma que la descolonización de la mirada consistiría en liberar la visualización de las ataduras del lenguaje, y en reactualizar la memoria de la experiencia como un todo indisoluble, en el que se funden los sentidos corporales y mentales.[9] Si bien lo dicho por Rivera hace referencia a un ejercicio de visualización que propone a sus estudiantes, viene al caso mencionarla por la claridad con la que expresa la opresión que imprime el lenguaje en las formas de significar los cuerpos y su experiencia. Aborda así, la alegoría como una narrativa secuencial de sensaciones diversas que no necesitan una trama lógica, lo que, para ser interpretado, debe considerar el acontecer actual del momento vivido.

 

Acción: Del dicho al hecho. De la palabra a la acción

 

El desarme de lo establecido augura caos y destrucción a la buena vida, vestida de comodidad y desarrollo. Convoca entonces, la austeridad y el esfuerzo, la sencillez y la cooperatividad, la confianza y el contacto.

Desarmar y armarse.

 

Los humanos[10] pueden aprender como las fieras, y cambiar los códigos del Hombre, desarraigando sus prácticas y desobedeciendo sus mandatos.

 

De los escombros y las cenizas de los monstruos, saldrán armas y herramientas para crear.

Salir de la máquina de líneas rectas, renunciar al capital y a la capital.
Rekuperar las cuerpas y okuparlas.

 

Dejar de ser extranjeros en territorio usurpado/devastado y habitar la cuerpa y el territorio, atendiendo y contactando su materia. Aniquilar la riqueza y la acumulación. La muerte viene y tras ella ni dios ni el diablo serán anfitrión.

 

Reconocer el patriarcado como la cárcel principal e identificar en otras estructuras su forma sucursal.  Desconocer sus Ideas y sus Agencias. Desconocer sus Lógicas (y hasta su orto-grafía) impuestas a sangre y hormigón sobre las que había. Otros ritmos habitan la tierra en esta geografía, otros tiempos transcurren en esta lejanía.

 

Las cuerpas despojadas de artilugios, dejan de ser objeto de la máquina productiva para volverse sujetas de creación. Recogen materia y re-ciclan. Se re-conocen, liberan y construyen de lo venido abajo con lo que la oralidad trajo. Cuerpas resilientes que re-cogen del contexto y hurgan la necesidad de lo simple. Auténtico. Multidimensional. Animal.

 

Renuncia a la suprema intelectualidad y retorno a lo primitivo de la forma, de la materia concreta: la funcionalidad de los dedos, de las piernas, de la cadera, de la columna que se flecta.

Una cuerpa sincera y biológicamente consecuente.

 

Desarmar lo establecido y armar lo acontecido

 

Cerrando esta reflexión, sostengo que las cuerpas cautivas encuentran formas creativas de derribar el establecimiento de las normas/formas y crear códigos indescifrables para los estudiosos. Las cuerpas cautivas habitan la calle, transitan la ciudad, observan la urbe. Se desenvuelven en su hábitat y conocen, en experiencia, el comportamiento de ésta.

 

Allí/aquí, presentes, se encuentran. La calle es la naturaleza urbana y la cuerpa humana, la animalidad presente. Cuerpas atentas y dispuestas transitando la calle. Animales-humanos desplazándose con presencia.

 

En la calle ocurre el encuentro, a pesar de la persecución y la matanza, el miedo y el silencio, la impunidad y la injusticia. En las calles ocurre la acción: la ruptura del cotidiano, el desajuste del establecimiento, la fractura de las costumbres.

 

La precariedad del encuentro callejero convoca a la austeridad y el esfuerzo, la sencillez y la cooperatividad, la confianza y el contacto. Allí/aquí ocurre el re-conocimiento, en vivo y en directo, sin mediar virtuosismos ni virtualidades. Se encuentran las particularidades, se disponen en relación de afinidades, capacidades y habilidades, organizándose y movilizando acción directa. Ya a fines de siglo XIX Voltairine de Cleyre hablaba de acción directa y afirmaba que: “Cada persona que alguna vez haya pensado que tenía el derecho de expresarse, y valientemente hubiese procedido a hacerlo, solitariamente o junto con otros que compartiesen sus convicciones, ha sido practicante de la Acción Directa”.[11] —A lo que agrega— “Cada persona que alguna vez haya planeado hacer alguna cosa, y fue y la hizo, o que haya presentado un plan a los demás y ganado su cooperación para hacerla con ellos, sin tener que dirigirse a autoridades exteriores a pedirles que por favor la hicieran por ellos, ha sido practicante de la acción directa. Todos los experimentos cooperativos son esencialmente, acción directa”.[12]

 

FOTOGRAFIA DE BEN ZANK

Crear desde la precariedad, desmoldar el sistema y eclosionar. Accionar desde la intimidad de ser cuerpa a lo público del territorio local.

Resistir a la globalidad y al egoísmo transgrediendo lo imperativo. Descubrir la sensación y el contacto acogiendo lo incierto.

 

Autogestionar los recursos para componer la nueva obra, desde la precariedad como el espacio creativo libre y contingente, que expresa y materializa la interdisciplinariedad de la acción humana-animal.[13]

 

Acabar con el patrón que hace repetir una y otra vez una misma actividad.

Fracturar la cotidianidad y sorprender a la rutina con acción, activando la transformación del estado de la materia.

 

¿Qué materia?

Las cuerpas

 

¿Qué Estado?

El modo de estar (sometimiento) de las cuerpas (sujetas del cambio).

 

  Bibliografía

  1.  Butler, Judith, Cuerpos que Importan: Sobre los Límites Materiales y Discursivos, Paidós, Buenos Aires, 2002.
  2. De Cleyre, Voltairine, Acción Directa, La Neurosis o Las Barricadas, Madrid, 2013.
  3. Galindo, María, “Mujeres Creando: el neoliberalismo ha tomado la cuota de las mujeres como biológica, no ideológica”, en Artishock (https://artishockrevista.com/2017/09/28/mujeres-creando-entrevista/), consultado el 26 de febrero de 2020.
  4. Neira, Ely, “Entrevista a Silvia Rivera Cusicanqui: Concibo al arte como camino de conocimiento”, en Escaner Cultural (http://revista.escaner.cl/node/8215), consultado el 3 de marzo de 2020.
  5. Pínkola Estés, Clarissa, Mujeres que corren con los lobos, Sine Cua Non, Santiago de Chile, 2002.
  6. Rivera Cusicanqui, Silvia, et al (Comps.), Debates Post Coloniales: Una Introducción a los Estudios de la Subalternidad, Editorial historias- SEPHIS , La Paz, 1997.
  7. _____________________Sociología de la Imagen: miradas chixi desde la historia andina, Tinta Limón, Buenos Aires, 2015.
  8. Segato, Rita, Las Estructuras Elementales de la Violencia, Prometeo Libros, Quilmes, 2003.

 

Notas

[1] Okupo la palabra cuerpa para distinguirla de cuerpo al cual identifico como domesticado. Cuerpa en el texto sustituye a cuerpx que, por costumbres, queda excluida/o del lenguaje y refiere a un ser humano/a que transgrede las normatividades que definen su materia.
[2] Oigo de Silvia Rivera Cusicanqui. La encuentro repetidas veces en mi curiosidad. Me llama la atención la elocuencia con la que describe el champurrismo que somos. La leo y siento. Habla de la permanente lucha entre lo indio y lo europeo y se toma de la experiencia para describir ideas y deconstruir conceptos desde su propia mixtura. Su sociología es un cuento irreverente de lo que somos. A través de ella llego a la idea de subalternidad y la cito en el presente texto para contextualizar la lucha anticolonial indisciplinada que, en esta geografía, se respira, se conversa, se camina.
[3] Como ocurre con la categoría okupar, rekuperar, con k, refleja una voluntad de transgredir las normas/formas correctas del lenguaje, es una acción política, una intervención del lenguaje, del habla y también de los espacios. Si la idea de lo okupa implica una re apropiación de los espacios, la idea de rekuperar es una radicalización de la intervención del lenguaje, no hacerlo propio, sino volverlo común.
[4] Si bien no abordo el sexo ni el género como especificidades de las cuerpas, reconozco que la normatividad o heteronormatividad, que indaga Judith Butler, como constructo de identidad de la materialidad, es precisamente una forma de esquema/patrón/conducto que amerita ser fracturada por las cuerpas para su reapropiación y transformación.
[5] Parafraseo a Ely Neira, que describió así la actitud desobediente de su maestra que fracturó lo impuesto para aproximarse, junto a sus estudiantes, a la obra que era objeto de su atención y aprendizaje: Negándose a asimilar el orden injusto de las cosas.
[6]  Clarissa Pinkola, Mujeres que corren con los lobos, ed. cit.
[7] Rita Segato, Las Estructuras elementales de la Violencia, ed., cit., p 22.
[8] Clarissa Pinkola Estés define fiera como un animal que antaño fue salvaje, que posteriormente fue domesticado y que ha vuelto a su estado natural o indómito, Op. Cit., p 231.
[9] Silvia Rivera Cusicanqui, Sociología de la Imagen, ed., cit., pp. 23.
Dice también que esta conciencia o sensibilidad permitirá extraer de los microespacios de la vida diaria, de las historias acontecidas y que acontecen ahora mismo, aquellas metáforas y alegorías que conecten nuestra mirada sobre los hechos con las miradas de las otras personas y colectividades, para construir esa alegoría colectiva que quizás sea la acción política.
[10] Refiere a las/os humanas/os.
[11] Voltairine de Cleyre, Acción directa, ed. cit., p. 4.
[12]  Idem.
[13] Como expresa María Galindo de Mujeres Creando: nosotras manejamos la creatividad como un instrumento de lucha, ya que la creatividad es un valor universal que está presente en la sociedad, en todas y en todos.